20: La madriguera

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Alanna salió de la chimenea, se encontraba en una desordenada sala

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Alanna salió de la chimenea, se encontraba en una desordenada sala. Sonrió, parecía acogedor, le recordaba el desastre que ella tenía en su cuarto o como terminaba su casa cuando ella invitaba a Igni a pasar el rato. Enseguida se sintió cómoda.

Él que le siguió en salir de la chimenea fue Ron, luego Harry, los gemelos, Percy, Ginny, la señora Weasley y finalmente el señor Weasley.

La señora Weasley no hubo puesto siquiera un paso fuera de la chimenea y ya estaba en la cocina encargándose de la cena, hechizando utensilios de cocina para que le dieran una mano. Alanna miraba todo eso embobada, en su casa la que normalmente cocinaba era su madre y ella no usaba magia, Alanna ni siquiera sabía si era capas de usar magia en algo que no fueran las plantas y animales.

Ella se quedó ahí de pie, y antes de que se diera cuenta todos estaban ocupados en algo y ella se había quedado inmóvil. Se deslizó hasta uno de los sillones en los que Harry y Ron conversaban sobre la pelea entre el señor Weasley y Lucius Malfoy.

—Si no hubiera sido por Hagrid estoy seguro que mi padre le hubiera ganado.

—Si no hubiera sido por Hagrid ambos hubieran destrozado media librería —intervino Alanna.

—Hablas igual que Hermione — dijo Ron.

—Nos hemos enviado muchas cartas este verano.

Fue la respuesta más obvia que a Alanna se le ocurrió, porque era la verdad, con la persona que más se había escrito era Hermione. A ella había la segunda en enviarle una carta, pero Hermione le había contestado antes que todos, y era así cada vez que se enviaban algo, por lo que no era nada raro que la mayoría de su correspondencia fuera de ella. La mayoría de sus conversaciones eran sobre la vida de Hermione en el mundo muggle, o sobre algo que ella creyera que Alanna necesitara estudiar antes de que las clases comenzaran. Pero aún así habían sido cartas que Alanna había disfrutado leer y responder.

Aun se preguntaba de vez en cuando como es que se había convertido en amiga de la mejor alumna de su generación, siendo que al principio no hacía otra cosa que burlarse de ella. Aún se arrepentía de eso cada vez que lo recordaba. Agradecía a Cedric haberla orientado en la dirección correcta. Y, cada vez que recordaba ese día ella no podía evitar recordar la extraña alucinación que había tenido, aún más, la voz que había escuchado en el fondo del lago. Se preguntaba a menudo cual era la razón de ella, y también si estaba relacionada con la visión que tuvo mientras le cantaba a Fluffly.


—¡Alanna!


Ella dio un pequeño salto ante el gritó de Harry. Se había perdido completamente en sus pensamientos.


—¿Eh? —dijo— ¿Y Ron? —preguntó al no ver a su amigo por ninguna parte.


Una ninfa en Hogwarts | Harry PotterWhere stories live. Discover now