Cap 10; jaula de hierro

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{Narrador homónimo}

Martes por la tarde, Joaquín, Nico y Sebas habían tenido su segundo examen de teología, como cualquier otro internado escolar, había semanas de exámenes, semanas

iban andando por los pasillos rumbo a la caceta de marta para recoger los materiales de limpieza y las llaves del aula.

—me duele la cabeza como el infiero—Nico frotaba su sien con las dos manos usando sus dedos medio e índice—si tengo que memorizar otro versículo, llorare—

—es grave cuando un sacerdote en formación cita al 'infierno' y además odia memorizar la biblia—Sebastián dijo en tono de burla

—soy el pecado—

—eres el demonio—

—gracioso y triste—Joaquín entro en la conversación de sus amigos, en medio de su discusión, llegaron a la caseta de marta—hola Marta—

—Hola mi niño—ella los vio llegar hasta la barra donde atendía y rápidamente sacó la llave para entregársela, después abrió la puerta para que pudieran pasar por las cosas como siempre hacían, mientras sus amigos llenaban la cubeta con agua en la llave de afuera (bueno, solo Sebastián, Nico estaba ocupado fingiendo estar ocupado), Joaquín se dirigió a Marta

—voy a extrañar esa aula—los ojos de Joaquín tenían un brillo especial que ahora flotaba en desasosiego, por lo que marta no pudo evitar tener curiosidad

—¿te gusta el lugar? —pregunto la mujer

—es una vieja sala de música, me gusta estar ahí, amo la música y parece el único lugar aquí donde puedes sentir que te conectas con ella ¿sabe?, además me he encariñado— esto último salió junto con una pequeña risa

La mujer tomo ambas manos de Joaquín—cundo gustes puedes venir por la llave si quieres estar un rato ahí—la voz de marta era suave y maternal, también sonaba completamente sincera—no le diremos a nadie—ella guiñó un ojo

—¿en serio? —joaco sonrió a labios estirados y el brillo en sus ojos recobro jovialidad

—claro que si—

Joaquín no pensó más de una vez y se lanzó a la mujer mayor de roja cabellera para darle un abrazo que ella recibió con gusto y los ojos cerrados, le había tomado cariño al chico, era difícil no hacerlo de todos modos, y además ella ya hacia cosas incorrectas dentro de este lugar, una mas no haría daño, además entregar unas llaves no era lo mismo que una caja de cigarrillos...y hablando de eso...

—Nicolás—la mujer rompió el abrazo con Joaquín y se dirigió a Nico—la próxima vez que vengas más vale que traigas mi dinero—

Justo cuando marta habló, Nico salió corriendo con el trapeador en las manos

—¡Nicolás!—

—¡mañana te pagare lo prometo! —el grito de Nico se escuchó desde lo lejos.

Los dos chicos rieron y marta solo soltó un suspiro, era imposible con ese chico en serio, Joaquín y sebas se despidieron de la mujer y Sebastián ayudo a cargar la cubeta llena de agua que esta vez Nico evito cargar (como siempre hacia, aunque el dijera que no).

—¿crees que Emilio venga hoy? —pregunto el chico cargando con la cubeta, pasándola de una mano a otra por el peso

—no lo se, si lo hace me gustaría preguntar porque no fue ayer, pero siempre que le pregunto algo el solo se va, además no lo he visto por aquí—

La sinfonía de lo divinoWhere stories live. Discover now