𝚌𝚊𝚙𝚒́𝚝𝚞𝚕𝚘 𝚌𝚒𝚗𝚌𝚘

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No esperaba que fuera tan pesado el caminar hasta la torre Namsan, por suerte era de noche y el sol no agregaba más dificultad a nuestra larga travesía. Cuatro meses después de que Taehyung propusiera visitarla cuando recién nos habíamos conocido, se había convertido en un hecho hasta esta noche. Había ido a buscarme al salir de la oficina y luego nos habíamos encontrado en la estación de Noksapyeon con Jimin y su novia. Ellos habían sido los de la gloriosa idea de llegar a pie. 

—Tashi. . . ¿puedo preguntarte algo? —llamó mi completa atención cuando supuse me vio un tanto agotada y perdida en mi mente. 

—Claro, dime Tae —contesté, intentando no dejar relucir mi falta de aire. 

—¿Tteokbokki o Sundae? —soltó y me examinó atento con la mirada. Como si de aquella respuesta dependiera la paz mundial.  

—¡Tteokbokki! Mil veces tteokbokki —respondí de inmediato. La idea de intestinos rellenos de fideos, sangre de cerdo y a saber qué otras cosas no me emocionaba en absoluto. 

—Uh —chasqueó la lengua, decepcionado— estaba por contarte que planeábamos cenar algo de Sundae de regreso—dijo seriamente, pero luego se rio al ver la involuntaria reacción de asco que inútilmente intenté disimular y supe enseguida que estaba bromeando, estaba haciéndolo adrede. 

Lo sabía. Solía esforzarse por parecer convincente, pero su sonrisa cuadrada comenzaba a dibujarse lentamente en su rostro, lo cual terminaba por delatarlo.

Podría engañar a otros, pero no a mí. 

Me bastaba ver cómo sus labios se tensaban y luego las comisuras se ampliaban lentamente, era una lucha que se peleaba en el bermellón de sus labios y que culminaba en la gloria de ver su peculiar sonrisa asomarse en todo su esplendor. 

—Sabía que era una broma. 

—¿Tan obvio soy? —ahora parecía decepcionado de sí mismo. 

—No sabes mentir, Kim Taehyung. 

—O a lo mejor es que tú sabes leerme muy bien —dijo, y siguió avanzando con la vista al frente y las manos dentro de su chaqueta,  dejándome sin saber qué contestar. 

—Tae. . . —contraataqué con otra de nuestras típicas preguntas—. Si pudieras tener un poder, ¿cuál sería?

Él se rio. —Esa es sencilla. 

—¿Ah, sí?  ¿Volar, teletransportarte? ¿Inmortalidad? . . .—intenté adivinar. 

Taehyung negó con la cabeza. —Eh, digamos que es un poder singular. 

—Vamos, dime. 

—Tienes que prometer que será un secreto entre los dos —Tae ahora estaba muy adentrado en su papel. Solía hacerlo a menudo con Jimin, cada uno interpretaba un personaje y se ponían a repetir sus diálogos favoritos. Los había visto hacerlo un par de veces. 

—Promesa —. Levanté el meñique y él pareció convencido. 

—Bueno, me gustaría meter la basura por la nariz de  todas las personas que van por ahí tirándola en la calle. 

Justo en ese momento un par de jóvenes pasaron en su auto a lado nuestro y tiraron un puñado de latas de cerveza por la ventana. Vi fuego salir de los ojos de Tae mientras los seguía con la mirada. Desaparecieron en un pestañeo. 

—¿Me aceptas como secuaz? 

Él volteo a mirarme y sus ojos volvieron a ser dulces como antes. 

YOUR SIDE OF THE BED |KTH✔️Where stories live. Discover now