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Cuando el chico continuó sin responder a nada, rápidamente pase mis manos a sus bolsillos y saque su teléfono. Prendí la pantalla y no me detuve hasta marcar rápidamente a emergencias. Di la ubicación y luego guardé el teléfono en mi bolsillo trasero mientras me quitaba de encima la chaqueta y lo envolvía en esta.

— shhh. - Susurré. — Estarás bien...- Eso lo decía más para mí que para él.

A los minutos escuche las sirenas de la ambulancia y luego pasos en nuestra dirección, ya vendrían con la camilla y yo había tratado de darle calor.

Lo subieron en ella y yo corrí detrás para luego subirme a la ambulancia.

— ¿Como se llama? - Preguntó bruscamente uno de los doctores que estaba colocándole la máscara de oxígeno artificial. Estaba asustado así que tarde unos segundos para poder formular una respuesta

— Mi-Michael Clifford. Es Michael Clifford. - El doctor asintió

— Bien, ¿Tu cómo te llamas? - Volvió a preguntar, mis ojos estaban sobre el otro doctor que se encargaba de registrar algunos datos que le daban unos aparatos extraños.

— Luke... Luke Hemmings. -Susurré bajo mordiendo nerviosamente mis labios. Estos ya estaban picando de tanto que los había estado molestando.

— Bien Luke, soy James. Tu amigo va a estar bien, lo prometo. ¿Tienes algún contacto familiar que pueda contactar? - Negué y el soltó un suave suspiro.

Le quitaron las prendas de encima y levante un poco mis cejas alarmado.

— ¿Qué hacen? ¡Está helado, necesita mucho calor! - Nadie parecía escucharme.

— Está sudando mucho. - Dijo el tal James. Bajé la mirada instintivamente al pálido torso desnudo del chico y comprobé lo que había dicho.

Unos golpes en la pared del auto, me sobresaltaron revolviendo más mi estómago.

— Ve más rápido, caso probable de hipotermia, que preparen la sala. - Habló el otro médico y tape mi rostro. Todo era mi culpa.

{...}

Cuando llegamos, bajé con ellos y traté de correr detrás de él, pero me detuvieron.

— Ahí no puedes pasar, chico. - Habló una de las enfermeras. Pude sentir que acariciaba mi hombro, seguramente por mi respiración agitada. No la voltee a ver pues mis ojos estaban concentrados en las puertas cerradas por donde se habían llevado a Michael. — Por qué no vas a tu casa... - negué rápido, debía estar ahí para él. — No vas a hablarme o...

— déjamelo a mí. - Habló una tercera voz más suave.

— como quieras. Aquella mujer sin más que decir, se alejó y sentí otra mano sobre mi hombro, una que no hacía fuerza.

— Tranquilo, ven a sentarnos mientras contactan al padre de tu amigo. - Asentí un poco y me deje guiar por ella hasta que nos sentamos y ella se quedó a mi lado por unos cuantos minutos silenciosos. Ya me sentía más tranquilo.

— ¿Cómo te llamas, cariño? - Giré a verla y sonreí un poco.

— Soy Luke Hemmings. - Sonreí de lado, por alguna razón, ella me tenía más tranquilo y en más confianza.

— Bien Luke, soy Camila. Justo ahora debo seguir trabajando así que si necesitas algo no dudes en buscarme. - sin más se fue. No había conocido nunca a una enfermera que fuera amable con cualquier paciente.

Usualmente ellas no me preguntaban el nombre. Las enfermeras que conocía no eran tan simpáticas con la gente.

— Muchas gracias. -Sonreí. Ella agitó un poco mi cabello y luego se fue dejándome de nuevo solo.

Hey ángel. ||m u k e||Where stories live. Discover now