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Alguien gritaba mi nombre, pero no podía entender nada más de lo que decía. De la nada unas manos tibias acariciaron mi rostro, quitando la nieve que se había acumulado sobre esta. Intente abrir mis ojos para reconocer a quien estaba frente a mí, pero mi cuerpo había excedido sus capacidades y solo veía una gran sombra frente a mí.

Las caricias en mis mejillas eran suaves y no quería que pararan. La sombra seguía hablando, pero no entendía del todo lo que decía. Sorpresivamente dejo un beso en mi cabeza y luego me levanto en brazos, me acurruque en su calor y en una inspiración el olor, ya bastante suave debido a la nieve, a alfa tranquilizo a mi omega y entre sus cálidos brazos volví a perder la conciencia.

La próxima vez que me desperté, había unas manos que trataban de desvestirme. La nieve ya no caía sobre nosotros y donde fuera que estuviéramos nos protegía de la tormenta. Cuando las manos quitaron mi cinturón y tiraron de mi camisa levante mis manos, casi sin fuerza y tiritando, para detenerlo.

-Lou, debo quitarte esta ropa húmeda, déjame cuidar de ti omega.

Ronronee sin querer y deje caer mis manos con un murmurado "si, alfa". Él quito toda mi ropa y luego me tapo con alguna tela y me recostó en un lugar blandito y cómodo dejando que la negrura llegara a mí de nuevo.

Lo siguiente que recuerdo fue despertar entre unos fuertes brazos que intentaban darme de comer, era algo tibio, no de muy buen sabor y líquido. Obediente bebi todo, haciendo que mi cuerpo se sintiera más tibio. Mi cuerpo ya no temblaba y poco a poco me sentía mejor.

No sabía cuánto tiempo pase así, entre semi-conciencia e inconciencia, hasta que en una ocasión logre recobrarme del todo, al menos mentalmente. Comprendí lo que había sucedido en mis recuerdos, alguien me había logrado salvar de la tormenta de nieve y había cuidado de mi todo este tiempo. Sin contar que fue alguien al cual mi omega reconoció como seguro y de confianza, eso no suele suceder. En momentos donde nuestro cuerpo excede su capacidad y solo somos instinto, es difícil que alguien logre tal acercamiento.

Abrí los ojos lentamente, no se escuchaba ningún ruido a mi alrededor, a excepción de la madera crepitar en una pequeña chimenea frente a mí, manteniendo la cabaña temperada. Afuera aún se veían caer una gran cantidad de copos de nieve, y el viento no se veía muy amigable desde la ventana.

A unos pasos de la cama había un sofá, no muy grande, con algunas mantas apiladas en desorden sobre este. Había una mesa pequeña con dos bolsos encima que se veían bastante repletos y una taza vacía junto a los bolsos. La cabaña era pequeña, pero eso ayudaba a mantener todo bastante temperado.

En eso la puerta se abrió dejando entrar algunos copos de nieve y a una gran persona con varias capas abrigadoras y copos en estas. Me puse un poco nervioso, pero en cuanto la puerta fue cerrada y el alfa se quitó su bufanda, el olor de Harry me inundo y me calme instantáneamente. No estaba seguro de quien había sido quien me encontró en la nieve, además de que fue un alfa. Me sentía muy agradecido de que lograra encontrarme a tiempo... y que fuera él.

Cuando Harry termino de quitarse el gran abrigo que traía encima y dejarlo cerca de la puerta se giró a verme. Primero se sorprendió bastante de verme despierto, luego frunció el ceño en preocupación escaneo lo que era el bulto de mi cuerpo bajo las mantas, buscando cualquier cosa que pueda ir mal, para finalmente dar una gran sonrisa. Se acerco y tomo mi mano para darle un suave beso.

-ya me estaba preocupando, mi príncipe.

Me sonroje y aleje la mirada en vergüenza, ¿Cómo fui tan débil y torpe para salir sin siquiera pensar en mi seguridad primero?, tuve suerte de que Harry lograra encontrarme y supiera cuidar de mí. Tosi suavemente e iba a responder, pero la verdad es que no sabía que decir en estos momentos. Harry inmediatamente se tensó pensando que algo me había sucedido.

The Fate Of Your Life (L.S)Where stories live. Discover now