𝚌𝚊𝚙𝚒́𝚝𝚞𝚕𝚘 𝚝𝚛𝚎𝚌𝚎

2.9K 406 107
                                    



Los acordes de la guitarra me despertaron del profundo sueño. Lo primero que alcancé a ver conforme mis ojos se abrían adaptándose a la luz, fue la sonrisa de sorpresa de Taehyung apretando la pua entre sus labios mientras concentrado seguía intentando atinar una nota en específico. 

Estaba sentado sobre su lado de la cama con ambas piernas cruzadas, en shorts y la sudadera amarilla que tanto le lucía. Mi favorita. Yo tenía una igual, Tae las había comprado al sexto mes para usar en pareja. Amarillo, como las letras de mi nombre en la portada de ese libro que me había hecho prometer. 

Me guiñó un ojo a modo de disculpa y saltó apurado de la cama con la guitarra en mano. Dobby corrió detrás de él con rumbo a la cocina. 

—¡Uf! Había olvidado que dejé la parrilla encendida —besó mi frente cuando volvió a la habitación—. Buenos días, cielo. 

Dobby saltó a la cama, directamente a mi estómago. 

—¡Ouch! 

Tae se rio, le parecía graciosa la escena. —¿Omelette está bien para el desayuno? —preguntó— ¿O algo de bibimbap?

—Mmm. . . ¡omelette! —sonreí, aún con la cara hinchada y Dobby sobre mi vientre, como si fuera un almohadón. Tae asintió y me tocó juguetonamente la barbilla antes de darse la vuelta y salir. Nuestro pequeño pomerania volvió a saltar de la cama para ir detrás suyo sin importarle mis caricias.  

Me di la vuelta en la cama, mirando hacia la ventana. El brillo del sol se colaba entre las persianas. Suspiré. La presencia de Tae llenaba la vida como aquellos rayos del día. El tiempo a su lado iba y venía como un verano interminable. Su  cálida presencia se apoderaba de todo el lugar. 

Pronto nos habíamos familiarizado con la convivencia diaria. Mi galería estaba llena de fotos suyas, así como el que solía ser mi departamento ahora estaba repleto de sus pertenencias. 

Comenzó trayendo su pijama y un par de mudas a casa, pero poco a poco y sin darnos cuenta, ya la mitad del closet era suyo. Estaba lleno de boinas, corbatas y camisas estampadas de segunda mano que ahora eran mis prendas favoritas. La entrada al departamento estaba tapizada con nuestros zapatos —que por fin me había obligado a quitar siempre antes de entrar—, y ahora, todo iba en par. Dos cepillos de dientes, las toallas, platos, cubiertos, sombrillas y dos mantas. Cada quien usaba la suya. Tae había insistido en que no quería molestarme arrebatándomela a mitad de la noche, pero yo sabía que la verdadera causa era el hecho de que se sentía más cómodo así, evitando un poco el contacto físico en la cama. Una magistral jugada. 

Aún así, me recibía cada noche con cariño. Sus dedos se colaban en mi cabello, acariciando mi cabeza hasta quedarme dormida. Había convertido mis amargos desvelos en cosa del pasado. Lo gracioso era, que mientras él se proponía no tocarme demasiado, regularmente amanecía abrazado a mí. Siempre se disculpaba, pero no podía evitar volver a hacerlo, estaba acostumbrado a abrazarse a algo o alguien desde pequeño.

En otras ocasiones despertaba sola, encontrándolo dormido en el sofá por la mañana. Esos días me recordaban que Taehyung también era un humano débil como yo. Después de todo, no era la única que algunos días sentía que no podía más y lo único que podía pensar era en el toque de sus manos y la calidez de sus labios en piel. 

Tan humano como yo, pero con una voluntad inquebrantable. 

Aunque a veces me parecía un tanto absurdo, pues había entendido que la intimidad no se limitaba solamente a involucrarnos sexualmente, me agradaba que Tae se mantuviera fiel a su propia forma de pensar. Así se las ingeniaba para evitar a toda costa las situaciones que nos llevaran a un punto de riesgo y sin retorno. Al principio era un tanto complicado, pero habíamos encontrado juntos un buen equilibro. Me gustaba cómo eran las cosas entre nosotros. Disfrutaba de ese estilo de vida a su lado. 

YOUR SIDE OF THE BED |KTH✔️On viuen les histories. Descobreix ara