𝚌𝚊𝚙𝚒́𝚝𝚞𝚕𝚘 𝚟𝚎𝚒𝚗𝚝𝚎

2.2K 348 57
                                    







No podía pensar en otra cosa que no fuera mi descubrimiento de la noche anterior. Mi cabeza no dejaba de dar vueltas una y otra vez alrededor de aquel momento, y hasta entonces me había dado cuenta que jamás había cuestionado qué había sido de las pertenencias que Taehyung llevaba consigo aquel día. Después de entrar a reconocer su cuerpo, junto a su padre, mi mente estaba tan dispersa que no era capaz de recordar muchos detalles. 

Así había transcurrido toda mi mañana, incapaz de concentrarme en algo más que no fuera aquel móvil en la mochila de Seokjin. No tenía ningún sentido para mí. 

—¡Hola, amor! —Seokjin entró a mi oficina cerrando la puerta tras de sí inmediatamente y yo maldije para mis adentros. Había estado evitándole a propósito, porque con toda la confusión que se agolpaba, lo único que deseaba era confrontarlo directamente. 

Pero algo dentro me hacía sentir que no era una buena idea, no hasta que pudiera corroborar un par de datos por mí misma. Respiré profundo. 

—¡Jin! —lo reté haciendo una seña con mi dedo índice en los labios, pidiéndole discreción—. Van a escucharte —me quejé en voz baja.

Se acercó hasta mi lugar y me besó. —¿Por qué no me despertaste? —preguntó, con su boca a escasos milímetros de mis labios.

—¿Disfrutaste el desayuno? —Intenté evadir su pregunta con otra.

—Mucho. Gracias. —Volvió a besarme, esta vez sus besos vinieron acompañados de un par de caricias.

—¡Seokjin! —me separé como pude—. ¿Qué sucede contigo? 

—¿Hasta cuándo dejaremos de escondernos?

Lo miré, parecía decepcionado. —Se trata de ética profesional, Seokjin.

—No es por esto —se alejó un poco—. Me refiero a lo nuestro, en general. Simplemente me gustaría dejar de preocuparme por que no me vean mucho tiempo cerca. Disimular se me complica cada vez más.  

—No nos escondemos, Jin —interrumpí—. Es solo que. . . —no pude encontrar las palabras adecuadas.

Seokjin me miró, esperando que lo que saliera de mis labios fuera lo suficientemente convincente. —¿Es solo que qué?

—Es precaución —acaricié su mejilla, en un intento de menguar la tensión—. ¿Qué crees que pasaría si se enteran?

—Nada. Mi padre ya lo sabe y, honestamente, lo que piensen los demás no me interesa —me miró directo a los ojos—. ¿Qué van a hacer? ¿Despedirnos? —se rio. 

—¡No te rías! Tendríamos los ojos de todos sobre nosotros. Eso pasaría. Además estoy segura de que en algún momento se enterarán que tu padre es el señor Kim. . . Creí que no querías que nadie lo supiera, mucho menos usar la posición de tu familia a tu favor —argumenté—. No lo hagamos más complicado, Seokjin. Estamos bien así... —con un movimiento quitó mi mano de su rostro, me pareció un tanto enfadado.

—¿"Estamos", o eres tú quien está bien así? —se alejó y caminó hasta la ventana. Fui con pocas ganas detrás de él.

—Dijiste que esperarías —le recordé mientras recargaba mi cabeza en su espalda.

—¿Cuánto tiempo más? —Seokjin se dio la vuelta, haciendo que de nuevo nos confrontáramos cara a cara—.  ¿Podrás en algún momento disfrutar estar conmigo? ¿Dejarás de compararme algún día? —Aquella última pregunta me dejó sin palabras—. ¿Crees que no lo noto? Me la paso pensando a qué lugar puedo ir contigo en el que no hayas estado con él. Qué cosas podemos hacer que no te traigan recuerdos suyos. —Le vi lamentarse, aquello también lo lastimaba—. Te amo, Nat. Te amo. No tienes idea. . . — su apariencia siempre impecable se quebraba frente a mis ojos.

YOUR SIDE OF THE BED |KTH✔️Where stories live. Discover now