Desde que Alanna puede recordar ha vivido aislada en la mitad del bosque, solo acompañada por sus padres y criaturas que viven en el.
Apenas supo de la existencia de Hogwarts ha deseado poder asistir. Cuando su carta por fin llega también lo hacen...
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Alanna arrastró su baúl hasta su cuarto y cerró la puerta detrás de si apenas hubo llegado. Hogar, dulce hogar, pensó.
Su cuarto seguía igual cómo lo había dejado, excepto por una pequeña capa de polvo que cubría todos los muebles y gran parte del piso, ¿acaso su madre nunca entraba? Abrió la ventana, a pesar de la tormenta que se desataba afuera.
El viaje de vuelta se le había hecho eterno, a pesar de haber mantenido una amena conversación con Hermione, aun no se acostumbraba totalmente a su presencia, por lo que en muchas ocasiones ambas se quedaron sin saber que decir y se sumergieron en un profundo e incomodo silenció que fue roto en varias ocasiones por Neville, quien las acompañaba en el vagón. Al estar él presente no podían comentar nada relacionado a Nicolas, por lo que Hermione optó por hablar sobre sus asignaturas favoritas, y los pros y contras de estas. Alanna trató de seguir el hilo de la conversación, pero el tema propuesto no era de su agrado, así que prefirió relevarle su puesto a Neville, él ya estaba acostumbrado a Hermione.
Al llegar al anden se despidieron prometiendo escribirse en las vacaciones, y enviarse regalos de navidad. Antes de reunirse con sus padres, Alanna buscó a su amiga Caroline, pero esta ya estaba junto a sus tíos, las personas más rubias que Alanna había visto en su vida. La miró durante unos segundos esperando que Caroline se percatara de su presencia, pero cuando la pelinegra por fin le devolvió la mirada, Aaron -su padre-, tironeó el brazo de Alanna.
—No le hables a los Malfoy —la reprendió con una mirada severa, provocando que un escalofrío recorriera todo el cuerpo de Alanna.
—Ella no es una Malfoy —.se defendió.
—¿Cual es su apellido?
—Lestrange.
Aaron hizo una mueca.—No sé que es peor, que veas a los Malfoy o que al parecer seas amiga de una Lestrange. No quiero que le vuelvas a hablar, ¿entendido?
Alanna solo asintió en silencio, era mejor no llevarle la contra a su padre.
Limpió su cuarto con ayuda de su madre, que gracias a la tormenta de nieve con la que habían amanecido, no pudo cumplir sus obligaciones diarias, ella solo esperaba que los animales y criaturas estuvieran a salvo.
Alanna se dejó caer sobre su cama, y observó en techo. La noche anterior había escrito una lista con regalos que esperaba su padre pudiera comprarle, así tendría un presente para todos sus amigos y conocidos, antes de hacer la lista Alanna no imaginaba conocer a tantas personas. Aun no se la había entregado, porque sabia que su padre lanzaría un gritó al cielo de solo pensar en todos los galeones que tendría que gastar.
