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Tomé la manija con fuerza y al mismo tiempo exhalé, abrí la puerta de la sala en donde se encontraban mis pretendientes. El lugar era espacioso para solo 6 personas, en esta se encontraba un librero y cuadros en una de las paredes y grandes ventanas frente a la puerta, había sofás y estaba decorada finísimamente con pinturas, esculturas y flores. En cuanto entre y mi esencia llego hasta ellos, todos se giraron a mirarme.

Ellos se encontraban con nuestra instructora, caroline, que les enseñaría el protocolo de palacio, y les explicaría las leyes de la competencia sin dejar cabos sueltos.

-lamentó interrumpirlos caroline, pero quisiera hablar con ellos, me agradaría conocerlos un poco más.

Claramente ellos estaban esperando este momento más que yo, sus feromonas lo demostraban, pero ninguna de ellas llamo mi atención, mi omega nisiquiera se inmuto por los olores nuevos. Ellos claramente no podían esperar más por demostrar quién era mejor alfa, por quien merecía llevar la corona.

-claro Príncipe, puede conversar con ellos tranquilamente, luego terminare de hablar con ellos.

le sonreí en agradecimiento y lentamente me acerqué al más cercano a mí, el cual rápidamente me ofreció su brazo con una sonrisa autosuficiente. Tome educadamente su brazo y nos guíe a los asientos más apartados. Los demás decidieron sentarse en los más cercanos a la puerta.

En cuanto me senté, un suspiro dejo mis labios, desde ahora comienza el juego. Con forme íbamos conversando mi mirada no dejaba de escaparse hacia las ventanas, intentando controlar el tiempo de cada conversación. Lamentablemente ninguna de ellas fue precisamente de mi agrado, ninguna de ellas fue precisamente de mi agrado, todas me parecieron más de lo mismo, querían demostrar su fuerza, su adiestramiento en las armas y me contaban de supuestas peleas contra otros alfas. Ninguno de ellos me hablo de las personas que trabajaban para ellos o de sus familias, si habían ayudados a sus padres a cuidar de su gente, o siquiera un libro que hayan leído fuera de sus estudios.

Con un suspiro saludé al último al igual que a los demás, un saludo formal y cordial, con una pequeña sonrisa.

-así me saludas ahora Príncipe? - dijo Hans divertido.

Levante mi mirada hacia él y le devolví una gran sonrisa, no quería que los otros se dieran cuenta de nuestra amistad, por lo que señale el asiento a mi lado al igual a que los demás.

-Lamento decir que así es, Joven Stella, todos tenemos un protocolo que cumplir. - dije con una sonrisa burlona.

-Jamás lo habría esperado de usted, Príncipe Louis. - Ambos reímos suavemente, tratando de no llamar la atención de los demás.

-me debe bastantes respuestas, joven Stella. -lo mire con ironía, pero él no devolvió mi mirada, ni siquiera sonrió. Disimuladamente me acerque un poco a él y le tome la mano. -merezco saber qué haces aquí, luchando por mí en vez de estar comprometido con tu...

-joven príncipe, debemos bajar a la cena. -dijo caroline.

Yo asentí en su dirección y en cuanto me levante pude darme cuenta que todos querrían ir a mi lado, ¿Qué hacía ahora?, por suerte Hans se les adelanto y me ofreció su brazo.

Yo le sonreí en agradecimiento y junto a Hans, dirigí el camino hacia el gran salón donde cenaríamos hoy. Aun así, no logre hablar con él de camino a la cena, hay demasiada gente cerca. Tendré que esperar para lograr hablar con él, tal vez mañana.

Podía escuchar los susurros de los alfas a mis espaldas, pero no me importaba, en ninguna circunstancia habría tomado del brazo a alguno de ellos para bajar a cenar. Era consciente de que al llegar al salón todos nos estarían esperando, y en cuanto entremos no despegarían la mirada de nosotros. El camino no era muy largo y la conversación vacía que entable con Hans y los otros alfas fue la mejor idea que se me ocurrio para no enojarlos.

The Fate Of Your Life (L.S)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora