Capítulo 12

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Dasha


Miedo

No había hecho frente al significado de esa palabra, nunca lo había tenido presente hasta esa noche. No sabía si lo que estaba sintiendo era igualable a ello, pero la sensación de angustia estaba ahí, ese sentimiento de desconfianza que me impulsaba a creer que la reunión saldría mal, que el peligro estaba presente, que todo dependía de una sola persona, de mí.

Apenas le había dedicado tiempo a pensar qué pasaría si las cosas no fuesen como lo previsto y justo en el momento menos indicado, cuando justamente esos pensamientos no debían estar, aparecían y esa emoción me invadía por primera vez. No temía a Mason, temía fracasar, temía que por mi culpa mi madre acabase bajo tierra, temía que sufriera porque ella no tenía nada que ver con esto, apenas me importaba lo que me pudiera pasar a mí.

—Todavía no ha llegado—me informó mi padre por el pinganillo—. Pasad y actuad normal, como si hubierais ido por la obra.

La sala estaba repleta de personas trajeadas y elegantes que charlaban, entre ellos los bailarines y bailarinas de la obra que en ese momento eran el centro de atención. La habitación era muy grande, una inmensa lámpara de cristal colgaba del techo, las paredes eran blancas decoradas con motivos vegetales y alguna que otra columna, y al fondo había una pequeña banda que tocaba música clásica.

—Estad atentos—dijo Nicolay.

Damien y yo nos miramos.

—¿Quieres bailar?—Me extendió la mano.

—Sí—le respondí y dejé que me llevará hasta el centro del salón.

Si bailábamos ambos estábamos en movimiento y así era mejor controlar todo lo que pasaba en la sala, aunque contáramos con los ojos de Nicolay y mi padre debíamos estar atentos.

Damien posó sus manos sobre mi cintura y yo las mías alrededor de su cuello, aquella era la primera vez que ambos nos tocábamos sin forcejear, sin peleas y sin tener esa mezcla de sentimientos de odio y atracción el uno hacia el otro. Sus manos me agarraron con cuidado y no con la fuerza con la que lo solían hacerlo para inmovilizarme, sentí como algo se removía en mi estómago pero lo ignoré, no era momento para sentimientos.

Nos comenzamos a mover con el ritmo lento de la música, disimulábamos mirándonos pero nuestros ojos estaban puestos en todos lados menos en nosotros.

—¿Lo ves?—le pregunté en un giro mientras él miraba hacia la entrada.

—Todavía no.

Me acerqué a su rostro para luego dirigir mis ojos hacia una esquina donde me encontré con la mirada de Igor puesta en nosotros. Me levantó la copa que tenía entre sus manos y se la llevó a los labios, algo en su mirada me extrañó, se le veía expectante, como si supiese que esperábamos a alguien.

Noté como Damien se tensaba bajo mis manos.

—Está allí—dijo Nicolay.

Damien me giró quedándose de espaldas a la puerta para que pudiera verlo, ese hijo de puta llevaba una sonrisa inmensa en la cara mientras me dedicaba una mirada fija. Mi interior comenzó a arder con un odio más intenso que cualquier otro que hubiera sentido nunca. Lo seguí con la mirada, iba acompañado de dos guardaespaldas, llegó a una puerta y antes de pasar me miró para darme a entender que lo siguiéramos.

—Vamos—le susurré a Damien al oído.

—Solovióv, Vasíliev con ellos—ordenó Nicolay e inmediatamente dos hombres vestidos de traje se colocaron detrás de nosotros.

La Rusalka RojaTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon