Capítulo 43🍷

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Advertencia: este capítulo contiene escenas de sexo muy explícitas, por favor si esto te causa alguna molestia está bien si no la lees. Leer con responsabilidad separando la ficción de la realidad. 

Maisie

Es un maldito por hacerlo tan bien. Sí, cada maldito varazo duele como la mierda, pero me gusta y no puedo evitar que mi sexo se empape cada que su vara impacta en mi cuerpo.

Estoy mal de la cabeza, pero me gusta estarlo. Soy una maldita enferma, pero no necesito una cura, no la quiero.

Mi moral se ha ido a saber donde dejándome solo con mis deseos más oscuros, deseos que no sabía que yo podía tener, ahora lo sé.

Ahora sé que tan mal estoy, que tanto deseo a un ser que puede hacer mucho daño, que es malo, pero heme aquí, dejando que su boca sienta el sabor de mi coño, y me encanta.

La calidez de su boca hace que sienta que todo se vaya acumulando en mi centro. Es un vaivén de emociones y de sensaciones que no quiero dejar de sentir.

Él dijo que me iba a llevar al cielo, pero yo quiero consumirme en las llamas de su infierno.

Él lo sabe, él sabe que no estamos en el cielo, él sabe que a ambos nos gusta arder en el infierno.  

No puedo ver nada, solo sé que su lengua está haciendo maravillas en mi coño, lamiendo, chupando, succionando. Y me gusta tanto que me palpita todo y siento que en cualquier momento voy a explotar.

Gimo en cada momento que puedo, disfrutando del malnacido que no me deja saber quién es y me tiene secuestrada.

Mi cuerpo se siente débil, pero no lo quiero detener. No pienso hacerlo.

Me repudio y me doy pena ajena, pero me vale un comino.

Black va subiendo su lengua poco a poco por mi vientre, limpiando cada pequeña herida. Llega a mis senos para entretenerse con ellos. Los lame, los chupa y yo solo soy una máquina de gemidos.

Los grilletes en mis manos duelen un poco, ignoro eso gracias a que siento el placer de mi cuerpo.

Él me besa y sabe a mí, a mi coño, a mis fluidos. Es excitante.

—Cuando te libere —susurra en mi oído—, ni tú misma vas a ser capaz de reconocerte, pequeña —muerde mi labio.

Toma mis piernas para envolverlas alrededor de su cadera. Su erección roza mi vagina palpitante y eso solo aumenta mis ganas de querer ser embestida por este ser que no conozco, pero es malo. Mi cuerpo se mueve automáticamente buscando ser follado por él.

Quiero que la meta y me haga gritar.

Estás mal de la cabeza, Maisie.

Dice esa voz que dice ser mi conciencia, al menos eso creo yo.

Me baja y mis pies tocan de nuevo la alfombra.

Su mano toma mi cuello y me empuja hasta chocar con la pared. Mis brazos están delante de mí, ya que las cadenas con los grilletes no me dan tanta libertad de mover bien mis brazos.

Estoy en un punto en donde me siento amedrentada, confundida y excitada.

Su pulgar acaricia mi labio que comenzó a temblar segundos atrás. Hace presión en mi garganta y acerca sus labios a los míos.

—Voy a destruirte, Maisie Wilde — sentencia.

Si seguimos así, uno de los dos va a salir mal de esta situación un tanto bizarra, pero cargada de morbo y maldad.     

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