Capítulo 27

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Rubí

—¿Me lo puedes explicar? —solté al reconocer a la persona que atravesaba el umbral de la puerta.

De todas las personas que había en el refugio la había traído a ella y quería saber por qué. Justo enfrente de mi se encontraba Reny y aunque no tenía mal aspecto, su ropa que solía consistir en una camiseta básica y unos pantalones anchos, había sido sustituida por una túnica larga de color azul marino.

—Todos te han mentido—me susurró Morriguen, acercándose a mi oído—. Empezando por ella, que fue la causante de que tu vida se arruinara.

—Eso no es cierto.

Reny no se inmutó ante las acusaciones, solo miraba a la mujer con desprecio y mucha superioridad.

—Dime que no es cierto—supliqué, dirigiéndome hacia ella esta vez.

—Ya te he contado que provengo de tu mundo—asentí, intercalando miradas entre ellas dos—, pero no vine sola.

No había ni un ligero sonido en la sala. Solo las respiraciones de los presentes y mi propio corazón se hacían notar. Los engranajes de mi mente comenzaron a comprender hacia donde se dirigía Morriguen.

—Supongo que no hace falta que te presente a Reny—prosiguió, agarrando una de sus mejillas—. Ella llegó con nosotros, pero no tuvo ni un ápice de compasión al abandonarnos cuando más la necesitábamos. Éramos amigos, igual que tú y tu grupito. Juramos que nada nos separaría.

—Hasta que os convertisteis en unos sanguinarios—intervino Reny—. El poder os corrompió por completo.

—Esa es tu versión—replicó—, lo cierto es que éramos imparables. Nadie se atrevía a desafiarnos mientras permanecíamos juntos. Ella fue la que lo arruinó todo poniéndose del lado de los mortales. Los hizo más fuertes de lo que merecían y eso acarreó consecuencias. Los humanos se levantaron contra Nikolái y pensaron en hacerlo con los demás también. Pero Nikolái no es tonto, nunca lo ha sido, aunque pienses lo contrario—sus palabras eran venenosas—. Él sabía cual era el plan de esta traidora y se alió con los pocos humanos que aún contaban con un poco de raciocinio. Les quitó el poder que ella tan irresponsablemente les había dado.

>>La madre de tu noviecito era su segunda opción. Quería convertirla en su sucesora, aunque estaba claro que no llevaba la divinidad en la sangre. ¿Pero eso tampoco salió bien verdad? Hay una tumba con su nombre que lo demuestra.

Mis poros rezumaban oscuridad. No quería que hablaran de ella así, su voz estaba consumida por el rencor y la mentira.

—Y he aquí su tercera oportunidad—las dos me observaron—, encontrar unos rivales dignos para nosotros, del mismo mundo del que proveníamos. Bastante maquiavélico en mi opinión. No sé cómo supo que erais poseedores de los dones, pero cuando os localizó, os arrancó de vuestra vida y os trajo a otro lugar, uno que te costará todo lo que eres. Te lo puedo asegurar.

Volví mi mirada a Reny. No parecía nada arrepentida, quizá algo acongojada. Sabía con tal solo ver sus ojos que Morriguen no estaba mintiendo, que había sido ella la culpable de todo.

—Rubí, no podría haberlo hecho si tu no hubieras estado tan receptiva a marcharte. Deseabas ser alguien con todas tus fuerzas, yo solo te di la oportunidad de hacerlo—se disculpó sin dejar el tono neutro.

Cuando el mareo se hizo presente, la habitación empezó a dar vueltas. Mi visión se ralentizó, haciéndome sentir una intrusa en mi propio cuerpo. Todo estaba escrito desde el comienzo. Mi vida había sido dirigida paso por paso como una marioneta, guiada por unos hilos invisibles que ahora se perfilaban poco a poco. Me mordí el labio tan fuerte como hizo falta para que contuviera las lágrimas.

Hielo o fuego [Saga Centenarios I.] ✅Where stories live. Discover now