Desde que Alanna puede recordar ha vivido aislada en la mitad del bosque, solo acompañada por sus padres y criaturas que viven en el.
Apenas supo de la existencia de Hogwarts ha deseado poder asistir. Cuando su carta por fin llega también lo hacen...
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Malfoy no podía creer lo que veían sus ojos, cuando vio que Harry, Ron y Alanna todavía estaban en Hogwarts al día siguiente, con aspecto cansado pero muy alegres, a excepción de la castaña. La cara de Alanna reflejaba lo poco que había logrado dormir la noche pasada, sus sueños estaban repletos de un infernal perro de tres cabezas que trataba de atraparla. Cuando despertó en la mañana pensó que todo se había tratado de una pesadilla, una pesadilla muy larga, pero al ver la cara de Hermione confirmo que no se trataba de un sueño.
En realidad, por la mañana Harry y Ron pensaron que el encuentro con el perro de tres cabezas había sido una excelente aventura, y ya estaban preparados para tener otra. Por otra parte Alanna solo los miraba con mala cara cada vez que volvían a hablar de la noche anterior, ella solo quería olvidar ese momento de su vida.
Mientras tanto, Harry les hablaba del paquete que había sido llevado de Gringotts a Hogwarts, y él y Ron pasaron largo rato preguntándose qué podía ser aquello para necesitar una protección así.
—Es algo muy valioso, o muy peligroso —dijo Ron.
—O las dos cosas —opinó Harry.
— ¿Te pasa algo, Alanna? Has estado muy callada — A Ron le parecía raro que su amiga no estuviera dando su opinión de que se trataba el paquete, o que les estuviera comentando de algún sueño que tuvo en la noche.
—...Solo tengo algo de sueño — respondió Alanna sin ganas, mientras jugaba con su tocino.
No dormir bien siempre lograba tenerla de mal humor o con un horrible dolor de cabeza, esta vez por suerte era la segunda opción. Ella no quería tratar mal a sus amigos por su estado de animo. Si el dolor continuaba iría a la enfermería por alguna poción, y continuaría su día como si nada.
Alanna espero gran parte del desayuno que Hermione fuera regañarles por lo de la noche anterior, pero Hermione parecía no querer volver a hablarles.
Antes de la primera clase, Alanna acompañó a Ron y a Harry por sus libros, porque ambos se negaban a llevarlos al desayuno. En el camino se encontraron con Hermione, Harry pensó que seria una buena idea preguntarle si se le ocurría que podía haber debajo de la trampilla. Ron junto a Alanna protestaron ante la idea de verse involucrados con la sabelotodo de Hermione, pero finalmente terminaron aceptando a regañadientes, Alanna más que nada para que Harry se callara de una vez y la dejara en paz con su dolor de cabeza.
