cap. 7

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;Maite; 

Su cara, su pelo, su boca, sus ojos. Todo él estaba adelante mío, no puedo negarme a su sonrisa teniéndolo tan cerca. Me muero de ganas de besarlo, aunque los demás piensen que no podemos, que no somos el uno para el otro. ¿Qué más da? Cuando dos personas los demás son de palo, ¿o no?

Se acercó a mí, dándome la idea de que va a besarme pero desvía su camino y me da un beso en el cachete. Me dolió, pero volvió a repetirlo, más de dos veces. A la cuarta yo me harté, moví mi cabeza y uní nuestros labios. 

El movimiento se siente tan real, la unión de nuestros labios me hace sentir bien, más de lo que creía posible. Abro mis ojos sin quererlo y él deja de ser él, ahora es otra persona, una desconocida que me hace sentir asco. 

Me despierto agitada, dándome cuenta de que un cuerpo se está por ir de mi pieza. Frunzo el ceño y me acomodo en la cama, mirando como casi se está por ir. 

-¿Quién sos?- La persona frena en seco. 

Me toco los labios. El beso fue real, no fue un sueño. Lo único que espero es que sea con quien estaba soñando, pero aquella vez le dejé en claro que no podíamos ser algo más. Hace ya dos años que no volvemos a chapar. 

El chico sigue dado vuelta, puedo ver su espalda y su estatura. El pelo desordenado y el perfume que dejó en mí me dan una pista para saber quien fue, no quiero emocionarme pero ya me emocioné. 

Se dio la vuelta y sí, efectivamente es Palacios. 

-Mateo- Lo llamé, me miró y por la poca luz de mi pieza no puedo ver sus ojos. 

Si están hinchados y rojos es porque fumó, y si simplemente están rojos es porque está en un pedo supremo. 

Se acercó a mí, acomodándose en la esquina de mi cama, sin poder mirarme. Tiene los cachetes completamente colorados, dándome una escena muy tierna de ver. 

Mateo sentado en la esquina de mi cama, mirando hacia abajo con los cachetitos rojos. ¿Quién no se moriría de ternura con esa imagen?

Me acerqué a él, rozando con delicadeza mi mano con la suya. El morocho suspiró y me dio una sonrisa de boca cerrada, lo tomé del mentón y elevé su cabeza. Vi su mirada, tiene los ojos rojos efectivamente e hinchados. 

Fumó. 

-Perdón, sólo que estaba en la joda y vos estabas acá durmiendo. Se me dio por subir y entré sin querer a tu habitación, no sé como mirarte ahora- Dijo de forma rápida. 

Apenas fui capaz de entenderle la mitad de la frase. Es lo que tiene ser un freestyler y saber hacer bien un doble tempo, después de eso no volves a hablar normal el resto de vida.

Acaricié su cachete con mi dedo pulgar, le sonreí yo esta vez de boca cerrada, intentando que él entendiese que está todo bien, que no tiene porque pedirme perdón. 

Me miró por dos segundos a los ojos, como si estuviese pensando seriamente en algo que decirme. Abre la boca pero la vuelve a cerrar segundos después, yo frunzo el ceño y río despacio cuando dobla un poquito la cabeza y hace puchero. 

Elevé una ceja y él elevó sus hombros. Parecía como si estuviésemos hablando por miradas y es que sí, lo estábamos haciendo. 

Se fue acercando poco a poco y yo no me quejé en lo absoluto. Sus labios están a una distancia peligrosa, y su respiración cerca de mi boca me está volviendo loca y sé que a él también. 

Sus manos fueron hasta mis cachetes y se acomodaron ahí, acariciando levemente con sus dedos, especialmente con el pulgar que lo mueve de un lado al otro. Mis manos fueron hacia su nuca, haciendo circulos con mis dedos en su cuello.

Se abalanzó sobre mí y me chapó como nunca.


Difícil; TruenoWhere stories live. Discover now