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Ya había pasado una semana larga en la que había ido al colegio y en las tardes hacía tareas acompañando a papá en sus terapias de movimiento. También de mi relación con Michael. Paseábamos por el colegio de la mano junto a nuestros amigos, nada más nos importaba realmente. Era muy feliz a su lado.

Papá regresaría hoy, exactamente a medio día estaría en casa. Ya eran las 12:30 pm y yo solo golpeaba el escritorio con mi lápiz el cada sonido del reloj que marcaba los segundos.

Llevé la goma a mi boca y la mordí con suavidad esta sin dejar de ver el tablero. Lleno de números y una lista de ejercicios de los cuales ya tenía la mitad resueltos en mi cuaderno. Me decidí por hacer uno más y en ese momento se escuchó el timbre de salida.

Me levanté de mi asiento y guardé mis cosas. Caminé como de costumbre con los chicos hasta la salida. Calum y Ashton se fueron por su lado y me subí al autobús con Michael.

— ¿Puedo acompañarlos a almorzar? Me gustaría ver a tú papá. -Sonreí de lado al escucharlo y asentí levantando un poco mis hombros mientras sacaba mi teléfono.

— Claro que sí, no veo algún problema. - Sonreí de lado mirándolo antes de escribirle a mamá mientras él llamaba para pedir permiso a su papá. Ya con los dos permisos, el bus volteó en la calle y paramos frente a casa.

Bajamos juntos y volví a tomar su mano abriendo la puerta con mi mano libre.

— ¡Hola familia! - Sonreí dejando mi maleta en el perchero y tomé la de Michael dejándola junto a la mía.

— En la sala, en la sala. - Asentí y entrelacé nuestros dedos caminando a la sala donde en el sofá se encontraban sentados mamá y papá.

— Me alegra verte en casa. - Sonreí de lado acercándome a él para así abrazarlo contra mí con suavidad.

— A mí también me alegra volver a estar en casa con ustedes. Estaba cansado de esa comida, los doctores, enfermeras... Todo de allá. Solo quiero relajarme. - Asentí con una sonrisa en mis labios.

— Cariño, ¿puedes poner la mesa? Así podemos comer juntos. - Asentí con una pequeña sonrisa en mis labios y me alejé tomando de nuevo la mano del pelirrojo para ir juntos a la cocina por servilletas, cubiertos y platos para la comida.

A los minutos acabamos y los llamamos ya para pasar a comer. No evité ver a papá, pero luego todo fue como si nada hubiera pasado.

Charlamos tranquilos, comimos... Aunque mi papá no hablo mucho, lo notaba algo triste, desanimado, pero imaginaba que con las terapias poco a poco se vería mejor.

— Iré a la cama ahora... - Suspiré bajo mirándolo.

— ¿Quieres ayuda? - Miré a mamá en silencio y luego a papá. Él negó.

— Puedo solo... - Ella asintió y papá se levantó con sus muletas subiendo las escaleras.

Todos nos mantuvimos en silencio, no comimos del plato mientras escuchábamos las muletas golpear cada escalón hasta que subió. Estuvimos en silencio unos segundos más y todo terminó con la puerta cerrada.

— Bueno chicos, estaré... Lavando, Mikey, siéntete como en casa. - El pelirrojo asintió con una pequeña sonrisa en sus labios.

Terminé mi plato y entre los tres pasamos la loza sucia a la cocina. Dejamos a mamá y luego tomé la mano del chico para subir a mi habitación a jugar algún vídeo juego o a ver alguna película.

[...]

Terminamos viendo "Amor a media noche" la verdad había llorado demasiado. La difícil situación de enamorarte en las condiciones que lo habían hecho, me había roto el corazón. Era una película realmente hermosa.

Limpié una traviesa lagrima de mi mejilla antes de mirar a Michael quien hacía lo mismo con las mangas de su suéter.

— ¡Lloraste! - Solté una risita al ver su cara de enojo en mi dirección.

— oh Cállate. ¡Tú también lo hiciste!! - Me sonrojé y rodé los ojos dándole un empujón, ganando uno de vuelta.

