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A sus casi 16 años el Príncipe Louis era uno de los más bellos omegas del pueblo, con su cabello castaño despeinado al viento, y unos profundos ojos azules. Un aroma suave a limón y hojas de cedrón, y su mejor cualidad según los alfas, extremadamente fértil.

Con una estatura pequeña y rasgos delicados no parecía ser uno de los hombres de la aldea, todos ellos eran muy altos, de rasgos fuertes, eran agiles y de grandes músculos, tanto alfas como betas.

Aun así, el príncipe Louis tenía unos moderados músculos, no eran gigantes como los de los Guardias de Palacio o los hombres del pueblo, pero los tenia, en especial sus brazos gracias a la arquería y los días que pasaba en los bosques de vez en cuando.

Como hoy, que se escabullo de las lecciones de su madre sobre cómo ser un "Príncipe Perfecto" para su pueblo, y cabalgo hasta una de las montañas más altas y las escalo hasta las llamadas "cascadas de fuego".

No muchos logran subir hasta allí, Louis lo había intentado por muchos años, leyendas decían que antes toda aquella agua era hielo y que un dragón bajo desde el cielo y lo derritió, por ello se llaman "cascadas de fuego" y que debido a esto todo aquel que bebía de esas aguas tendría un futuro próspero, aunque existían variadas leyendas sobre esas cascadas, la más conocida y creída por el pueblo era aquella.

Cuando el sol estaba por ponerse, y su estómago gruñía por comer una jugosa carne cocinada por Silvia, la amble beta cocinera de palacio que lo cuidaba como a su propio hijo, cabalgo rápidamente a Palacio, desmontó a Ghost, su bello caballo blanco y le dio la última manzana que le quedaba. Entró por las cocinas de palacio, Silvia miró en su dirección y sólo movió su cabeza negativamente con una sonrisa en sus labios, Louis sonrió y tomo un pastel de sus favoritos.

-buenas noches, Silvia

-buenas noches joven Louis, sus padres los esperan en la mesa

-mi madre está muy enojada?, sólo salí después de comer. - Y era cierto, tuvo que soportar las clases de su madre toda la mañana (sobre todo porque lo despertó muy temprano en la mañana diciendo que un buen Príncipe se levantaba junto con el sol) sobre cómo ser un buen futuro rey.

Después de que se supo de su condición de omega, unos días después de su primer celo, y lo hablará (en una situación muy vergonzosa cabe decir) con sus padres, su madre se empeñó en enseñarle para ser un buen rey y un buen omega para acompañar a su futuro esposo.

- sí, y no sé cómo lo logró joven Louis, pero creo que está muy disgustada. Aunque ya no tanto como en cuanto se enteró que no estaba en palacio. -Silvia, como siempre, me regaño. - En unos meses tendrá 16, su madre espera que sea un poco más serio para con el pueblo y me atrevería a decir que su padre se siente de la misma forma. - Silvia dijo con su ceño fruncido, pero aun así con cariño.

- si tienes razón, pero sabes que mi padre me considera un alma más libre, yo no sirvo para ser tan serio y perfecto como ella quiere. - ella sólo hizo un ademán hacia las escaleras y yo sólo subí comiendo de mi delicioso pastel de chocolate con fresas.

Caminé por el pasillo y subí una pequeña escalera que lleva a el salón en donde comemos, abrí la puerta y lo primero que escuché fue.

- Louis no deberías comer pasteles antes de cenar. - ni siquiera me estaba observando, deje lo que quedaba de pastelillo junto a mi platillo y me senté, comencé a llenar mi platillo con jugosa y sabrosa carne por montones.- ni tampoco debes comer demasiado.

Quité un poco de la carne en mi plato y le conté sobre mi aventura de hoy a mi padre y mis hermanas, a ellos si les importaban mis travesías en el bosque, ya que, como mi madre no dejaba que mis hermanas cabalgaran por el bosque, (es una aburrida), se divierten escuchando de los lugares que desconocen del bosque.

- así que lograste escalar al fin las "cascadas de fuego", escuchaste eso jay, querida. -mi padre emocionadísimo hablaba con orgullo desde un extremo de la mesa.

Mis hermanas me acribillaron a preguntas y fizzy saltaba de emoción es su puesto, mi madre sólo seguía comiendo con tranquilidad.

-niñas las princesas no se comportan de esa forma en la mesa, Louis me alegra mucho que lo lograrás. -dijo con una genuina sonrisa. - aunque no encuentro que eso valga la pena como para saltarse las clases de protocolo.

Iba a contestarle, claro que escalar esas cascadas valían la pena, conocer cada rincón de nuestras tierras es uno de mis pasatiempos favoritos, pero llego un sirviente y me entregó una carta.

-llego esta tarde, joven Louis.

Tome sin muchos ánimos la carta para leer el nombre del propietario, era de Hans Stella, mi único amigo dentro de la realeza. Nos conocimos en una de las reuniones de los lords, ellos viajaban cada sierto tiempo hasta palacio para hablar con mi padre y el Consejo de ancianos. Lord Stella trajo a palacio a su hijo Hans, ya que, este estaba muy emocionado de poder conocer al rey.

Yo me encontraba al lado derecho de mi padre debido a mi deber como heredero. Recuerdo que sólo tenía 10 años y estaba enojado porque para mí era una obligación el estar cuándo llegarán los lords pero Lottie y fizzy estaban en los jardines jugando.

Enojado en mi lugar junto al del rey cuando entraron los lords a la sala principal del trono, y vi que junto a uno de los lords venía un chico un tanto más grande que yo, muy alto y orgulloso con una daga en el cinto del pantalón, junto a su padre.

Se presentaron uno a uno los lords ante el rey, la reina y yo, pero yo no quería conocer los nombres de los lords, estaba intrigado con el chico, su padre se presentó como Daven Stella dio la reverencia formal, luego le dio un golpecito a su hijo y el con el pecho inflado se presentó como el primogénito de Lord Stella, Hans Stella, y también hizo una reverencia.

Mi padre río estruendosamente, y le contesto como a cualquier otro lord, el chico, armándose de valor, contesto fuerte y claro, mi padre sonrió y felicito a lord Stella por tan caballeroso primogénito, el lord dio las gracias a su alteza y con una reverencia final dejaron el lugar para el siguiente lord.

Espere a que los últimos lords se presentaran y luego mi padre me dijo que ya podía irme, feliz sonreí a mi padre y baje de la tarima en busca del chico, lo encontré casi al final del gran salón por lo que lo invite a jugar junto a mí, este aceptó y lo guíe a los patios traseros del palacio y cuando paramos el me miro y como si recién me reconociera hizo una reverencia a lo que yo sólo reí. Le pedí que no fuera formal conmigo solo éramos niños después de todo.

The Fate Of Your Life (L.S)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora