27.

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Finalmente habíamos llegado a casa. Estaban ya estacionando el auto, pero yo no quería abrir mis ojos, ni siquiera quería moverme. La pierna de Michael estaba apoyada sobre las mías mientras mi rostro estaba en un cómodo lugar que era el hombro del chico. Una de mis manos estaba ubicada en su pecho y la otra estaba contra la silla del auto entre el espaldar y nuestros cuerpos. La suya, la podía sentir débilmente apoyada en mis hombros. Michael soltaba pequeños ronquidos, se escuchaba muy tranquilo; por mi parte seguía sin abrir mis ojos, sintiéndome realmente molesto cuando sentí que movían mi hombro. No quería moverme, no quería despertarlo.

— Cariño, arriba. Ya llegamos... Debes levantarte. - Inflé un poco mis mejillas desanimado y me levanté de manera lenta mirando al teñido empezar a removerse a mi lado. Bostecé llevando mis manos hacia mis ojos tallando estos suavemente.

— Ya, ya estoy. - Susurré bajo antes de estirar un poco mis brazos sacando la pereza de mi cuerpo.

— Esta bien, vamos a ir bajando las cosas, tu acompaña a Michael a su casa ¿sí? - Asentí con una pequeña sonrisa en mis labios. Relamí suavemente mis labios y miré al chico ya despierto mientras se colocaba su chaqueta. — Hola. - Reí de manera baja mirándolo antes de colocarme un buso también seguido de la capota.

— Hola. - Reí suave al escuchar su voz un poco apagada y cansada.

— Te llevo a tu casa, vamos. Te ayudaré a llevar tus cosas. - Sonreí mirándolo mientras esperaba que estuviera listo para poder salir juntos.

— Vaya, que caballeroso eres. - Él ríe y yo rodé los ojos de manera divertida mientras tomando de atrás su maleta para luego de que se despidiera de mis padres, camináramos juntos por la acera hablando de temas aleatorios.

A los minutos que pasaron, pronto estuvimos enfrene de la puerta de su casa. De repente el camino se me hacía más y más corto.

— Bueno, su castillo caballero. - Sonreí señalando su puerta antes de tomar son suavidad una de sus manos entre las mías. Podía detallar claramente que sus manos eran mucho más pequeñas y sus dedos eran un poco gorditos. — Dios, que ternura...

Miré su rostro y sonreí de medio lado al ver sus mejillas un poco sonrojadas.

— Hay una manera en la que se pueden ver mejor. ¿Quieres ver? - Sonreí de lado al escucharlo y levanté una de mis cejas mirándolo con atención antes de asentir.

— A ver, muéstrame. - Lo solté esperando curioso a que me mostrara.

Él volvió a tomar mi mano y esta vez entrelazó mis dedos con los suyos juntándose luego más a mi cuerpo.

— Así se ven y se siente mucho mejor. - Asentí de acuerdo y me acerqué para dejar un beso en su regordeta mejilla.

— Mucho mejor, tienes toda la razón, Mike. - Relamí con suavidad mis labios alejándome solo un poco para poder observar su rostro, el cual siempre permanecía con una sonrisa permanente.

Él le dio un suave apretón a mi mano y ladeé un poco la cabeza.

— También hay una mejor manera de besar, tonto. - Antes de poder reír o reclamar alguna cosa, el teñido tomó con su mano libre mi nuca acercándome pronto a sus labios, me beso.

Respondí el beso y solté con suavidad su mano para pasar luego mis manos suavemente por su cadera. La rodeé y apoyé ambas manos en su espalda baja mientras movía mis labios con suavidad y ternura, llenándolo de cariño, acariciando sus labios como si se tratará de una delicada obra de arte que no debía dañar. Subí una de mis manos a su mejilla y acaricié esta con suavidad sin parar de besarle. Su piel era una suave porcelana; no quería romperlo, pero quería apretujar su cuerpo.

Michael era una delicada figura de porcelana y a la vez podía ser un oso de peluche.

Luego de un par de minutos que se hicieron eternos para mi suerte, empezó a faltar el aire. Se notaba en ambos cuando el beso empezó a ser cortado, aunque sin dejar de juntar nuestros labios cada tanto. Mordí suave su labio y luego me alejé suave dejando mis manos a lado y lado de su cadera.

— Haces todo de una mejor manera. - Admití tratando de recuperar el aire que había perdido por el beso, él estaba en las mismas.

— No exageres... - Sonreí de lado y piqué su rosada mejilla. — Bueno, se hace tarde, ve a tu casa. - Reí bajo al escucharlo y levanté un poco mis manos.

— Ya voy, jefe. - Bromeé escuchando su risa en respuesta. Su risa era todo lo que necesitaba. — Adiós Michael. Nos vemos mañana en el instituto... Él asintió y deje un beso más corto en sus labios antes de irme por donde habíamos llegado.

Cuando estuve en mi casa, acomodé un poco mi cabello agitándolo y luego de acomodar mis cosas en la habitación, me quité la ropa y me puse el pijama para luego ir a cepillarme los dientes, lavarme la cara y hacer mis necesidades.

Al acabar regresé a mi cama y tomé mi teléfono ladeando un poco la cabeza. Pensando demasiado en lo mismo mientras miraba el contacto de Michael en mi teléfono. ¿Debía desearle buenas noches? Pues no era nada malo... Pero nos acabamos de despedir en frente de su casa.

Suspiré hondo y miré el techo unos segundos antes de escribir algo en el teléfono sin pensármelo mucho.

Msj Mike:

Buenas noches, lindo.

Mordí suave mi labio y lo envié rápidamente antes de apagar el teléfono sintiéndome un poco tonto y empalagoso. Conecté el teléfono con el cargador y pronto quedé dormido nuevamente, estaba bastante cansado del fin de semana y mañana tendría que madrugar.

A lo mejor, la posición que había tenido en el auto no había sido la más cómoda, pero la persona a mi lado me había dado más calor que la que me habían dado las sabanas. Descansé luego de tener la sensación en mis dedos y mi cuerpo de tenerlo cerca de nuevo.

Doble para que disculpen la tardanza. uwu 

Hey ángel. ||m u k e||حيث تعيش القصص. اكتشف الآن