Cap 32; ámense unos a otros.

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Joaquín terminaba de poner cada uno de los envoltorios que había en las mesas en una bolsa negra, la amarró y la puso con el montoncito de bolsas cerca de la entrada

Después de cantar mientras limpiaban el suelo, Ian no volvió a decir nada en toda la noche, la última tarea era tirar la basura, luego podrían irse después de cerrar bien y guardar todo en el armario de conserjería

—puedo encargarme de eso, puedes irte si quieres...—Ian habló desde donde acomodaba las charolas limpias en los estantes de la parte inferior tras la barra

Joaquín aún tenía la guardia alta, a pesar de que había decidido que el rubio tendría una oportunidad

—no, puedo hacerlo, no sería justo que lo hicieras solo—Joaquín le sonrió

Una vez más, en lugar de decir algo, Ian solo asintió con la sonrisa de labios apretados intacta en su cara

Joaquín entonces, comenzó a mover una a una las bolsas grandes con basura, las tiraban en el contenedor afuera del lugar, detrás de unos arbustos, en silencio, momentos después, Ian comenzó a ayudarle, no decía nada, pero su lenguaje corporal era tranquilo, así como había estado los últimos días, Joaquín casi olvidó que se trataba del mismo chico que había dicho cosas tan desagradables antes

Siguieron así hasta que solo quedaban un par de bolsas por desechar

—Joaquín...—el rubio comenzó a hablar mientras llegaban al contenedor para arrojar las ultimas bolsas—quiero disculparme...

Joaquín se detuvo al instante, dejando las bolsas en el suelo, para escuchar al rubio

—se lo que puedes estar pensando...—continuo el rubio

—honestamente Ian, me cuesta un poco confiar en ti...pero ¿sabes?, escuchare lo que tengas que decir

Ian sonrió—mira...sé que fui un fastidio, sé que dije e hice cosas tontas, incluso estamos aquí por mi culpa—sonaba sincero, lucia sincero...pero las cosas no siempre son lo que parecen ser—siempre quise ser como Marcos, ¿sabes?, quería acercarme a él, lo intenté demasiadas veces, pero simplemente no funcionaba...

Joaquín tenía compasión en sus ojos, y asentía a las palabras de Ian

—y tu...simplemente apareciste un día y te acercaste a él, más de lo que yo pude en el pasado...yo solo...tenía algo de envidia

Joaquín entendía, realmente lo hacía

—¿sabes? no estoy justificando nada...pero ¿sabes lo que es ser el menor de 6 hermanos?

No, Joaquín no lo sabía...solo tenía a su hermana Renata, pero si se ponía a pensar, creía que podía entender un poco de la personalidad de Ian

—hey...—Joaquín lo detuvo, su voz era amable y había comprensión en ella—está bien...no puedo entender eso, pero está bien, descuida...debe ser difícil obtener algo de reconocimiento entre 5 hermanos más...

Ian sonrió.

Y el acuerdo estaba hecho.

A pesar de haber sonado completamente honesto, Joaquín no sabía que la verdad del rubio era otra completamente diferente.


[...]


Emilio enjuagaba su rostro en el lavabo del baño, su teléfono estaba apoyado contra la pared del lugar reproduciendo melodías de piano

La sinfonía de lo divinoWhere stories live. Discover now