Secretos (Editando)

Capitulo 29- Libros

—¡Buenos días!

Noah con un gran peluche me saluda desde la entrada.
El corazón se me va a salir del pecho en cuanto veo al gran regalo, no es algo que yo pediría... Pero si él trae algo así para pedirme ser su novia, obvio aceptaría.

—¿Y Lussy?

Todas mis esperanzas de declaración o algo referente a estar con él se van por el caño. Pero claro ¿Cómo había olvidado el cumpleaños de mi hermanita?

Mi plan es hacer la fiesta sorpresa el sábado, es decir, mañana. Despejó mi mente y hago que Noah pase haciéndome a un lado. El oso es tan grande que casi no cupo por la puerta.
La cumpleañera baja las escaleras con cara de somnolienta, pero el sueño se disipa de su rostro al momento de ver semejante peluche.

—¿Es para mí? —pregunta dando saltitos.

—Sí.

Mi hermana salta de felicidad y le arrebata el regalo a Noah abrazándolo.

—Feliz cumpleaños, pulga.

—¡Gracias, gracias!

Puedo ver cómo todos mis amigos le tomaron cariño a mi hermanita. Se ha sabido ganar el corazón de todos con sus sonrisas y comentarios sabios, más que mi hermana, es la de todos. Así que todos se reúnen a su alrededor y formamos un abrazo grupal.

Desayunamos rápidamente después del momento emotivo, Lussy ya tiene once años y va creciendo muy rápido. Caminamos por las calles hacia la academia tranquilamente. A mi memoria viene algo de la noche anterior ¿Qué hacia esa chica rondando mi casa? Guardo mi pregunta para hacerla luego a Noah.

La clase comienza como la mayoría de las clases de entrenamiento.

—Zoey, Marisol ustedes dos al ring. Noah, Alice serán el equipo contrario.

Aire contra Fuego.

Recuerdo haber visto este tipo de escenas en películas, incluso libros, pero nunca jamás me imaginé vivirlas. Me preocupa el hecho de que Noah no sepa utilizar su don y salga lastimado. Aunque también tengo miedo por mi, el fuego hace más daño del que puedes imaginarte.

La lucha comienza por mi amiga haciendo un pequeño remolino con su mano y enviandolo al grupo enemigo. Alice, la chica acosadora, esquiva el remolino haciéndose a un lado. Este se estrella contra las cuerdas y se desvanece.

—¿Es lo mejor que puedes hacer?

La pelirroja se ríe.

Con una mano la chica enciende un fuego naranja y lo lanza con todas su fuerzas directo hacia mi rostro. No estoy entrenada, no sé que hacer y no sé de dónde sale pero mi respuesta es apagarlo con una ráfaga de viento.

—Basta de juegos, luchen de verdad.

La voz masculina proviene está vez del príncipe que se acerca a nosotros. Sube al ring y se acerca a mí, se coloca detrás y me da indicaciones.

—A ver preciosa, el poder más letal de un arauzys no es andar tirando vientecillos a diestra y siniestra. Tu mayor poder es quitar el aire de los pulmones de tu oponente.

Sus labios rozan mi cuello mientras habla, me desconcentrado totalmente su extraño contacto físico. La mirada de Noah me quema la piel. Sus ojos se empiezan a poner nuevamente violetas y se alarma.

—Profesor debo ir al baño.

Sale corriendo sin siquiera detenerse a escuchar al profesor. ¿Puede ser que a los lentes de contacto les haya sucedido algo?

—Bien clase, continuemos. Por favor altezas, continúen con sus lecciones.

Entonces noto que el príncipe no está solo, sus tres hermanas se mezclaron con los demás chicos.

—Hoy venimos a darle una demostración de como utilizar su don correctamente.

El príncipe se aleja de mi y se apoya en las cuerdas del ring.

—Como ya dije a su compañera Zoey, el mayor don de un arauzy no es dar aire, es robarlo y hoy intentaremos eso, claro, solo los arauzys.

—Los innifus con Amunet, los Adacuare con Luzze y los Tarzumi con Alheli.

La clase se divide en cuatro grupos y cada uno es repartido por el salón, el profesor se sienta en su escritorio y disfruta su día libre.

—Hagan parejas entre ustedes, Zoey será la mía.

¿Por qué este chico insiste tanto en estar cerca de mí? No siento que sea atracción, pero tampoco miedo de perder su trono por alguien que nisiquiera pertenece a la realeza. Se sienta frente a mi y explica en voz alta para que todos escuchen, pero viéndome fijamente a los ojos.

—Esto lo harán porque es la primera vez, pero cuando tengan práctica se les hará tan fácil que no tendrán que hacerlo. Cierren los ojos.

Todos hacemos lo que el pide, yo con más renuencia que el resto, me da miedo el príncipe.

—Ahora, así como se imaginan creando brisas, huracanes y todo eso, imaginense que le quitan el aire de los pulmones a su compañero, quizá no les salga a la primera.

Hago lo que pide y me imagino quitándole el aire de sus pulmones, pero abro los ojos y nada pasa. En cambio el hace la demostración. Puedo sentir como poco a poco el aire va abandonando mis pulmones y boqueo buscando aire, pero nada viene a mi. A mi al rededor todo se va tornando negro. El príncipe se acerca a mí y me toma entre sus brazos, el aire vuelve a mi pero ya estoy desmayada. Aunque puedo seguir escuchando el momento en el que él habla.

—Si hubiese seguido podría haberla matado, pero como es sólo una demostración de poder, no lo hice —susurra bajo—. Aún.

Después de que todo sucede despierto en mi casa, es de noche y todo está oscuro. No puedo creer que me haya hecho desmayar. No puedo creer que a nadie le haya parecido extraño todo esto, solo a mi.

Tomo una pastilla para no dormir y procedo hacer el mismo proceso de la noche anterior. Bajo las escaleras cuando me doy cuenta que en realidad estoy soñando. Todo desde que desperté fue un sueño.

—Pensé que lo notarías enseguida. —El ente oscuro me observa desde la silla de la cocina.

—Lo siento, por decepcionarte, Amiel ¿O me equivoco?

—No sé de que hablas.

—Si, claro.

—No te imaginas porque estoy aquí.

Sus palabras penetran mi mente. Obviamente no sé porque está aquí. Me tiene molesta con sus frases enigmáticas.

—¿Sabes qué? Quiero acabar con esto. Me tienes molesta, si no vas a decirme quien te mando o no vas a influir, poseerme o que sé yo. Lárgate y no vuelvas.

—Ok.

Se levanta, abre la puerta de la calle y se va.
Me quedó pasmada en mi sueño. ¿Qué acaba de suceder?