No por cualquier mujer, pensé, solo por Karma.

Me inquietó la certeza interna de que la respuesta fuera sí, pero solo me encogí de hombros sin mirar a mi papá. ¿Estaría Karma dispuesta a sacrificar todo por mí? Lo dudaba porque había sido muy firme cuando me habló de la inevitabilidad de su vida como estaba ahora. Ella estaba demasiado resignada como para al menos pedirle que lo considerase con seriedad.

De repente me di cuenta de que, si bien yo lanzaría toda mi vida por ella sin pensar en consecuencias, no podía hacer mucho si ella no hacía lo mismo y era egoísta de mi parte exigirle que lo hiciera. No la culpaba tampoco porque pedirle renunciar a su realidad no era ni de cerca lo mismo que pedirle una relación a escondidas y vaya que fue complejo llegar al menos a eso.

El difuso plan de robarme a Karma me duró los diez minutos que estuve hablando con papá al respecto, pero tuve que admitir que esa posibilidad era demasiado remota e ilusa como para siquiera considerarla. Era más factible convencer al señor Blair de que yo amaba a Karma tanto como Ray nunca lo haría y que por ende yo le convenía más a su hija bruja... y eso era imposible.

Ante la espera de mi padre por una respuesta, carraspeé, intentando fingir una risa cómoda entre ambos.

—No, claro que no.

Supuse que quizás decirlo en voz alta haría que la idea se fuera de mi pensamiento. No quería las malditas esperanzas porque no tenían motivo alguno. Eran tiros a ciegas que no darían a nada... además esa era la respuesta que mi padre esperaba de su joven hijo con un pasajero enamoramiento. Él como adulto no tomaría jamás en serio la idea de que yo amara tanto a Karma que no quisiera una vida sin ella; era algo exagerado incluso en las mismas paredes de mi cerebro... aunque real en los latidos de mi corazón.

—Ya ves —dijo, alegre de "solucionar mis dudas" y me di cuenta de que el darme su idea de robarme a Karma solo era para que sonara tan absurda en mi cabeza que dejara pasar mi drama juvenil—. En la vida de todo hombre hay, hubo o habrá una mujer imposible, puede que Karma sea la tuya, no le des tantas vueltas al asunto.

De nuevo forcé una sonrisa, terminando con mi comida y levantándome de la mesa como si nada se hubiera dicho.

—Gracias, pa, tienes razón.

Le restó importancia moviendo su mano y se quedó comiendo solo.

☆☆☆☆☆

El viernes siguiente estaba emocionado de que el fin de semana llegase. No haría nada especial, pero esa semana había sido pesada entre las clases de inglés de la señora Brown y dos entrenamientos extras en voleibol. Me sentía cansado como un abuelo y la idea de dormir el sábado hasta mediodía me ponía contento. Solo debía sobrevivir a las clases de ese viernes y sería libre.

Me duché con agua fría en un intento de darme ánimos, la temperatura helada me terminó de espabilar; me logré convencer de que sería un buen día porque le iba a pedir a Karma que pasara el sábado a mi casa a cenar porque mi papá estuvo de acuerdo, ella le agradaba y fue él quien lo propuso. Nuestras cenas de sábado se reducían a comida chatarra en la sala, pero quería compartir eso con ella; me emocionaba y esperaba que Ray pudiera cubrirla.

Salí de mi baño con la toalla aferrada a la cintura y me quedé sin aliento al ver a Karma junto a la ventana abierta, medio recostada contra esa parte de pared y observándome con una gran sonrisa. Dios, ¿era sano amarla tanto?

—Nunca me voy a acostumbrar a eso de que aparezcas de la nada —dije.

—Es más emocionante que enviar un mensaje avisando que vendré.

Karma de Estrellas  •TERMINADA•जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें