Capítulo XXXI

41 15 1
                                    

Los dos estaban boquiabiertos de ver a aquel sacerdote. 

-¡es usted! -. Dijo Juan sorprendido -usted fue quién habló conmigo por teléfono. 

-así es. Juan, Berger, es para mí un gusto tenerlos frente a mí -dijo con asento francés. 

-¡oh por favor, el gusto es todo nuestro! -dijo Berger con humildad. 

El hombre canoso miró a su alrededor. 

-¡han hecho un maravilloso trabajo la iglesia se ve hermosa! 

-en realidad nos ayudaron unos frailes con la limpieza del lugar, es una larga historia, pero pase ¿gusta algo de beber? -le ofreció Juan 

-oh no, gracias, aquí está bien que conversemos. 

Los tres se sentaron en las primeras bancas de la iglesia, el templo se encontraba totalmente vacío,  nada más que estos tres sacerdotes se encontraban allí. 

El padre Jouët comenzó diciendo:

-seguramente se preguntarán porque los he llamado y enviado las cartas, les daré la respuesta. He visto en ustedes algo que pocos sacerdotes en el mundo tienen, y eso es una profunda devoción por las almas del purgatorio, la luz que veo en ustedes no se compara con ninguna otra, he recorrido el mundo en busca de los mejores sacerdotes para que cuiden de mi querida parroquia, y aún no creo que ustedes estén aquí, muchas gracias. 

-¿ésta es su parroquia? -preguntó Juan

-así, es. He estado muchos años aquí, pero al ser misionero, tuve que dejarla por largos años. 

-aún no comprendo como supo de nosotros -profirió Berger 

-como les dije, he viajado por todo el mundo, y sin que ustedes lo sepan, los he observado. Esta iglesia es muy especial, y requería de unos excelentes sacerdotes como ustedes. Averigüé todo sobre ustedes, y aquí están. Hoy vine a darles un regalo -dijo mientras sacaba dos pequeñas cruces de madera de bajo de su sotana. 

Los jóvenes sacerdotes se miraron entre sí, un tanto confundidos. Se preguntaban ¿en que momento de sus vidas este sacerdote los observó sin que repararan en ello? 

El padre Jouët les entregó a cada uno, las pequeñas cruces. 

-éstas son hechas de la Vera Cruz, son auténticas, no importa que pueda pasarles, estas cruces los protegerán de todo. Sé que seguramente ya tuvieron apariciones de almas del purgatorio, algunas de ellas, precisamente las que se encuentran en un nivel muy bajo del purgatorio, los querrán lastimar. No teman nunca, ellas se comportan así porque se encuentran desesperadas, necesitan sus rezos y su ayuda, siempre que tengan la Vera Cruz con ustedes, estarán protegidos y podrán ayudarlas sin problemas. 

-si, tuvimos muchas apariciones, a veces me dan mucho miedo, pero siento que tengo que seguir ayudándolas. 

-y lo haces muy bien Juan, ambos lo están haciendo muy bien, sé que son muy fuertes y ustedes, con la ayuda de Dios, saldrán victoriosos -habló Jouët tranquilo. 

Ambos jóvenes besaron sus pequeñas reliquias. Y las apretaron sobre sus pechos. 

-Padre Jouët, necesitamos un guía espiritual, ¿podría usted venir al menos una vez por semana a confesarnos? No tenemos a nadie y lo necesitamos urgentemente -preguntó Juan casi con desespero. 

-claro sí, me tendrán aquí todos los domingos al mediodía para que los pueda confesar. 

-necesitamos saber que fue del antiguo párroco que estuvo antes de nosotros. Al parecer fue un sacerdote inglés, pero no sabemos mucho más que eso. ¿Sabe usted dónde lo podemos encontrar?  -preguntó Berger

El hombre pensó por algunos segundos. 

-verán, hace muchos años que no he venido por aquí, la vez que he estado, la iglesia ya estaba deshabitada. Por eso me propuse llamarlos. Pero si necesitan averiguar con detalle quién ha estado aquí, deben ir a las oficinas del Vaticano, allí encontrarán las respuestas que necesitan. 

-¡muy bien, así lo haremos! -dijo Berger firmemente. 

Juan no perdió la oportunidad, y le preguntó

-padre Jouët ¿qué es ese sótano que se encuentra a mitad del pasillo? Desde que llegamos, se encuentra enrejado y cerrado, aun no nos atevimos a bajar. 

-se trata de unas pequeñas catacumbas, allí eran depositados los restos mortales de algunos párrocos, monjes y abades de un monasterio cercano -les contestó

-a veces, sobre todo de madrugada o de tarde, se oyen monjes cantando el "attende domine", pensé que quizás alguien de otro lugar, un monasterio tal vez, tenía acceso ahí desde otro lugar. 

-de hecho es así, pero eso fue hace muchísimos años, hoy ese monasterio ya no existe, se ha demolido en los años 70s. Con respecto a sus cantos… tiene lógica, el attende domine es una oración de pedido de ayuda a Dios, es un llamado a su misericordia, a su atención. Es probable que se trate de almas del purgatorio, oren por ellos, si pueden bajar allí y dar una misa será mucho mejor aún. 

Los jóvenes se miraron denuevo entre sí, la idea de bajar y dar una misa en esas catacumbas, era escalofriante, sobretodo porque estarían rodeados de tumbas y seguramente, alguna que otra alma purgante se haría presente en el momento en que se oficiara la misa. 

Igualmente ambos sacerdotes no se negaron a aquella petición del padre Jouët. 

Luego de que ambos se confesaran con el padre, se despidieron de él, prometiendo volver a verse la próxima semana. 

Ya no había vuelta atrás, estaban decididos a ir hasta las oficinas del Vaticano y sacar sus dudas, allí seguramente encontrarían las respuestas a sus preguntas, o quizás, algo mucho más que eso. 

El tercer lugar [Terror]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora