81.

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Capítulo 81.

Niall.

Magda sonríe y abraza a su padre mientras este le sonríe de vuelta y aferra sus brazos a ella. Debería acercarme, pero prefiero darle unos minutos de privacidad.
Los escucho intercambiar algunas palabras y luego ambos me observan.
Rara vez suelo sentirme tímido y nervioso, pero ahora me siento así.

-Papá, él es Niall. —Dice ella. —Y Niall, él es mi papá.

Le regalo mi mejor sonrisa mientras doy pasos hacia él y estrechamos nuestras manos. Tanto Alejandro como yo nos saludamos con cordialidad y luego él me escanea de los pies a la cabeza. Perfecto. Normal, supongo.

-Les ayudaré a entrar las maletas. —Nos dice.

Magda me sonríe y luego me invita a pasar. Bárbara, la madre de Magda aparece por un pasillo y nos sonríe de oreja a oreja. Sus brazos van directamente hacia su hija, la abraza y besa las mejillas. Ambas se ríen.

-Niall. —Me saluda dándome un abrazo también.

-Hola. —Mi voz continúa siendo tímida.

-Me alegra mucho que hayan llegado sin novedades. Vamos, tomen asiento. —Nos pide. —deben estar hambrientos.

-Sí. —Respondemos ambos con Magda al mismo tiempo y nos reímos.

Alejandro se sienta en el sofá que está frente a nosotros y nos queda mirando. Un breve silencio llena el salón mientras Bárbara desaparece por el pasillo nuevamente.

-Magda, hija ofrécele una cerveza. —Dice Alejandro segundos después.

-Solo agua. —Le pido a ella.

Joder, detesto sentirme nervioso.

-Pero si nunca tomas agua. —Responde Magda mirándome. —les traeré una cerveza a ambos.

Ella se levanta y nos deja solos. Bien.

Alejandro se queda mirándome una vez más y ya no puedo ocultar lo nervioso que estoy. Miro a mi alrededor intentando pasar desapercibido.

-¿Como estuvo el vuelo? —Me pregunta él.

-Bien, solo un poco agotador.

Él sonríe y no puedo evitar lo mucho que Magda se parece a su padre. No tengo dudas que sus ojos de avellana son exclusivamente de él.

-Puedo imaginarlo. —Me dice mientras asiente. —Sabes, es raro verte aquí después de ver tu rostro en las fotos que están en las paredes de la habitación de mi hija.

Me acabo de ruborizar.

-Oh. —Murmuro sin saber que más decir.

Él se ríe.

-Lo siento. Pero dime ¿Ustedes están saliendo? ¿Son amigos? ¿Novios? —Me pregunta. —Lamento ser tan directo, pero Magdalena es mi pequeña. Necesito saber cuales son tus intenciones con ella, no me importa que seas famoso, rico o de la realeza, debes saber que no puedes hacerle daño.

No esperaba que fuera tan jodidamente directo. Por breves segundos me quedo mirándolo. No puedo actuar como un cobarde.

-Sí, señor. —Respondo. —Estamos saliendo. En realidad, le pedí ser mi novia y ella acepto.

Él suspira profundamente.

-¿La amas?

-Sí, señor.

-Bien. —Él vuelve a suspirar. —Magda ya tiene 18 años, tiene la edad suficiente para tener un novio.

-Por supuesto que puedo, papá. —Ella aparece por el pasillo y nos entrega los vasos con la cerveza. —Pero aún así, me encantaría tener tu aprobación.

-La tienen. —Nos dice. —Solamente te pido que no le hagas daño a mi niña. —Agrega mirándome.

-No lo haré. —Le aseguro y él me sonríe. Luego observa a su hija.

-Tu madre me dijo que aquel viaje era netamente para iluminarte y saber si has tomado la decisión correcta sobre qué estudiarás este año que viene.

-Bueno, sí. —Murmura ella. —Pero aún no estoy segura.

-Magda. —Su padre la observa y enarca una ceja. —No tengo 12 años. Desde el primer momento en que tu madre lo mencionó, supe que era un viaje de vacaciones. Pero déjame decirte jovencita, que tendrás que ponerte al día.

-Lo sé, papá. Prometo hacerlo.

Bárbara aparece segundos después y nos invita a la cocina para poder comer los sandwichs que preparó.
A medidas que pasan los segundos me siento más relajado y sonriente.

-¿Dónde está mi hermano? —Pregunta Magda.

-Se quedará esta noche donde su novia. —Le responde su madre. —Con tu padre también vamos a salir. Volveremos pasada la media noche.

-¿Porqué?

-Un amigo del trabajo está de cumpleaños y nos ha invitado. —Le explica. —Iremos e intentaremos volver temprano, pero de no ser así, te llamaré.

-¿Que quiere decir?

-Ya sabes, Magda. A veces las celebraciones suelen ser largas y duran toda la noche, te avisaré. —Le dice. —Supongo que no está de más recordar que no pueden dormir en la misma habitación.

Una pequeña sonrisa aparece en mis labios por la expresión de desagrado que tiene mi hermosa chica en su rostro.

-Ay mamá, no seas así. —Susurra mirándola.

-Ya dije. Tu padre no está feliz con dejarlos solos, pero no podemos hacerle eso a su amigo. —Le explica. —Así que confío en ambos. —Agrega mirándome.

-Por supuesto, no se preocupe. Dormiré en la habitación de alojados y ella en la suya. —Le aseguro.

Bárbara sonríe y niega.

-Uhmmm, bueno. —Murmura. —No sé para qué doy tantas indicaciones si en Londres debieron dormir juntos cada noche.

-Bueno, sí. —Responde Magda mirándola. —Papá no lo sabrá.

-Tu padre morirá de un infarto en cualquier momento por lo desatada que estás.

Los tres nos reímos.

Después de comer, volvemos al sofá. Magda se acurruca a mi lado y vemos una película con sus padres.
Después de todo, no es tan terrible como creí. Espero que su hermano también sea agradable cuando tenga la oportunidad de conocerlo, según Magda es mucho más intenso que su padre y eso me preocupa.

𝐃𝐄 𝐔𝐍 𝐒𝐔𝐄Ñ𝐎 𝐀 𝐋𝐀 𝐑𝐄𝐀𝐋𝐈𝐃𝐀𝐃 - 𝐍𝐇 𝐁𝐘 𝐍𝐀𝐓𝐇 🥀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora