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° La existencia de la realidad es la cosa más misteriosa, más sublime y más surrealista que se dé  °

Mi oficina era mi lugar favorito, mi segundo hogar, un agradable espacio que me hacía disfrutar del silencio y la paz, un íntimo lugar donde pasaba mis frustraciones y desvelos, un sitio donde las horas podían pasar como minutos y dónde la vista hacia la cuidad de Seúl era una de las mejores.

Había pasado la noche en mi mundo feliz, se me había asignado la redacción de un reportaje en Busan y las citas, entrevistas e información eran una enciclopedia completa, leía página por página sin saber cuando terminaría, de hecho, tanta fue mi lectura que no supe a qué hora me quedé dormida sobre mi escritorio, mi cabeza solo recordaba que jamás me coloqué una manta encima así que de inmediato asumí que esa fue obra de Jimin ya que él, aparte de Hoseok, eran los únicos que tenían acceso a mi oficina, además de que el último mencionado aún no aparecía y eso me tenía intranquila. 

Ordené los papeles tirados a mi alrededor y estiré los brazos tratando de desaparecer la pereza mañanera, respiré profundo y enfoque mi vista de vuelta en mi computador, la regla de oro de una reportera era no tomarse largos descansos, por lo tanto, cuando mi mente estuvo más fresca empecé a teclear letra por letra en mi teclado hasta formar un párrafo bien estructurado. Mi burbuja era nada más que mis conectores, pensamientos y yo, estaba tan inmersa en esos elementos que ni siquiera despegué la vista de mi ordenador para ver quién había ingresado a mi área. 

—¡Isiiiiiiii! —un escandaloso Jung Hoseok llegó a abrazarme, haciéndome sentir indiferente ante su gesto. Tras un día pasando distintos sucesos y enterándome de otros, él daba señales de vida como si nada pasara, no recibí ninguna llamada ni ningún mensaje de su parte así que sentirme molesta era lo más lógico en ese momento —Vamos, es hora de comer, te compré tu té y tú desayuno favorito.

—Gracias, pero debo terminar este reportaje. —aún si me encantaba el té y las tostadas con huevo y bacon en la mañana, mi deseo era exterminado por esa fea espina que pinchaba mi espalda. Las cosas no estaban bien y tenía que hacérselo saber. 

—¿No tienes hambre? Si pasaste toda la noche entre estos papeles es muy seguro que no has comido nada desde anoche. —el chico se sentó en el sillón a mi costado derecho, observando el desastre que tenía como ecosistema pues los coloridos post-it y clicks brillaban hasta en los lugares menos pensados. 

—Sí es como tú dices tal vez compre algo más tarde. —le miré desinterasada para después volverme a enfocar en mi verdadero trabajo. 

—Espera, ¿Acaso estás enojada? —bingo. Al fin se daba cuenta. 

—¿Tú que crees? —le cuestioné en sarcasmo sin mirarlo una vez más. 

—Entiendo. —agregó y yo alcé mis cejas medio sorprendida por su despite —¿Y quién fue el culpable esta vez? ¿El señor Kang? ¿Jimin? Ya te he dicho que...

—Detente ¿Si? —dejé de escribir y me giré en su dirección para encararlo. Si yo no tomaba la iniciativa nuestra conversación no iría a ningún lado y yo en serio estaba en espera de desaparecer ese pincho que me tenía inquieta —Solo te preguntaré una cosa y quiero que seas totalmente honesto conmigo. 

—Adelante. 

—Por casualidad, ¿No hay algo que quieras decirme? —mi tono fue serio y me crucé de brazos, sintiendo mi corazón doler si me respondía de la forma que yo no quería. Se supone que había confianza entre los dos pero en ese instante todo era distinto, era la primera vez que enfrentaba un problema de ese tipo con él que no sabía cómo actuar o que decir debido a mí inexperiencia con esas cosas.

Seesaw❁[MYG]Where stories live. Discover now