Capítulo 21

547 62 2
                                    

Rubí

—Venga, vamos a intentarlo otra vez.

Cerré los ojos, realizando de nuevo el proceso que me había repetido cientos de veces. Debía concentrar mi mente en algo fijo, algo que pudiera observar con detenimiento, aunque fuera un recuerdo.

Mi cerebro se desvió hacia lo más práctico, los números. Perfilé la figura de cada uno de ellos en mi mente hasta llegar a cien. Sacudí el pie cuando volví a desconcentrarme. No había manera.

—No estás focalizándote.

—No puedo, ¿Vale? —refunfuñe—Los sentimientos me desbordan.

—Tienes que hacer que te obedezcan, no puedes doblegarte ante ellos.

Lo intenté, esta vez con más fuerza y empeño. Fallé, aún sintiendo oleadas de ira sobrepasándome.

Desistí. Erick seguía haciendo el ejercicio, con mucho mayor éxito que yo por lo que parecía.

—Así que este es tu truco para parecer un témpano de hielo.

Me reí, haciendo alusión a su considerable tranquilidad en los momentos más complicados. Abrió uno solo de sus ojos para mirarme. Sonrió de medio lado, dejándome completamente embobada.

—Creo que eso no se puedo aplicar a ninguna situación en la que tu estés envuelta.

Y era verdad. Conmigo no era ni frío ni distante, al menos no cuando no era necesario. No necesitaba analizar la situación ni buscar un plan de emergencia. Confiaba en mí, mucho antes incluso de que yo le considerara algo más que un extraño. La cuestión era si yo confiaba lo suficiente en él.

Recordé entonces a la chica de la otra noche.

—¿Y la chica de la fiesta?

Suspiró, entendiendo que los ejercicios habían acabado por hoy. Se sacudió los pantalones y se sentó a mi lado en uno de los banquitos de piedra del jardín.

—¿Celosa?

—Curiosa diría yo—apoyé el dorso de mi mano contra mi barbilla.

—Es una amiga—el comentario me hizo poner una mueca—. Bueno, vale, puede que me haya acotado con ella, pero no es nada serio.

—Los amigos no se acuestan.

Vi mi error incluso antes de haber pronunciado la última palabra.

—Bastante hipócrita por tu parte—miré hacia otro lado, aún sabiendo que no lo había dicho para hacerme sentir mal. Si que era hipócrita. Pero la verdad era que veía raro acostarse con alguien con quien compartías una amistas. Era más de dejar cada cosa en su sitio—. No es cosa mía. Pero es que nunca pensé que tendría que competir de alguna forma con él en esto. Quiero decir, es decisión tuya, pero nunca le vi demasiado interesado.

—Emma me dijo que había estado muy preocupado—le confesé, algo confusa por sus palabras.

—Claro, al principio todos estuvieron hechos polvo.

—¿Pero?

Nada—finalizó—, supongo que es un chico reservado con sus sentimientos.

Asentí, dejándolo pasar.

El almuerzo que habían preparado ese día era una escusa para mantener una reunión con algunos de los representantes del pueblo. Se suponía que vendrían sobre el medio día, pero estaban retrasándose, así que comencé a comer sin ellos.

Los cocineros, a los que se notaba mucho más animados, nos habían preparado un buen banquete. Primero unos caldos, seguidos de una elección de carnes y pescados al gusto. Engullí tanto que para cuando decidieron llegar yo ya tenía el estómago a rebosar.

Hielo o fuego [Saga Centenarios I.] ✅Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon