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La melodía de las flautas, las gaitas y los tambores retumbaba en todo el centro del pueblo, algunos bailan a su ritmo otros simplemente tamborileaban sus pies al ritmo mientras conversan o prueban las exquisiteces que hay en el gran mesón a un lado de los asientos reales

Dos sillas de madera labradas con detalle, a su lado otras cinco más pequeñas y no tan detalladas, nadie estaba sentado en ellas desde antes que el sol se pusiera, los reyes bailaban contentos, y las princesas conversaban y jugaban con los más pequeños.

Yo estaba un poco más alejado junto a un par de guardias, estaba demasiado nervioso, Silvia debía traer pronto el pastel de mi padre y luego de ello nosotros entregarle sus regalos, luego si alguien del pueblo trajo algo puede acercarse a los tronos y entregarlo. Por hoy, y como era tradición en cada cumpleaños, se celebraba con nuestra gente del pueblo en los jardines de palacio.

-no debería estar tan nervioso joven, le quedo precioso, y Nathaniel lo ayudo bastante. -benjamín llego a mi lado con un vaso con agua en sus manos, hace unos minutos estaba bailando con Nathaniel junto a la hoguera.

-lo sé, sé que ambos me ayudaron todo lo posible...es solo que...es la primera vez que me siento de esta forma...no sé, es algo muy raro. -decidí no seguir hablando por que puede que comience a divagar.

Benjamín sonriendo tiro de mi brazo para ir a bailar lo dejé llevarme y comencé a bailar junto a él, nuestros saltos se sincronizaron rápidamente con los de los demás y pronto mi mente estuvo sin preocupaciones, solo me preocupaba de seguir los pasos y entretenerme junto a la gente, podía sentir la melodía por mis venas y que se hacía cada vez más cargo de mi cuerpo.

Cuando la melodía paro todos nos aplaudían, me giré y vi a mis padres sonriéndome, estaban cerca de los tronos, mi madre aplaudía orgullosa, aunque ambos tenían unos rostros bastante cansados, pronto los aplausos se extinguieron y llego Silvia contenta junto a sus ayudantes con un gran pastel para mi padre.

Camine rápidamente a mi puesto, al igual que mis hermanas, y nos sentamos con unas grandes sonrisas, los nervios volvieron, pero me obligue a mantenerlos controlados, de todas formas, ya no podía cambiar el regalo y cuando se lo mostré a benjamín y Nathaniel ambos se veían satisfechos y felices por mi logro tan rápido.

Mis padres están de pie frente a sus asientos saludando a Silvia y sus ayudantes, el pastel quedo frente a mis padres y ellos, como siempre dieron un pequeño discurso de agradecimiento a la gente que está junto a ellos aquella noche.

Luego de sus breves palabras mi padre corto el pastel y le sirvió a mi madre, se miraron con amor el uno al otro, era como si nada ocurriera a su alrededor, se besaron lentamente sin importarles las miradas de la gente del pueblo, aunque la mayoría los miraba con cariño y devoción.

Yo me levanté e hice un ademan a los músicos. -sigamos con la celebración. -le sonríe a todo el que miro en nuestra dirección. Una suave melodía comenzó a sonar mientras todos recibían su rodaja de pastel y preparaban sus regalos para su entrega.

Mis padres nos sonrieron y cuando mi padre se sentó mi madre le entrego una bolsa de genero amarrada con hilo de cáñamo, demonios después vengo yo. Ellos volvieron a besarse y yo le hice un ademan a benjamín para que avisara a Nathaniel y trajera la caja.

Mi madre se sentó junto a mi padre y este desamarro y desenvolvió el género para mostrar el bordado que había estado haciendo mi madre, al verlo sonreí y las chicas dieron un suave chillido al reconocerlo. Mi padre volvió a besarla, pero esta vez en su cuello, sobre su marca, mi madre se sonrojo y un pequeño temblor la recorrió, fingí no haberlo visto y me levanté e hice la seña a Nathaniel se traer mi presente, benjamín a lo lejos sonrió para tranquilizarme, Nathaniel se acercó con la caja en sus brazos, una caja larga y pesada, en su tapa se encontraba nuestro blasón.

The Fate Of Your Life (L.S)Där berättelser lever. Upptäck nu