Arleth #Depredadores1 [En Edición]

22. Félido metamorfo

Vincent acomodo el cuerpo de la joven sobre la cama mientras que la castaña se quejaba levemente mientras cerraba sus ojos por unos segundos para luego mirar a su madre, quien se encontraba junto a la ventana, observando con atención entre los arboles del bosque que se veía desde allí, tratando de encontrar la manera de sincerarse un poco con su hija, sabía que no había estado bien el querer hacerla actuar en contra de su naturaleza, por lo mismo sabía que su hija estaría molesta con ella, había intentado hacerla fuerte y capaz de enfrentar cosas que ella en su momento no fue capaz de afrontar de la mejor manera.

—¿Por qué no me lo dices ya? ¿A qué te referías? —Cuestionó Arleth sin apartar su mirada de la adulta, quien volteo a verla fugazmente.

—Estas agotada y mal herida, podemos hablar esto en otro momento —Dijo Mariel soltando un suspiro mientras se acercaba a ella para poder limpiar frio que se encontraba en la frente de la menor, notando lo pálida que lucía.

—Quiero saber a que te referías con lo que dijiste antes —Insistió mientras acomodaba la camisa que llevaba puesta al revés, dejando su herida descubierta para que pudiese sanar.

—...Tú no eres como los demás, al menos no como la mayoría en este pueblo —Dijo la mayor tomando una de las manos de su hija con cuidado, notando en ellas las garras que durante todo ese momento no había podido retraer, sonrió levemente y levanto la mirada para encontrarse con los ojos de color ámbar que su hija poseía.

—No te entiendo, mamá —Murmuró ella respirando hondo para poder retener el cambio inminente.

—Tu fuiste concebida cuando tu padre y yo estábamos en nuestra forma animal, durante todo el tiempo de embarazo yo estuve la mayor parte del tiempo sin cambiar porque eso podía afectarnos a ambas, todo tu proceso de gestación y nacimiento fue de esa manera —Contó Mariel sonriendo mientras dejaba un beso en la mano de de su hija—. Por eso no tienes el mismo autocontrol que otros, no puedes, porque tu verdadera forma es tu forma animal

—¿Por qué me dices esto ahora?

—Al principió fue difícil el tener que cuidar de ti —Continuó la adulta mientras llevaba .— Durante un tiempo tuve que estar en mi forma animal para poder cuidar de ti, ni siquiera sabia si podrías cambiar a una forma humana

—¿Cómo lo hacías? —Pregunto ella sintiendo sus ojos arder, por alguna manera le era imposible apartar su mirada de la mayor.

— Naciste en el bosque, en la cueva que hay bajo la cascada, ese fue nuestro hogar por muchos meses, el primer mes no pude cambiar, solo lo hacía una vez cada dos semanas, cuando tomaste más confianza y te pusiste revoltosa ya había pasado un largo tiempo, tenía que enseñarte a cambiar, pero no podías —Dijo ella riendo un poco mientras acariciaba la mano de la castaña.

La cascada, por eso siempre se había sentido a gusto en ese lugar, había nacido ahí, pero no recordaba jamás, haber visto la cueva de la que su madre hablaba.

— Al principio cuando por fin pudiste cambiar, no duro más que un par de horas, eras muy inquieta, no lograba que te quedaras en el mismo lugar más que por unos minutos —A ese punto Mariel ya se encontraba derramando pequeñas lágrimas silenciosas—. Pero con el tiempo empezaste a controlarlo por un poco más de tiempo, pero no te gustaba, eras demasiado revoltosa, pero decidiste esforzarte luego de que una maestra te regañara por jugar con un compañero lepórido...

'La pequeña tigresa correteaba por el salón a un pequeño conejo blanco que corría asustado en busca de ayuda mientras que algunos de sus compañeros se encontraban sobre la mesa temerosos de que la félida fuese a lastimarlos, una compleja situación al no saber controlar sus cambios, en casa pasaba mayormente en su forma animal, ya que resultaba extremadamente difícil para ella poder permanecer como una niña por más de una hora, su madre había informado aquello desde el momento en que había ingresado a la primaria del pueblo, sin embargo los maestros no eran lo suficientemente tolerantes para hacer algo bien.