Cinco: Nueva York

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El avión despegó a las siete de la mañana. Niall y Raven compartían asiento mientras Louis refunfuñaba porque le había tocado junto a un niño que no paraba de llorar y no lo dejaban dormir.

Luego de un par de horas, aterrizaron en el JF Kennedy y tomaron un taxi.

Decir que Raven estaban entusiasmada era quedarse corto. Eran las dos de la tarde y un par de nubes de algodón surcaban el cielo, la temperatura era de unos dieciocho grados; el hombre del taxi les dijo que era el poco calor que habían recibido en semanas.

Luces adornaban vitrinas y no había una sola calle vacía. Los ojos avellana de Raven brillaron con todos los carteles del Time Square que anunciaban conciertos o nuevas obras de teatro.

- Increíble ¿no? - Niall susurró a su oído. Raven asintió lentamente aún evaluando las calles.

El auto se detuvo frente al Plaza y Raven casi sale huyendo

- ¿El Plaza? - su mandíbula casi cae al suelo.

- Tranquila, el señor millonario pagará todo- Louis le guiño un ojo mientras bajaba su gran bolso del taxi y le pagaba al hombre. - Ah, y Niall- bromeó. Mostrando que anteriormente se estaba refiriendo a si mis, pero era Niall y la empresa quienes estaban cubriendo aquel viaje.

Los tres entraron al hotel e inmediatamente al llegar a la recepción un botones se ofreció a llevar sus cosas cuando se estaban registrando. Las habitaciones de los tres estaban en el mismo pasillo.

Raven tomó su llave y entró evaluando la elegante y cómoda habitación frente a ella.

Colores blancos, champagne y rubí dándole una cálida bienvenida. Sonrió ante los chocolates dispuestos en su almohada y los recogió antes de lanzarse a las cómodas almohadas con un suspiro satisfactorio.

El teléfono de la habitación sonó a lo que atendió con una ceja arqueada.

- ¿Hola?

- ¿Te gustó? - reconoció lo suave del acento de Niall y sonrió.

- Es una habitación hermosa.

- ¿Ya saliste al balcón?

- No.

Niall le ánimo a que saliera y observara lo increíble que se veía todo desde el piso en donde estaban.

Ella apartó las cortinas champagne y abrió la ventana corrediza. Cuando dio un paso afuera notó la fría brisa de la noche, nubes y más nubes ondulaban hacia la ciudad cubriéndola en una fina capa de neblina. El Empire State la admiraba a un par de kilómetros con pequeños cristales brillando, como guiñando un ojo hacia ella.

Meet me in the hallway |N.H| #PGP2021Where stories live. Discover now