Capítulo 6

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Julie y Archer llegaron al centro de la capital, un área comercial gozante de vida y movimiento. Allí el príncipe sugirió visitar todas las joyerías, mas, después de visitar un par y no obtener el resultado esperado la pelirroja cambió los planes del día. Se emocionó al ver tantos negocios de ropa que le fue imposible no correr a cada uno de ellos. Para suerte de ella llevó un buen puñado de sus bolsillos un buen puñado de Litch, la moneda oficial del Imperio Eclipse, para gastar.

Resultó un milagro para Archibald escapar en una de esas visitas a los locales para recoger un libro de una biblioteca cercana. En su mente pensó: «Mientras hace sus compras leeré esto», fue muy ingenuo, pues su tiempo de soledad duró poco, ya que la jovencita lo encontró y arrastró con ella.

Al final, él se volvió su mula de carga y sirviente personal.

―¡Por todos los cielos! ¡¿Cuánto más piensas comprar?!

La voz de Archer resonó por toda la tienda de ropa, pues, esta era la décimo tercera visita en todo el día, incluso al ver por la vidriera hacia las calles se observaba el cielo en pleno atardecer. El muchacho estaba de brazos cruzados cerca de la caja registradora junto a la pelirroja, quien ya entregaba los últimos billetes de su bolsillo.

―Gracias por su compra ―dijo el vendedor de lentes y cabello negro una vez le entregó la bolsa a la escarlata, mientras que ella procedió a dárselo a su mula de carga, Archer.

El príncipe estaba realmente sorprendido por la osadía de la chica, pues por primera vez en su vida hacía de sirviente para cargar pertenencias y no de amo. Él estuvo a punto de ofrecerle dinero a un desconocido a cambio de ayudarlos a sostener sus compras, mas, Julie se negó con la excusa de «No será demasiado, lo prometo».

Mintió, obviamente, pues no iba a permitirle al chico aprovecharse de un ciudadano solo por su privilegiada posición de príncipe. Sí, era una dulce lección de humildad.

«Aprende a servir a los demás», fue su respuesta ante las quejas del muchacho, quien la veía ofendido y a la vez maravillado por la valentía de la fémina. Una parte de él se fastidiaba por impulsarlo a realizar tareas de la clase media, cuando siempre había alguna mucama para cumplir sus mandatos; por otro lado, halagaba la astucia de la muchacha, ya que lo trataba como un ser ordinario a diferencia de lo acostumbrado por casi todo el mundo.

Primero su actitud al conocerse, después los tratos informales, ahora esto, ¿Qué seguía?

Salieron de la tienda para ver el cielo nocturno, una calle iluminada por faroles y gente caminando por todos lados; además de carrozas normales o Terha transportando algunas personas.

―Agh, ya está anocheciendo y todavía no hemos ido a una joyería ―masculló Archer.

―¡Bien, vamos ahora! ―respondió Julie irritada.

Descendientes EternosWhere stories live. Discover now