Cap 36: Nada es lo que parece

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Han pasado semanas de aquella conversación. La morena salía cada fin de semana con Bulma, mantenía a Piccolo al tanto y controló su medida al beber, hasta creía que el efecto del alcohol no le afectaba tan ligero como al principio.

Se alistaba para el día de hoy, pero no para una salida normal con su amiga sino para una cita. Tuvo que convencer a Piccolo de esto, que la cita es solo de amistad y que estaría segura.

Por lógica claro que era sólo amistad, y el hecho de que era así se convenció el de piel verdosa porque socializar era bueno para ella.

Claro que no le reveló que era con Tobías, de lo contrario este se pondría furioso... Tal vez.

Pensaba regresar antes que se ponga el sol, así que su look era muy bonito pero sencillo, pero esa sencillez a Piccolo lo volvía loco, ese aroma a fresas era tan adictivo.

—volveré antes de las siete, te escribiré ¿si?

—De acuerdo. Te ves tan hermosa...

—¡Gracias!—respondió con una sonrisa, pero la misma se desvaneció al ver que el expresó circunstancias en su gesto.

—¿Qué sucede?

—Nunca hemos tenido una cita, me siento nada al no haberte invitado antes y hacerte feliz como lo eres cuando sonríes a tus amistades al pasar tiempo con ellos.

—Pero si soy feliz contigo y los niños, esto es solo distracción para mí, y me ejercita la mente en no pensar tanto en el pasado.

—Si... lo sé, es necesario.

—Bien ya debo irme, te escribiré.

—Adios Milk...

Antes de llegar a la puerta, la morena se voltea para mirarlo —De igual manera, lo haremos, porque nunca tuvimos una cita a solas— y con una dulce sonrisa se retira, mientras que el namekiano no puede dejar de verla, su corazón latió a mil por hora.

Llegó a su destino, el príncipe la esperó en el lugar que acordaron, se saludaron y fueron a sentarse en un restaurante para almorzar.

El caballero se sintió muy complacido     de poder conversar a solas con ella, ahora no se siente vigilado por nadie.

Así mismo intentó que la conversación fuera lo más normal posible para que ella se sienta cómoda.

—¿Qué hacemos ahora?—preguntó el

—No lo sé ¿tienes alguna sugerencia?

—Sabes siempre que me doy la oportunidad de escabullirme del reino me dan ganas de aprovechar los juegos de aquí, tengo juegos de billar pero no es lo mismo que en la capital.

—Entiendo, pues me parece una gran idea, de hecho no suelo participar de eso pero me gustaría experimentarlo.

—¡Que maravilla! ¡vamos a jugar bolos!

Así pasaron la tarde, fue divertido jugar a los bolos. Claro que Tobías tuvo que enseñarle a Milk, pues no fue difícil para ella aprender.

Salieron a caminar por el parque y contra una pared debajo de un árbol se acomodaron para charlar un buen rato.

—¿Que planes tienes para tu vida?

—Tengo ganas de hacer tantas cosas, pero con un niño tan pequeño no puedo.

—¿como cuáles? Si se puede saber...

—Me gustaría ejercer mis estudios, o estudiar otra cosa, trabajar...

—Entiendo Milk. Yo pues, si tu me permites podría ayudarte. Sabes que a tus hijos no les faltará nada.

—¿Disculpa?

Se acerca y la toma del rostro—Que tú me gustas Milk, tal vez no lo notaste pero estaba esperando este momento—Con un movimiento brusco la toma y la besa en la boca.

Ella se siente domada, siente sus labios, el bruto choque de sus dientes contra los suyos a la vez que profundizaba el beso. Quiere safarse pero no sabe cómo reaccionar. Quizás este era el momento perfecto para que su vida cambie, tal como se lo indicó Bulma. A pesar de mantener esa idea en su mente sintió ganas de abofetearlo, pero esa misma no le permitió.

Cuando el príncipe la suelta por falta de respiración, la ve a los ojos.

—¿Y esto?—Preguntó ella

—Lo siento, si quieres puedo detenerme o vamos a un lugar más privado para arreglarlo si te parece. ¿Que opinas?

—De acuerdo— aceptó ella, aunque gran parte de su inocencia no supo a lo que se refería.

La llevó a paso ligero de la mano, pero esta estaba tan nerviosa por el hecho de ser pillada por alguien.

Cuando el caballero hizo la reserva, fue donde Milk se percató de la referencia. Pero...¿que podía hacer? Ya estaba de acuerdo supuestamente.
Sabía a la perfección lo que se venía ahora.

Entraron a la habitación, el la toma de la barbilla para besarla nuevamente y ella le sigue.

Totalmente insegura claro; no sabía que hacer, sobre todo cuando la tira a la cama y comienza a tocarla desde la cintura a su glúteo.

—Espera... Por favor

—¿Que sucede?

—Nada, sólo que necesito tomar algo.

—¿Como qué? Un Champagne?

—Si exacto.

—De acuerdo lo traeré, sería lo mejor de paso para brindar ¿te parece?

—Me parece perfecto.

—Volveré, esperame aquí.

La mujer asintió, el momento es perfecto ahora para pensar. No sabe que hacer, estaba confundida.

¿Es bueno dejarse llevar por una situación a la que no quiere estar? ¿Que un hombre la toque y la bese sin que ella sienta nada? Claro que no. Muy dentro suyo lo sabe.

Pero ahora estaba segura de algo y la decisión está tomada.

Mientras...

Piccolo mira su móvil, acaba de escribir a Milk si se encontraba bien y si ya regresaría.

Pasó más de una hora desde ese mensaje, entonces decidió llamarla.

La mujer se encontraba ya en el taxi de regreso, sudada y agitada. Por toda la situación que acababa de pasar no chequeó su celular. Entonces la llamada de Piccolo la sobre salta y saca de sus pensamientos.

—¿Piccolo?

—¿Por qué no me respondes?

—Lo siento, acabo de prender el móvil porque tenía poca energía, para ahorrar y avisarte cuando esté de regreso.

—¿Por dónde estás?

—En el taxi, en una hora estaré allí.

—Está bien, de acuerdo. Te espero.

Cuando corta la comunicación ella suspira. No puede contener su mente de esos tormentosos pensamientos, está demasiado nerviosa.

Cuando llega a su hogar, entra, el de piel verdosa nota la diferencia al verla que no era nada igual a cuando se fue.

Continuará...

Bueno, sorry por hacerles esperar y por dejarles aquí.
Gracias a todas y todos por su apoyo.

Bye <3

En tu mundo (piccolochi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora