cap.42

864 75 3
                                    

;Maite; 

Manuel se me pegó como si fuera una cucaracha, no me soltaba por nada del mundo y estaba aplicando tanta fuerza en mí que seguramente me iba a dejar un montón de marcas. 

-Boluda, no puedo creer que estés acá. No sabes, te extrañé una banda- Estaba diciéndolo con tanta felicidad que casi me largo a llorar en ese momento.

Yo lo abracé más a mi y después de unos minutos, ambos nos soltamos. Al lado de él estaban mis padres. Ellos también me abrazaron. 

-¿Vamos a comer hamburguesas?- Manu sabía que amaba las hamburguesas con locura. 

-Recién llego, ¿y ya queres ir a comer?- Pregunté elevando una ceja, él se río pero me pegó suave en la cabeza y comenzó a caminar, saliendo del aeropuerto. 

La escena con Mateo se borró de mi cabeza, creo que en estos momentos no puedo ser más feliz. Ver a Manu, a mis padres, me ha sacado un poco el mal humor que tenía, me hizo un poquito más feliz. 

Sin darme cuenta extrañaba más Buenos Aires de lo que pensaba. Digo, las calles, la inseguridad no se compara con España, sin embargo, lo que más extraño de mi ciudad es a mi gente. Mis amigos, mi hermano, en sí, a mi familia y no lo supe hasta que bajé del avión, pasé por todo el pasillo y al final estaba Manuel con una sonrisa gigante. 

Él, mi hermano, va a ser siempre la razón por la cual decida quedarme en Buenos Aires. Y aunque no lo admita y duela decirlo, Mateo también será parte de la razón. 

(...)

Creo que nunca había comido tanto como hoy. Llevo casi dos hamburguesas, tengo que admitir que todas las horas de vuelo no pude comer nada porque tenía el estómago cerrado y muchos pensamientos que me estaban casi matando. 

Ahora que me siento un toque más aliviada con todo eso, el hambre se despertó como una bestia. 

-Viste, la comida de los aviones siempre son una mierda, te lo dije siempre- Manuel río. 

Yo también reí, sin embargo, los dos adultos se quejaron al escuchar la mala palabra en la boca de Manu. 

-Uh perdón pero ya soy bastante grande como para decir Mierda y todo eso, ¿o no?- Me  miró a mi buscando que lo ayudara. 

No iba a ser la ocasión. 

-No Manu, seguís siendo un bebé así que por favor, no malas palabras en la mesa- Una sonrisa de satisfacción se formó en mi cara al verlo enojarse. 

Se cruzó de brazos y yo me reí abiertamente, acercándome a él para pasar mi mano por su pelo jugando. 

-Es joda, tenes 20 y pico, podes decir lo que quieras- Él le sacó la lengua a los adultos como un niño de 5 años. -Retiro lo dicho. Tenes 12 todavía, gil

Ambos reímos y seguimos compartiendo un poco de todo lo que estaba pasando en la ciudad. 

Yo seguía la carrera de mi hermano por Youtube y sin bien compartíamos info por WhatsApp, y hablábamos siempre de todo lo que le pasa a él, lo que me pasaba a mí. No era lo mismo. Es mucho más lindo escucharlo salir de su boca, viendo sus ojitos brillar mientras me cuenta todo el amor que recibe de la gente que lo sigue. 

Es increíble y me siento más que feliz por mi hermano. Después de todo, mi vida siempre fue en querer verlo feliz a él. 

-La canción que subí hace unos días casi llega a los dos millones. ¡En días! -Digo con tal felicidad mientras todos subimos al auto. 

-Es zarpada canción, es por eso- Le dije sonriendo. 

Él me abrazó otra vez. Ambos nos habíamos extrañado un montón, si que nos habíamos visto personalmente pero en cuatro años, solamente fueron 3 veces. 

-Y bueno, ¿tu vida amorosa, qué onda?- Cuestioné viendo por la ventana. 

Nada había cambiado, un par de edificios nuevos pero nada relevante. Las casas y la gente seguía siendo la misma. 

A lo lejos, cuando pasamos por un barrio cerca de la plaza rivadavia, vi a los pibes fumando un porro seguramente. No cambiaron nada, literalmente. 

Mauro seguía siendo Mauro, tenía la cara llena de tatuajes pero eso ya era sabido, Valentín estaba con el pelo de todos colores. Desde que me fui ya tenía el rosado y bueno, después hay un chico que no conozco para nada pero es casi parecido a Valentín. 

-¿Pueden bajarnos acá?- Pregunté cuando me decidí por bajarme. 

Manu asintió y el auto frenó. Ambos nos bajamos del auto, en cambio, los adultos siguieron el camino a la casa, supongo, dejándonos solos con los chicos. 

Ninguno de los tres se había dado cuenta de que estábamos cerca, así que aprovechando la situación, me encaminé hacia ellos por detrás. 

-¿No piensan compartir?- Los tres se dieron vuelta como si fuera un fantasma, yo reí. 

Mauro Monzón fue el primero en reconocerme y abrazarme, me abrazó casi tan fuerte como lo había hecho Manuel. Me dio un beso en el cachete y después, para culminar, tiró de el. 

-¿Qué haces acá, boluda? Pensé que nunca ibas a regresar. No sabes como te extrañé, hija de puta- Me dijo Valentín después de que Mauro se alejara. 

Yo sonreí y lo abracé tan fuerte como pude. Lo había extrañado tanto, él es uno de los que mejor me llevaba, además de que durante todo lo que estuve en España, él y yo habíamos hecho una amistad hermosa, a la distancia, pero hermosa.

-Volví wachos- Dije con alegría después de saludar a todos, incluso al que es casi idéntico a Wos.

-¿Pa' quedarte?- Lit me miró de arriba a abajo, yo me estremecí. 

No era que su mirada me provocara algo, simplemente que cada vez que alguien lo hace es como si me pusiera nerviosa al instante. 

-No, pienso volver a España pero me quiero quedar por lo menos un año- Dije sentándome al lado de Manuel, quien ya está encendiendo su porro.

-Uh, mal ahí. Pensé que te quedabas pa' siempre- Mauro formó un mini puchero que me hizo sonreír con ternura. 

Negué con la cabeza y le saqué el porro de la boca a mi hermano para fumármelo yo. 

Todos se quedaron callados unos minutos que parecieron eternos. Yo, por otra parte, analicé a la copia de Valentín, está callado apenas llegué y mira al piso. Parece como si tuviera vergüenza. 

-Se ve que españa te cautivó, ¿eh?- Reí ante las palabras de Valentín. 

Cautivó. Por lo visto estaba agarrando un diccionario por primera vez, na mentira. Seguramente estaba madurando.

-Se. Me encanta, más que nada Barcelona. ¿Sabes lo que aprendí? Me volví otra persona, es increíble- Dije mirando al cielo, todos se quedaron callados. Así que volví a hablar. -Y, ¿él quién es?

Todos miraron al tercer chico. 

-Louta ella es Maite, Maite, él es Louta- Valentín nos presentó, yo le sonreí al querido Louta.

-Jaime en realidad, Louta pa' los amigos- Su afirmación me hizo elevar las cejas.

No, no parecía tímido. Ahora me parece medio un sorete.

-Uh, que ortiva



Difícil; TruenoWhere stories live. Discover now