Capítulo 12 🍷

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Me coloco la ropa interior que es de lencería y una bata. Aún faltaba que me arreglaran.

Llamo a Mary por un intercomunicador que hay en mi habitación.

—Ya puedes venir, Mary—le informo.

—En seguida voy.

Me siento a esperar por un momento hasta que llega.

—Señorita Wilde, el jefe le dejó todo lo necesario para esta noche, una persona se encargará de su peinado y otra persona la ayudará con el maquillaje, ¿les digo que pasen?—me informa.

—Gracias. Sí, diles que pasen.

Como era de esperarse entran dos chicas que parecen modelos de revista, que son las encargadas de arreglarme para dicho evento. Son altas y muy esbeltas, el sueño de casi todos los hombres.

—Soy Mabel, un placer conocerla, señorita Wilde—se presenta una pelirroja, alta, de ojos verdes.

Le estrecho la mano, devolviéndole el gesto por educación.

—Y yo soy Helen—la otra chica se presenta. Y es igual de linda que Mabel, solo que ella es rubia.

Soy la única morena en la habitación.

La pelirroja hace que me siente en una silla, en frente de un mueble, que tiene un espejo.

—Comenzaremos con el cabello—dice ella.

Comienza a cepillar mi cabello lacio, con mucha paciencia.

—Debes de sentirte muy afortunada—comenta ella.

Frunzo el ceño.

—¿Po...por qué?

—Quién no quisiera estar al lado de...

No termina de hablar porque la rubia hace un gesto para que no diga nada más de lo debido.

—Ya es suficiente, Mabel—le dice la rubia, muy tranquila, evitando que hable.

Ella asiente resignada.

—Está bien—deja salir un sonoro suspiro—. Pero déjame decirte que tienes una suerte envidiable, cualquier mujer con ojos daría lo que fuera por estar en tu lugar.

¿Por qué? Yo no considero que tener un hombre a tu lado sea lo mejor del mundo. Las mujeres somos fuertes, y somos capaces de muchas cosas. Nos podemos valer por nosotras mismas. Y con eso no quiero decir que tener un hombre a nuestro lado sea malo, al contrario, creo que es bueno, porque te pueden apoyar en lo que sea. Y de vez en cuando, no está nada mal sentirse amada por alguien. Quizás sí quería un amor, de esos que solo existen en los libros.

No sabía que responderle a Mabel, quizás una ¿gracias?

—Sí, señorita Wilde, mi compañera tiene mucha razón—comienza a hablar la rubia—. Aunque él tenga su carácter, puede hacerla templar en lugares que usted ni sabía que existían.

No pensé que ella fuera así de atrevida y estaba de acuerdo con ella. Él podía causar todo un caos dentro de mi cuerpo, con tan solo el roce de su piel con la mía. Pero tengo que alejar esos malos pensamientos de mi mente, yo no soy así, llena de lujuria, pero estando cerca de él se me hace un poco difícil.

Ahora tengo la curiosidad si el desconocido es de esos hombres que tienen sexo con cualquier mujer.  

—¿Tú y e...él ya tu...tuvieron se...sexo?—es muy notoria mi falta de confianza hacia ellas.

Ambas chicas se miran entre sí, como una mirada de complicidad. Es muy obvio que no saben que responderme.

—Señorita, no voy a negar nada—puedo ver un poco de decepción en su mirada—, él y yo, si tuvimos nuestros encuentros y aventuras. Pero él es así, tiene mucho poder y puede tener a la mujer que quiera con tan solo chasquear sus dedos.

INEFABLE Where stories live. Discover now