Capítulo 1: Parte 1

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Una lúgubre noche reinaba sobre las tierras de Norus, mientras la luna iba a ser testigo del magistral inicio de una leyenda, olvidada a través de los años

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Una lúgubre noche reinaba sobre las tierras de Norus, mientras la luna iba a ser testigo del magistral inicio de una leyenda, olvidada a través de los años. En un bar, ubicado en una aldea de Northon entre montañas y bosques, estaba por iniciar una persecución entre los trabajadores y una bailarina infiltrada. Se trataba de una adolescente brincando y danzando de mesa en mesa, recibiendo los aplausos de todos los clientes. La bella jovencita zapateaba sobre la madera mientras giraba y movía sus brazos al aire, a veces los mantenía en sus caderas y en otras las ondeaba a la altura de su cabeza. Cada tela de su vestimenta parecía danzar junto a ella, incluso aquel pequeño listón rojo sobre su blusa blanca de mangas largas.

Era un espectáculo ameno y singular, donde las risas, aplausos y silbidos no faltaban; al menos así fue hasta ver al dueño salir de su oficina para señalar a la chica con su enorme índice.

—¡Tú! ¡Te dije que no vuelvas a aparecer en este local!

Las hebras carmesíes de la muchacha ondearon con gracia en el aire en tanto ella giraba su cabeza para ver al dueño de la voz. El hombre, con su sobrero de copa y traje café con blanco, agitó su puño mientras se acercaba a la chica. Los demás espectadores rieron al ver a la joven brincar hacia otra mesa, creando una cómica escena semejante a un gato y un ratón.

—¿En serio?

—¡Solo vienes a seducir a los hombres! —Se lanzó sobre la madera donde estaba parada la pelirroja, pero ella saltó hacia otra tabla y giró para ver a su perseguidor.

—¿Seducir? ¡No estoy bailando algo atrevido! ¿Piensa mal de todo lo que ve? —Hizo una voltereta hacia el suelo, recibiendo aplausos, luego dio una reverencia a su público y al momento de alzar la cabeza añadió algo a la frase— En realidad, le estoy haciendo un favor y lo sabe muy bien.

La chica tenía razón, después de todo, cuando ella no estaba presente el negocio entero se sumergía en un ambiente triste, gris y con falta de vitalidad; sin embargo, no es el caso cuando llegaba, pues el rostro de todos se iluminaba de alegría, la saludaban con tanto cariño y aplaudían ante sus maravillosos movimientos.

¿Y por qué el dueño la echa si su presencia beneficia a su bolsillo? La envidia de ver una pequeña, entreteniendo más a sus clientes a diferencia de sus propios trabajadores, le enerva tanto la sangre hasta el punto de desear no ver su radiante sonrisa; eso, sumado a su terquedad y orgullo de sacar adelante su crisis por sí mismo.

El hombre corrió hacia ella mientras imploraba ayuda a sus meseros para sacarla y ellos, con mucha torpeza, se unieron al intento desesperado por agarrar a la infiltrada. Se tropezaron demasiado con mesas, asientos y con sus propios compañeros, pero la pelirroja huía de sus manos con tanta agilidad, como un pequeño animal escurridizo. Ella reía y danzaba, nunca paraba de bailar, pues era su vida, su pasión, su todo.

—¡Mira esa banda, esto parece un funeral! —añadió mientras paseaba sobre el escenario donde estaban los músicos e incluso ellos rieron pese a la broma sobre su edad.

Descendientes EternosWhere stories live. Discover now