Cap 8; Ángeles.

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Hola, bueno antes de que empiecen les quiero decir que en la multimedia les dejo la canción que Emilio tocara en el piano en este capítulo, ya entenderán porque es importante.

Otra cosa, ya estoy casi libre de la escuela, así que espero poder acabar de subir el fic.

Por cierto si dejan comentarios recuerden que me alegran mucho el día.

Les amo <3

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{Parte narrada por el padre Damián}


El control se deriva de la posesión, el poseer es un punto importante entre el amor y la pertenencia, un hombre sueña con poseer y controlar, uno como yo, espera más bien que las personas pidan ser poseídas y controladas.

Un puro en mi mano derecha y un vaso de ron en la otra, mientras ojeaba los papeles de Emilio que debía entregar para completar su solicitud de traslado, ese chico por supuesto no estaba enterado que había iniciado los trámites, nunca ha aceptado mi idea de ir a roma, yo me iría con él y podríamos entrar en el mayor de los honores de los clérigos, que es pertenecer al santo vaticano, había sacrificio y había soledad, pero él no estaría solo, me tendría a mí y solo a mí por el resto de sus días, y yo del mismo modo a él.

Desde que lo acogí bajo mi manto, él había puesto su devoción completa en mí y yo entregado mi alma por él, su lealtad y sus preciosos ojos cafés habían mirado solo en mi dirección durante estos dos años, ahora estaba por descubrir que había algo más que la obediencia ciega y yo no podía permitir eso, no podía perderle, no podía.

Me levante de mi sillón de cuero y camine hasta el mueble de madera que servía como librero, en el un cofre rojo pequeño el cual abrí con la diminuta llave que llevaba colgada a mi cuello.

Saque la fotografía y la puse contra mi pecho—te extraño tanto...—suspiré.

Cerré los ojos y sentí que unas cuantas gotas salían de mis parpados, guarde la fotografía y cerré el cofre, pensar en el últimamente me pasaba mucho y no podía dejar que la locura llegara a dominar mi mente, yo no sería dominado.

Me senté de nuevo y los recuerdos atacaron mi cabeza como una flecha, comenzó a doler, mi sien punzaba, apoye la cabeza en mis dos manos cerrando los ojos fuertemente intentando soportar la ola de dolor, mis dientes apretados y las arrugas en mis ojos, el sudor empezó a llegar.

No soportaría mas, no se iba a apoderar de mi mente, el ya no estaba, no estaba...se fue.

Se fue y me dejo aquí.

Un grito estridente salió de lo más profundo de mi garganta, me levante de un golpe y busque con manos rápidas y torpes en el cajón de mi escritorio, no solía usarlas mucho pero no quería que el regresara a mis recuerdos, tome el frasco de pastillas y puse 3 en mi boca, las trague sin más.

Debía calmar mi respiración y en definitiva necesitaba otro trago, y terminar el papeleo de Emilio.

[...]


{Narrador homónimo}

Joaquín tenía más o menos media hora de haber comenzado a limpiar la habitación de nuevo, era domingo así que estaba usando su sotana negra, con las mangas dobladas para no ensuciarla, también se había quitado los zapatos y ahora mismo estaba usando un plumero para sacudir el mueble enorme que parecía un librero sin usarse, estaba al fondo de la sala pegado a la ventada de la derecha, desde luego no usaría el cubo para alcanzar los estantes más altos esta vez.

La sinfonía de lo divinoWhere stories live. Discover now