Epílogo; resurrección

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3 días más pasaron desde aquella noticia en el hospital.


 Días en los que Emilio no se separó de joaquin, cada horario de visita, el lo esperaba puntual, siempre llegando con una florecilla blanca y sándwiches de crema y fresas que escondía para poder meter al hospital

Ese día habían ido a san Javier para sacar sus cosas, se irían al colegio salvador, un conservatorio de artes, donde se podía estudiar literatura, piano, pintura, teatro y demás

Sara fue para despedirse también, haciéndoles saber que tras lo que había pasado con Diana, ella saldría del convento y se convertiría en estudiante de periodismo. Quería honrarla, los chicos sabían que lo lograría

Estaban en la puerta de pesadas rejas, Nico tenía a Joaquín entre sus brazos, se negaba a dejarlo ir

—¡tienes que cuidar bien de mi hijo chinitos! —Sebastián abrazaba a Emilio

—Claro, yo puedo cuidarlo—el rizado sabía que podía hacerlo, ahora podía y no iba dejar que algo le sucediera

Ian los miraba a lo lejos, no quería acercarse, pero si les dijo adiós con su mano, él había hablado con sus padres y hermanos, se iría de san Javier en unas semanas

Nico y sebas estarían ahí un año más y después podrían irse, tomaron valor para poder hablar con sus padres. Los de Nicolás no pusieron mayor excusa y accedieron después de mucho insistir, los padres de sebas sin embargo, no estaban felices, en especial al escuchar que su hijo era bisexual, no estaban de acuerdo y quizás no volvería a vivir en su casa, pero no planeaba convertirse en sacerdote

El padre de joaquin nunca regreso, su madre prometió alejarse un poco de la iglesia y de tantas cosas que sentía la asfixiaban, solo quería apoyar a sus hijos y dejar que vivan felices

—¡tienen que venir a visitarnos! —dijo Nico antes de soltar al fin a Joaquín

—si mamá, y ustedes a nosotros

—¡claro que sí! ¡Quiero ver esa nueva escuela suya!

Emilio entró de nuevo a la parroquia para sacar su última maleta, joaquin lo siguió, no solo para ayudarle sino también porque quería un momento a solas, tenia derechos después de todo

Esperó a Emilio junto a las estatuas de mármol, cuando lo miró acercarse con la pesada maleta, lo llamó para que fuera hacia él

—pensé que habías dicho que me ayudarías— sonrió el rizado

—pon esa maleta en el suelo, solo quiero mi momento

—¿ya eres un celoso? Aun no nos vamos

Joaquín rodeo el cuello de Emilio con sus brazos, acercándose con una sonrisa picara en su cara

Emilio volito su cabeza para mirar las estatuas—oh mira, esa de la orilla, es justo la estatua que besé...

—pues, que ahora mire como me besas a mi

—es una estatua—el rizado tomó a Joaquín de la cintura—y para ser justos, pensé en ti cuando lo hacia

Hubo unos cuantos besos y un roce de narices.

Joaquín soltó a Emilio para correr hacia las flores

—¿Qué haces ahora? —Emilio sonreía mucho estos días, también reía y bromeaba más que antes

Joaquín tenía un par de flores blancas en las manos—¿son libertad no? —colocó una de las delicadas flores entre los rizos de Emilio, justo donde su oreja estaba—listo, te declaro libre

Él le dio la otra flor al rizado para que se la colocara ahora a él

Emilio así lo hizo, recordando la primera vez que miró a Joaquín con la flor en la cabeza

—y yo te declaro libre a ti— le dijo después

Salieron de ahí tomados de la mano, por supuesto que Joaquín no ayudó a Emilio con la maleta, la venia arrastrando él solo

Subieron al coche después de más despedidas, prometiendo volver y visitar el lugar. En adelante escucharían mucho el nombre 'san Javier' pues el caso del padre Damián sonaba por todas partes, estaban seguros que no sería la última vez en ese lugar.

Miraron hacia atrás cuando el coche comenzó a avanzar, san Javier se alejaba de a poco, Nico y sebas se despedían agitando las manos, cuando de un momento a otro Sebastián tomó la otra mano de Nicolás, entrelazando sus dedos, por supuesto que Emilio y Joaquín lo vieron, alegrándose y pensando ''ya era hora''

No podían esperar para volver a verlos y saber cómo habían avanzado las cosas.

Emilio estaba nervioso, iba a conocer a la hermana de Joaquín, iba a vivir con ellos hasta que todo estuviera listo para que se fueran al colegio.

Su estomago cosquilleaba pero no podía pedir nada más

Joaquín tomó su mano, juntos iban en el asiento trasero del coche, su madre encendió la radio

Heartbreak hotel comenzó a sonar

—me trae recuerdos—dijo enseguida Joaquín

—verte bailar es lo mejor de esa canción

—¡callate!

Joaquín golpeo el hombro de Emilio para después tararear la canción moviendo su cabeza

El rizado lo observaba, pero después recordó que tenía una duda

—oye ahora yo tengo una pregunta...

—dime

—¿qué escribiste en aquel papel?...donde decías que había un versículo que significaba algo para ti...

Joaquín se sonrojo al recordar sobre lo que estaba hablando el rizado, aclaró su garganta...

—por la mañana hazme saber de tu gran amor...porque en ti he puesto mi confianza, señálame el camino que debo seguir, porque a ti elevo mi alma—Joaquín terminó de recitarlo en voz baja...—escribí ''significa algo para mí porque fue el primer versículo que creí real''

—¿real? ¿Por qué escribiste eso?

—porque lo conocí mirándote a los ojos. Emilio.

Al decir aquello, las mejillas de joaquin se tornaron color rosa, el rosa mas puro y claro que Emilio haya visto jamás, el viento movió su cabello y el sol golpeo su silueta, lucia libre como la melodía de un piano...

—sei più divino di una sinfonía...

—¿Qué? —preguntó Joaquín con una sonrisa

—que eres mas divino que una sinfonía.




[fin]

La sinfonía de lo divinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora