𝐃𝐄 𝐔𝐍 𝐒𝐔𝐄Ñ𝐎 𝐀 𝐋𝐀 𝐑𝐄𝐀𝐋𝐈𝐃𝐀𝐃 - 𝐍𝐇 𝐁𝐘 𝐍𝐀𝐓𝐇 🥀

80.

Capítulo 80.

Niall.

Magda está hablando por teléfono con su madre mientras termino de empacar mi maleta. Salir del país me hace feliz, aunque eso no quiere decir que exista una pizca de nerviosismo.
Espero que sus padres se sientan gratos con mi presencia, no importa cuantas veces ella me haya dicho que me esperan con los brazos abiertos, siento temor igualmente.

Después de cortar la llamada nos vamos directamente hasta el aeropuerto. Un transfer viene por nosotros y dos horas después estamos caminamos por los pasillos hasta la sala de embarque.
Llevo de la mano a Magda y juntos buscamos nuestros asientos.

—¿Estás bien? —Me pregunta por enésima vez.

—Sí, preciosa. Estoy bien. —La calmo.

—No quiero que estés nervioso. —Susurra un poco triste. Le sonrío.

—Son nervios normales, pero una vez que estemos allí, pasará.

Ella besa mi mejilla y juntos nos acomodamos en los asientos. Después de varios minutos, el avión despega y nos encontramos viajando lejos de Londres.

—¿Podemos ver Bajo la misma estrella? —Me dice.

—Por supuesto, mi amor. —Susurro con los ojos cerrados.

—Quiero verla contigo. —Me pide acurrucándose a mi lado. Sonrío.

—Suena a un título un poco patético.

Magda me da un suave golpe en el brazo.

—No es patético. —Responde fingiendo estar herida. —¿La veras conmigo?

—Si, veamos que tan buena es. —Le digo mientras pongo mi brazo al rededor de su cuello atrayéndola hacia mi. —Pero primero, besame.

Ella me sonríe y se acerca a mi boca. Su mano se posa en mi mejilla y nos besamos por largos minutos.

—Te llevaría al baño de este avión. —Susurro sobre sus labios cuando nos separamos.

—Sé que lo harías. —Responde con diversión. —Pero es arriesgado y quiero ver esta película.

Ambos sonreímos.

—Por supuesto, mi amor.

—Me gusta cuando me llamas así. —Me dice.

—Es porque lo eres, Magda.

—Y tú el mío.

Le doy un último beso y juntos vemos la película. Magda esta apoyada en mi pecho y mis dedos acarician su cabello. Después de todo, no es una película tan patética como su título.
Incluso el final me da tristeza.

—Le daré un 10 de 10 solamente por una cosa. —Le digo. —Y es porque acabo de escuchar la voz de Sheeran.

Ella se ríe con lágrimas en los ojos.

—Soy demasiado sentimental.

—Mi amor. —Susurro con ternura al verla afectada por una película.

—No podría soportar si algo así nos pasara. Te amo demasiado, Niall.

—Y yo te amo a ti, preciosa. —Le aseguro. —No pasará, ambos estamos bien.

—Sí. —Responde acurrucándose a mi lado.

El resto del viaje nos dedicamos a ver películas, de su elección y luego la mía. Es la única manera de que las horas pasen rápido hasta de llegas a la casa de sus padres.

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Después de muchas horas de vuelo estamos en Montgomery.
Él sol está escondiéndose entre las enormes montañas que nos rodean y me siento fascinado por verlas tan de cerca, es como Mullingar, aunque la enorme diferencia es que allá es todo demasiado verde y aquí el clima es menos húmedo.
Un transfer está esperándonos cuando salimos del aeropuerto.

Intento pasar desapercibido escondido detrás de mis aviadores pero al final es imposible. Aquí no hay paparazzis como Londres, pero si demasiados fanáticos.
Magda está un poco preocupada por mi seguridad, pero apenas nos montamos en el transfer su cuerpo se relaja.

Nuestro viaje dura alrededor de unos 25 minutos. Ella vuelve hablar por teléfono con su madre mientras yo estoy mirando la ciudad.
Como es la primera vez estando aquí, soy un verdadero turista sacando fotografías. Me enamoro inmediatamente de la infraestructura, de los edificios y el centro de la ciudad.

—¿Es bonito? —Me pregunta cuando termina de hablar por teléfono.

—Es precioso. —Respondo maravillado.

Ella sonríe y me deja seguir sacando fotos. Poco a poco la ciudad queda atrás y las casas residenciales nos dan la bienvenida.
Magda vive en un barrio costoso, no tengo dudas de eso al ver las casas enormes y jardines perfectamente podados.

El transfer se estaciona de repente y observo la casa de Magda. Bonita, de segundo piso y con un jardín lleno de flores bien cuidado.

—Ya hemos llegado. —Me dice emocionada.

Asiento sin decir una palabra. Los nervios vuelven hacerse presente. El chófer nos ayuda a bajar nuestro equipaje y luego le pago.
Juntos arrastramos nuestras cosas hasta la entrada principal donde la puerta se abre y desde el interior aparece un hombre.
Es alto, delgado y canoso. Sus ojos viajan hasta Magda y sonríe.

Es su padre. Joder.