Seguimos así y termine tirándolo hacía las almohadas. Me coloqué encima y me acerqué a sus labios, lo besé.

Ya había perdido la cuenta de cuantos besos les había dado a esos labios rojos, pero sí sabía que eran los mejores besos. Cada vez me seguían sorprendiendo más, no me cansaba de probarlos. deje mi codo apoyado a un lado de su cabeza mientras mi otra mano exploraba su figura de costado dándole suaves caricias.

— ¡Déjame mujer!

Pegué un salto rompiendo el beso y me quedé mirando la puerta confundido.

— No puedes seguir así Andrew, debes tomar tus terapias. ¡Mira cómo estás!

— No las necesito, ¡Yo estoy bien! ¿Para qué quiero una estúpida terapia?

— Porque no estás bien Andrew. ¡Estás muy desanimado y enojado con el mundo!

— Estoy perfecto, ¡Ya sé que soy un completo inútil!!

— No lo eres! Solo necesitas ayuda...

— ¡No la necesito! Solo dime si soy una carga y me largo de...

Me levanté de la cama abriendo para llamar la atención de ambos.

— ¡Cálmate papá! Escúchate... Jamás le habías gritado a mamá de esa manera. Necesitas ayuda... Por favor. - Me acerqué a él con lágrimas en los ojos, me dolía tanto verlo así. No lo reconocía, ya no era él mismo.

— Tu hijo tiene razón mi amor... Estás muy mal... Míralo. Él te adora, yo te amo... Hay muchas personas que te quieren y necesitan verte bien, como antes. Si, no tienes tu pierna, pero sigues siendo el mismo Andrew Hemmings.

— Papá, por favor... Debes tomar las terapias.

— No... No puedo... ¡No puedo!... Los decepcionaré... esto es demasiado, demasiado difícil... - Mamá lo sujeto cuando volvió a llorar y yo lo abracé por la espalda.

— Y si se interna? - Todos volteamos a ver a Michael parado en la puerta de mi habitación. — Digo... No me quiero meter, pero cuando mi madre murió, mi papá cayó en una depresión muy fuerte. Las terapias semanales no le servían en nada y se internó por un año en un centro especializado en esos casos... Yo me quedé con mi madrina y cuando el salió estaba mejor, más animado... Nunca se superan las cosas, pero se aprende a vivir con ellas.

Sonreí amplio orgulloso de mi novio. Él bajó y yo me quedé con mis padres un momento. Bajé colocándome un abrigo y salí de la casa para acompañar al teñido hasta su casa.

Cuando llegamos, lo abracé con fuerza. — Papá y mamá buscaran mañana un centro de ayuda para internarse... Gracias por siempre decir lo correcto en el momento indicado... - Susurré bajo con pequeñas lágrimas en mis ojos.

— Me alegra que lo considera... Eso significa que quiere estar mejor. - Rodé los ojos al ver su sonrisa y le robé un suave y dulce beso antes de acompañarlo hasta la puerta.

— Basta de traerme a esta hora, algún día puede pasarte algo. Es muy tarde y está oscuro. - Piqué su puchero con mi dedo y sonreí.

— Es un sector seguro, no me pasará nada. Es un camino corto. No quiero que te preocupes, ¿Si? - Lo tome por las mejillas acariciando sus mejillas con mis dedos.

Cuando el asintió, besé suavemente su nariz y me alejé de espadas hasta dejar de pisar el césped.

— Eres un ángel Michael Clifford... ¡Mi ángel! Quédate conmigo siempre. - Sonreí coqueto ante su sonrojo y puse mi mano en mi pecho.

— Tu eres mi ángel Luke Hemmings, ¡Mi ángel! - Solté una carcajada aplaudiendo mientras asentía y celebraba con mis manos arriba. — Ya vete a dormir. - Dijo entre risas mientras abría la puerta.

— A la orden. - Le tiré un beso al aire antes de que cerrara la puerta y luego me fui a mi casa. Mi vida no podría ser mejor.

Otro más, ajua.

Estaba pensando... En algún momento hacer una ronda de preguntas a los personajes antes de que acabe esto, no se xd.  

Hey ángel. ||m u k e||Where stories live. Discover now