Capítulo 7 | Discusión.

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              Too young, too dumb to realize
                    That i should've bought you
                    flowers and held your hand.

Bruno Mars - When i was your man.

PIERO

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PIERO

Haber dejado la carta en la casa de Gia ayer fue muy difícil. Primero porque no quería que me vean en la puerta de su casa, y segundo, porque sé que para ella va a ser muy fuerte. Y me espero cualquier reacción de ella, asi que técnicamente estoy preparado.

Camino la última parte que me falta del pasillo para llegar a mi próxima clase, la que por suerte no comparto con ella, asi que llevaré exactamente un día sin verla, para que le sea mas fácil procesar lo de ayer. Aunque no sé si sea lo mejor, pero prefiero dejarlo así.

Escucho muchos pasos, pero no le doy importancia porque hay alumnos por todas partes, recorriendo el colegio; la diferencia es que estos pasos se oyen cada vez mas cerca y parece que vienen hacia... mí. De golpe siento como alguien me toma del brazo con una fuerza inexplicable y me voltea para que quedemos frente a frente. Estoy a punto de insultar a quien sea que lo haya hecho, pero en cambio veo a un rostro muy conocido, y, sobre todo, femenino.

Gia.

—¡¿Acaso estás loco?! —su grito me ensordece por un momento, pero logro recuperarme. Estaba seguro de que Gia reaccionaría de alguna forma, pero definitivamente esta no estaba entre mis opciones—. ¡Te estuve buscando todo el maldito día, ¿puedes explicarme por qué lo has hecho?!

—Gia, calmat... —trato de hablarle con un tono tranquilizador, pero no me escucha.

—¡No intentes calmarme! —larga un largo suspiro y se destensa—. ¿Por qué carajo lo hiciste? ¿Qué ganabas? —habla más suave y su tono se tiñe con angustia.

—Era necesario —me limito a responder.

—¡¿Necesario?! Volviste hace menos de una semana, hicimos una tregua hace dos días, dos malditos días, ¿y vienes con una canción que habla de volver a lo de antes? —una pequeña lágrima cae de su ojo izquierdo—. Estás completamente loco. —abro la boca para hablar, pero no me deja—.  No, ni lo intentes. Adiós, Piero.

Y así, después de dejarme con miles de palabras atragantadas en la garganta y parado en el medio del pasillo, Gia se va como si nada.

Ahora me siento patético y formulo varias veces la pregunta «¿realmente era necesario?», y aunque no tenga una respuesta de la que esté totalmente seguro, me repito mentalmente que no fue mala idea.

GIANNA

El colegio está totalmente desolado, bueno, excepto por mi, la única alma que camina por los pasillos de este edificio. La gran pregunta aquí es, ¿qué hago en mi escuela siendo que tendría que haberme ido hace media hora? Respuesta fácil: el director me llamó a su oficina dentro de exactamente 10 minutos. La explicación del por qué estoy citada no es ningún misterio: una preceptora —se podría decir que es como una niñera pero en el colegio— me vio en el momento justo cuando agarré a Piero del brazo con fuerza y comencé a gritarle. Ahora que lo pienso, fue mala idea, pero lo hecho, hecho está. Soy muy impulsiva cuando las situaciones y los sentimientos me consumen.

El altavoz que se encuentra en la pared a mi lado me hace saber, a través de la voz del director, que ya es momento de que pase a su oficina. 
Doy tres golpes, como para avisar que voy a entrar, y después del muy común «adelante» lo hago, conteniendo un suspiro, el cual suelto cuando veo a alguien que no debería estar aquí. No, no son mis padres, es quién ustedes piensan.

—¿Qué...? ¿Por qué...? —ni siquiera puedo decir lo que pienso porque me consumen muchos sentimientos: la rabia que tengo desde la mañana; la tristeza desde que abrí el paquete en casa; la frustración de tener que vivir esta situación y el shock de verlo otra vez.

—Señorita Slorrence, he sido comunicado del encuentro algo violento que tuvo lugar esta mañana en el Instituto, siendo usted y el señor Rymer sus protagonistas. Ahora bien, me gustaría oír su explicación del por qué se dio esa situación. —El director Morimer es un hombre mayor (muy mayor) que trabaja en este colegio hace añares. Según dicen es un hombre comprensivo y para nada agresivo, pero nunca tuve la posiblidad de comprobarlo. Hasta ahora.

Por lo que entiendo, tengo que explicarle yo al director el por qué de mis acciones hoy, y sinceramente no sé qué decir. O sea, obviamente no puede ser la verdad porque el colegio no debería estar atado a relaciones amorosas de los alumnos, asi que podría hasta llevarme una expulsión. Oh, eso sería terrible.

Así que pensemos. ¿Me robó un lápiz y me enojé porque era mi lápiz favorito? Muy de jardín de infantes.

—Director, disculpe, fue mi culpa. Provoqué a la alumna sin querer en una clase y cuando salimos ella solo decidió defenderse. No la culpo, lo que hice estuvo mal y no me había dado cuenta. —la voz de Piero corta mis pensamientos intentando hallar excusas patéticas. Me cuesta salir de la sorpresa que me generaron sus palabras, pero sé que lo que está haciendo es únicamente para que yo deje de estar enojada con él. Maldita sea, este chico me convierte en una ensalada de sentimientos.

—En ese caso, señor Rymer, debería disculparse con la señorita ahora mismo.

El castaño agacha su cabeza—. Lo siento —pronuncia, en un tono bastante bajo.

—Y usted, alumna Slorrence, debería disculparse con él por la forma en la que reaccionó —dice Morimer, de la forma más serena que le es posible.

Encima de todo, yo tengo que disculparme. Esto no puede ser peor.

—Lo siento —digo, mirándolo fijamente.

—Bueno, ahora que hemos aclarado este inconveniente, creo que pueden irse. Ninguno obtendrá un castigo esta vez, pero la próxima que ocurra algo así, sí lo tendrá. Es una advertencia —nos mira a ambos muy seriamente, y con su mano extendida añade—: pueden retirarse.

Asiento en dirección del director y camino de la forma mas rápida que pueden mis piernitas hacia el pasillo. Piero hace acto de presencia a mi lado, quizá quiera hablar, pero ya estoy harta de estas situaciones.

Por eso, hablo lo más cortante pero clara posible:

—No voy a darte las gracias porque me salvaste de un castigo, la disculpa de ahí adentro no fue de verdad  y no me arrepiento de haberte gritado así hoy.

Seguidamente sólo camino para irme a casa, pero como obviamente el universo no puede dejarme en paz, antes de desaparecer por el pasillo escucho lo que sale de la boca de Piero:

—¡Sigues siendo igual de orgullosa que antes, linda!

—¡Sigues siendo igual de orgullosa que antes, linda!

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Nota:

Hola de nuevo, ¿qué opinan de la novela hasta ahora? Saben que pueden dejar sus comentarios, me encanta leerlos♡.

¡Hasta el próximo capítulo!

                                             _IaraS_🥀

Olvidándome de ti ©Where stories live. Discover now