Capítulo 16: Parte 1

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Cálido y frío, dos sensaciones opuestas presentes en los cuerpos de los descendientes

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Cálido y frío, dos sensaciones opuestas presentes en los cuerpos de los descendientes. Julie y Archer se encontraban acurrucados en el suelo con sus cabezas apoyadas sobre la otra; pues, la falta de un descanso profundo e ininterrumpido los llevó a cabecear hasta dormirse en dicha posición. De todos modos, aquella aparente paz era falsa. A veces uno de ellos se despertaba muy alterado a causa de una pesadilla, entonces, el contrario se encargaba de calmarlo hasta verlo cerrar sus ojos; además, en pleno sueño no paraban de pensar en todo lo ocurrido.

Cometer errores se estaba volviendo una costumbre. Querían hacer las cosas bien, se esforzaban en cada decisión tomada y pensaban sus pasos con el fin de no fallar en algo; aun así, siempre había alguien insatisfecho con sus acciones o simplemente todo terminaba mal.

Fueron secuestrados y ahora eran llevados hacia un final desconocido. La incertidumbre y el miedo los comía vivos. Tal pesadez era frustrante mezclándose con la culpa de sus equivocaciones pasadas.

¿Cuánto tiempo había pasado desde el inicio del viaje? ¿Ocho horas? ¿Diez? ¿Once?

Un estruendoso ruido retumbó sobre las paredes de madera del navío, atrayendo como consecuencia el despertar de ambos adolescentes. El transporte se detuvo abruptamente y el sonido de un rayo cayendo muy cerca los sobresaltó. Abrieron sus ojos y se removieron en su posición, en tanto, sus piernas y brazos sentían la humedad en todas partes. A juzgar por la mezcla de sonidos, haciendo eco en la embarcación, podían deducir que se encontraban en plena tormenta eléctrica. Luego esbozaron una sonrisa vaga al voltear sus miradas hacia el otro, tras enderezarse en su sitio. Para sorpresa de ambos no expresaron repulsión o fastidio por haber dormido acurrucados, pero, si se mostró un leve rubor en sus mejillas por el bochorno.

Cepillaron sus hebras desenmarañadas con sus dedos, aunque la humedad del ambiente esponjó sus cabelleras. La pelirroja lucía como un plumero viejo y el príncipe igual a una oveja negra. Entre los dos, quien tenía un aspecto más cómico era Archer con sus rizos abultados

Julie rio al verlo y el muchacho elevó las comisuras de sus labios con timidez, mientras sus cachetes continuaron teñidos con un tenue rosado. Después la escarlata estiró su brazo hacia el cabello del chico, sintiéndose curiosa, tal cual, si fuera una niña. Sus finos dedos se enrollaron en un mechón, captando la suavidad y buen cuidado de este. La oscuridad apenas le permitía ver el rostro del joven; sin embargo, cuando la mano contraria agarró su muñeca, pudo notar cierta delicadeza en el tacto; como si estuviera avergonzado, dudando en palpar su piel y, quizás, tratándola con el cuidado comparable a tomar algo valioso en sus manos.

—¿Qué haces? —susurró él.

—Yo... —No encontró respuesta a su interrogante, pues, se movió sin pensarlo dos veces.

Tal vez se debía a la somnolencia o al intenso drama de hace unas horas, pero, había una fina conexión atrapando a ambos descendientes. Sol y Luna, ensimismados en el rostro ajeno y el pacífico silencio; absortos en la cortedad, y, en el gélido ambiente tornándose tibio con el pasar del tiempo.

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