79.

9.6K 432 50
                                    

Capítulo 79.

Niall.

Ser libre de las giras, las grabaciones y nuestro staff es la mejor sensación del mundo. Amo lo que hago, amo cantar, amo estar en el escenario con los chicos, amo absolutamente todo lo que tenga que ver con mi carrera. Pero aun así, también amo el tiempo libre, esos días en que puedes levantarte al medio día y sabes que no tienes que hacer absolutamente nada.

Mi sonrisa es enorme mientras observo a Magda sentada a horcajadas sobre mi. Sus manos se apoyan en mi pecho y comienza un vaivén de caderas que me hacen sentir excitado en cuestión de segundos.
Mi miembro esta duro y ella lo sabe. Mis manos viajan hasta sus caderas y me aprieto contra ella, contra su entrepierna.

—¿Tienes preservativos? —Susurra.

—Sí. —Respondo. —En el closet. Iré por ellos.

—No, no te muevas.

Ella se levanta y camina hasta el estante. La veo hurgar en el cajón de mi closet y sacar un montón de condones que deja sobre la cama.

—¿Los vamos a usar todos? —Pregunto con diversión.

—Sí. —Ella se ríe mientras tira de mi bóxer hacia abajo dejándome desnudo. Sus ojos observan mi miembro erecto y no duda en tomarlo entre sus manos.

Me acaricia y me masturba por largos minutos antes de deslizar el condón por mi longitud. Sonrío porque después de varios intentos ella aprendió, recuerdo nuestras noches anteriores en la residencia donde nos reíamos a carcajadas por todos los que rompió.
Después de sentirse conforme la veo quitarse el pijama, este cae al suelo y ella está desnuda frente a mis ojos.

—Ven. —La llamo.

Magda se sienta a horcajadas nuevamente sobre mi y nos besamos. Mis manos acarician su cintura, sus pechos y termino en la parte interna de sus muslos.
Ella jadea y gime al sentir mis dedos en su empapada hendidura.

—Te necesito a ti. —Susurra sobre mi boca, pero no hace nada por alejarse.

Hundo mis dedos en su vagina y ella comienza a moverse, a montar mi mano suavemente. Mis labios buscan sus pezones y los meto dentro de mi boca y los muerdo, chupo y deleito.
Sus gemidos se escuchan en todo mi apartamento, la forma en que se encorva y echa su cabeza hacia atrás disfrutando, me hacen perder el control.
Mis dedos se mueven y acarician su punto sensible que segundos después ya está retorciéndose y dejándose ir por un maravilloso orgasmo.

Mis dedos son reemplazados por mi pene de forma inmediata. Me hundo hasta el fondo y ella grita de puro placer mientras me observa.
Le sonrío y me dejo caer sobre el colchón.

—Muévete, nena. —Le pido.

Ella me sonríe y comienza a moverse de atrás hacia adelante. Busca estabilidad en mi estómago al posar sus manos y continúa haciéndome el amor. Por varios minutos disfruto de sus movimientos sensuales y exquisitos, pero también necesito moverme.
Así que me acerco a ella y nos hago girar sobre la cama. No rompo nuestra unión.

Ella queda bajo mi cuerpo y sus piernas envuelven mi cintura. Apoyándome en mis codos a ambos lados de su cabeza comienzo a penetrarla, al principio suavemente pero después me pierdo en todo lo que ella me hace sentir.
Mis movimientos se vuelven rápidos y profundos.

—Niall. —La escucho gemir y jadear cerca de mi oído.

Mis labios besan su cuello, lo muerdo con fuerza y sé que dejaré marcada aquella zona. Sus manos se deslizan por mi espalda y se aferra a ella clavando sus uñas en mi piel. Gimo y jadeo también mientras continuo mi ritmo constante. Magda separa sus piernas todo lo que puede, dándome un mejor acceso. Mi pene se desliza con facilidad debido a su dilatación y humedad constante y eso me hace recordar que soy el único hombre que ella ha tenido.
Me hace sentir malditamente bien a tal extremo que mis movimientos se vuelven erráticos.

—Vamos, preciosa. —La ánimo a correrse. —Quiero escucharte.

Meto mi mano entre los dos y acaricio su clítoris hinchado y caliente. Apenas mis dedos hacen contacto ella se vuelve un mar de sensaciones. Su cuerpo tiembla y los espasmos de placer comienzan apoderarse de su cuerpo. No pasan muchos segundos hasta que la hago venirse al rededor de mi miembro.
Puedo sentir cada una de sus sensaciones, como sus piernas tiemblan, como las paredes internas de su vagina se contraen provocando una doble estimulación a mi miembro, ya que me dejó ir también, fuerte y duro.

Mi cuerpo cae sobre el suyo, sudoroso y caliente. Adhiero mi mejilla a su pecho y escucho los latidos acelerados de su corazón mientras este sube y baja.
Sus dedos acarician mi cabello húmedo y sonrío.

—Deberíamos darnos una ducha. —Me dice.

—Sí. —Respondo, pero apenas puedo moverme.

Ella se ríe.

—Niall, eres un salvaje.

Me río también.

—Así me haces sentir. —Respondo mientras me incorporo y ella también.

Juntos nos metemos en la ducha y vuelvo hacerle el amor contra la pared de cerámica.

𝐃𝐄 𝐔𝐍 𝐒𝐔𝐄Ñ𝐎 𝐀 𝐋𝐀 𝐑𝐄𝐀𝐋𝐈𝐃𝐀𝐃 - 𝐍𝐇 𝐁𝐘 𝐍𝐀𝐓𝐇 🥀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora