30: Vuelta a la normalidad

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Darse un baño con agua caliente luego de un día muy helado era poco comparado a lo que Alanna sintió cuando por fin pudo mover sus dedos. La sensación se esparció de a poco por su cuerpo, comenzó por su cabeza, así que lo primero que recobró fue la conciencia, seguido por la audición y la visión. Ver como tu cuerpo deja de ser rígido no era algo muy lindo de ver o recordar. Ella esperaba que ese recuerdo se fuera dentro de poco.

Cuando por fin tuvo completo control de sus brazos lo primero que hizo fue soltar la mano de Cedric. Había estado tan asustada cuando el ataque ocurrió que había apretado el agarre como si su vida dependiera de ello. A su lado, Cedric comenzaba a moverse, despertando de la petrificación.

Tuvo que esperar varios minutos antes de poder sentarse y mover las piernas, la señora Pomfrey supervisando todo el proceso . La enfermería había comenzado a ser bulliciosa gracias a los despetrificados y a los profesores que ejercían de ayudantes. Aunque a ella le costo varios minutos poder recuperar el habla, sentía la garganta demasiado seca. Para su suerte habían dejado una jarra de agua junto a su cama, no dudo en beber de ella hasta sentirse saciada.

¿Cuánto tiempo llevaba petrificada?

En verdad ella no quería saber la respuesta, estaba agradecida de haber sobrevivido a la mirada de un basilisco. Para alguien como ella, que conocía los nombres y descripciones de prácticamente todas las criaturas mágicas y animales, no se le hizo difícil deducir enseguida de quien se trataba su agresor con solo ver esos gigantes ojos amarillos.

Además, lo había escuchado hablar, estaba segura de eso. Antes del ataque había escuchado unos siseos que de a poco se transformaron en palabras entendibles. Debía hablar de eso con su madre, de eso y de la forma en la que el agua se había comportado cuando ella más lo necesito.

Todo era demasiado complicado para procesar, por eso ella decidió olvidarse de todo el asunto por el momento. Era tiempo de relajarse y agradecer que al parecer todo había vuelto medianamente a la normalidad.


—Los que ya pueden moverse por favor ir al Gran comedor, un banquete se esta celebrando en este momento.


Debía ser más de media noche, pero a Alanna no le importo obedecer lo que la señora Pomfrey ordenaba. Le tomo unos cuantos segundos ponerse de pie sin marearse completamente, cuando creyó que ya podía caminar por si sola trató de dar un paso, pero falló completamente. Una de sus piernas aún seguía parcialmente petrificada.


—¿Ya en el suelo? —la voz burlona de Cedric la hizo soltar un resoplido.


—¿Ya diciendo lo obvio? —contraatacó. Él le tendió la mano para ayudarla y ella no dudo en aceptarla con una sonrisa. Él había sido atacado por su culpa y eso Alanna no pensaba perdonárselo, estaría siempre en deuda con él.


Ambos se quedaron mirando por unos cuantos segundos, tenían mucho de lo que hablar, pero no era el momento adecuado.


—Te prometo que te explicare todo, pero no ahora; incluso yo tengo que procesar lo que paso —Cedric asintió, no reclamando nada. Para él también todo era muy raro, pero se trataba de Alanna, las cosas no eran muy normales con ella.


Por segunda vez se puso de pie, y esta vez logro caminar sin tambalearse o tropezar. Todo su cuerpo volvía la normalidad. Caminó hasta la cama de Hermione, esperaba que ella aun siguiera ahí, le sería más fácil hablar en privado que frente a todo el colegio en el Gran comedor. Para su suerte, Hermione también estaba recién recuperando la capacidad de caminar, aun se afirmaba de la cama para dar pasos sin caerse.

Una ninfa en Hogwarts | Harry PotterOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz