Capítulo 8🍷

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Después de ese encuentro muy peculiar con el extraño. Me ordenó que me cambiará para una cena. No me gustaba el hecho de me ordenaran las cosas que tengo que hacer, pero no tenia de otra. Por el momento tenia que hacer lo que él dijera. Me sentía sumisa, y eso no me agradaba.

Me ducho en menos de veinte minutos y veo un armario muy grande, tan grande que podría ser mi antigua habitación en el apartamento. Están todas mis prendas de vestir y otras prendas, que deduzco, el extraño compró para mí. Me acerco y toco cada prenda de vestir nueva. Esto es demasiado. Hay zapatos y algunos tacones.

No, no usaré lo que él me compró, me pondré mi ropa anticuada de siempre. Escojo unos jeans y una blusa muy simple, y mis Converse, que casi siempre me acompañan.

Salgo de la habitación, Sonia está esperándome.

—¿Está lista, señorita Wilde?—pregunta muy amablemente.

—Ss...sí.

Comienza a caminar junto a mí.

—Mañana la llevaré a conocer los alrededores de la casa—me informa.

Ella me saca por lo menos unos quince centímetros de alto, así que yo me siento muy menuda caminando junto a ella.

—¿Po...podría decirme e...en dónde me encuentro?

—Esa información no se la puedo dar yo, señorita, disculpame. Son órdenes del jefe.

—Entiendo.

Ella asiente y se mantiene en silencio, hasta que llegamos al comedor.

—Bueno, señorita, llegamos—me informa.

Asiento y ella se marcha.

Entro al comedor. Éste es muy grande y espacioso, adornado por candelabros en el techo, realmente colosal. Le da un toque majestuoso. En el centro está una mesa muy grande, con los cubiertos y servilletas puestas.

La luz de la luna entra por las grandes ventanas de cristal, seguramente, ha de dejar al descubierto una hermosa vista. Quiero ver en donde estoy, en donde me encuentro. No saber en donde estoy hace que la frustración me llene por complete y circunda a cualquier parte que voy.

—Maisie Wilde—su voz dice mi nombre con un tono lírico y acariciando cada letra de mi nombre.

—¿Qué?

Seguramente podré verle el rostro al desconocido, saber quien es mi captor.

Las luces del comedor se apagan. La única luz es la de la luna y unas cuantas velas que circundan el lugar. Me gusta, se ve precioso.

Siento un cálido aliento en mi oreja, eso me hace sobresaltar.

—¿Te asuste?—pregunta de una manera cautivadora y seductora. Diría que quiere hacerme caer en la tentación, hacerme pecar.

—Ss...sí

—Aún tartamudeas, es una señal de que aún no me tienes confianza, pero no te culpo.

Solo me limito a asentir. 

Quiero darme la vuelta y ver su rostro. Necesito saber quien es.

Intento hacerlo.

—No, aún no puedes verme, hasta que yo decida—sus manos están en mis brazos, impidiendo que gire para poder verlo.

—¿En...entonces cu...cuándo?

—Quizás en una semana—hace una breve pausa—. Este es mi juego, pequeña, ¿estás listas para jugar?

—No sé jugar—digo con suma seguridad.

INEFABLE Where stories live. Discover now