Capítulo 14: "¿Amy?"

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   —Veo que de todas maneras no rompió su contrato. No sabes nada de su verdadero trabajo, tu sorpresa no es fingida —declaró la mujer dejando de presionar el interior de su muñeca con los dedos índice y corazón.

   En la academia la habían preparado para llevar a cabo una interrogación exitosa bajo cualquier circunstancia. Le habían enseñado técnicas de detección de mentiras basadas en la postura y la reacción de los interrogados. Sin embargo, en un ambiente de completa oscuridad, estas técnicas quedaban descartadas y lo más efectivo era basarse en la variación del ritmo cardiaco midiendo el pulso de Isabel, de ahí que Macarena le hubiera sostenido de las muñecas. 

   Isabel no se percató de sus intenciones en ningún momento, ya que sintió su contacto como un gesto de simpatía y nada más. Por extraño que pudiera parecer se sintió natural y casual, a pesar de que se habían conocido recientemente y en aquellas surrealistas circunstancias.

   —No entiendo nada —se quejó Isabel.

   —Amy trabaja en la agencia de inteligencia estadounidense. Su equipo es aquel con el que he estado trabajando en el proyecto internacional para la seguridad ante posibles ataques biológicos, durante los últimos años. Ella postuló para conseguir la misión de seguirte de cerca y controlar cada uno de tus movimientos, como sospechosa potencial que eras. Nos convenció a todos de que no tenía ningún tipo de vínculo contigo, incluso engañó al jefe aun habiendo sido sometida a la prueba del suero de la verdad. Realmente es una agente excepcional —le explicó Macarena.

   —¡¿Qué?! No, no, nooooo. Amy es maestra de educación primaria en el colegio del barrio donde vivimos. Yo misma he ido a recogerla al trabajo innumerables veces. La he acompañado a sus reuniones de padres. Yo... la conozco. —Poco a poco la voz de Isabel fue perdiendo fuerza.

   —Esa era su tapadera —le contestó la mujer intentando tranquilizarla.

   —Es imposible... Yo...yo....

   El rostro de Isabel estaba pálido y un sudor frío comenzaba a resbalar sobre su espalda haciendo que la fina tela del camisón que vestía se pegara contra su húmeda piel.

   —¿Amy es una espía? Ella...ella, ¿no me ama? ¿Ha sido todo una mentira? —Todo su ser comenzó a temblar descontroladamente.

   —Isabel... —intentó calmarla Macarena sujetándola de los hombros con delicada firmeza.

   —¡NO! ¡Me niego a creerlo! Lo que hay entre Amy y yo es real. Lo he sentido en mi alma, lo he sentido contra mi piel, en sus palabras, en cómo me cuidaba y se preocupaba por mí. Eso no se puede fingir. —Las lágrimas empezaron a mezclarse con el frío sudor de su rostro.

   —Isabel, claro que te ama. Es lo que acabo de confirmar yo misma. Cuando la vi acompañando tu camilla al hospital... su profunda preocupación, su dolor, su sentimiento de culpa. Se notaba que el verte así y no poder hacer nada por salvarte la estaba matando. Eso es algo que no se puede fingir, por muy buena agente que sea. Por eso sospeché que nos había mentido diciéndonos que no os conocíais de antes.

   —¿Dónde está? Y no me digas que no lo sabes, porque no te creo. Descubriste que había mentido acerca de nuestra relación y le hiciste pagar por ello, ¿es eso? —estalló Isabel.

   —Podría habérselo reportado a nuestros superiores, pero no lo hice —respondió serena Macarena.

   —¡NO TE CREO! Dime la verdad. Dime dónde está Amy —gritó Izz.

   Macarena tuvo que taparle la boca con su mano para evitar que alzara más la voz. Isabel la mordió para liberarse de aquel bozal y con un sordo quejido la mujer apartó la mano para acariciar la zona dolorida con la otra.

Títeres De Hilos Invisibles©Where stories live. Discover now