Capítulo 22 | Parque.

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I like me better when i'm with you.

Lauv - I like me better

Lauv - I like me better

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GIANNA

El primer día de suspensión está corriendo. Aburrida en mi habitación, aprovecho para hablar con Aisha por mensajes al darme cuenta que en el colegio es horario de receso.

Pendiente a las notificaciones, aprieto el teléfono entre mis manos, impaciente. Un mensaje de mi amiga logra desesperarme y soltar un gran suspiro.

Me llegó un nuevo mensaje del número desconocido.

Miro fijamente la pantalla, releyendo varias veces el texto presente ahí. Le pregunto qué fue lo que le dijo, rogando que el recreo todavía no haya finalizado y que mi amiga pueda hablar conmigo unos segundos más.

Luego de un tiempo que pareció eterno, su respuesta brilla en mi celular y la leo:

Tengo cinco días para hacer lo que me pidió, no más que eso. Además, me explicó un poco de como debería haber llevar acabo el pedido.

Mis manos tiemblan, la furia me consume por dentro y las ganas de buscar a ese infeliz y acomodarle el cerebro junto a sus neuronas de un golpe se hacen presente. Creo que es más que obvio que mi lado violento sale en este tipo de situaciones. Ash
agrega que no puede hablar más y que me llamará en cuanto salga del colegio.

Perdida por tantas emociones, me tiro sobre el mullido colchón y cierro los ojos para intentar centrar mis pensamientos.

Me quedo pensando en lo que pasó ayer por la tarde. El chico misterioso en la casa —cabe mencionar que no pude reconocerlo— junto al amigo de Piero, que, por ahora, es nuestro principal sospechoso. Mientras no tengamos más información del desconocido no podremos dar más pasos y la incertidumbre hace que mis uñas se coman por sí solas. Por ahora sé que debo tener al rubio en la mira; no hay que descartar ninguna opción.

El pequeño remolino en el que se veían envueltas mis ideas dignas de programa de detectives se calma y abre paso al pequeño maremoto al cual sólo le rodea un sólo nombre: Piero. En estos últimos días nos llevamos tan bien que hasta parecía que nunca había pasado nada.

La realidad es que sí pasó, y, por momentos, aún duele.

Giro en mi cama y me quedo hecha una bolita esperando poder hablar con Aisha y avanzar un poco sobre el tema del anónimo.

                              [...]

—¿En serio dijo eso? —pregunto, casi furiosa. Del otro lado del teléfono, Ash trata de calmarme y contarme sus últimas noticias.

—Así, tal cual. Me dijo que la llave debería estar guardada en algún cajón o escondite de la oficina de Morimer y que debo llevársela a una dirección para que pueda hacerle la copia. —Mi amiga suelta todo.

Olvidándome de ti ©Where stories live. Discover now