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° Muchas cosas están destinas a acabarse, pero la añoranza permanecerá intacta °

No encontraba la palabra exacta para definir mis sentimientos ¿Era aburrimiento? ¿Era soledad? ¿O era el hecho de sentirme de cierta manera incompleta a causa de un singular muchacho en particular?

Habían pasado dos semanas desde la última vez que lo vi, tuve intenciones de regresar a su casa, pero la advertencia de Namjoon había sido clara. Me molesté en un principio, cuestión que con el paso de los días aprendí a manejar porque quizás en minucia llegué a comprender su estado de preocupación plena. 

Si bien dediqué mi cabeza a pasar tiempo en casa y disfrutar de mi familia, Min Yoongi no era alguien a quien olvidaría con facilidad. Habíamos pasado por mucho y yo me había sacrificado al borde de lo inexplicable, así que por donde lo buscara, no encontraba lógica a querer dejar de pensar en él cuando su sola presencia estaba adherida a los adentros de mi vida. 

Me preguntaba entonces: ¿Cómo estaba? ¿Qué estaba haciendo? ¿Por qué no venía a buscarme? y sobre todo la más importante ¿Ya había vuelto a ser Min Yoongi?

Las interrogantes se cruzaban por mi cabeza pero siempre era lo mismo, acostumbrarme a la idea de no verlo se estaba volviendo necia, quitándome el sueño en ocasiones o desconectándome de mi entorno. Nunca había tenido esa clase de sentimiento, no era miedo, sino más bien curiosidad por lo desconocido.

Estaba sentada en la acera fuera de casa, esperando a Namjoon quien había ido en búsqueda de su celular, no tenía mucho que hacer en realidad, por lo tanto, comencé a rayar el concreto con una rama, considerándolo un atrayente hobbie para mi caótica existencia. No anhelaba crear una obra de arte, sin embargo agradecía que al menos mi imaginación siguiera ahí.

Visualicé feos garabatos tras empezar a dibujar, pero luego de cierto tiempo esos adefecios se convirtieron en letras y esas letras en palabras, específicamente en su nombre: Min Yoongi.

Y de nuevo era lo mismo, esa sensación de hechar de menos algo sin saber con exactitud que era lo que me faltaba. Admiraba su nombre imaginario creando lagunas a su alrededor y tratando con esfuerzo de interpretar que era lo que verdaderamente me provocaba pensar en él. 

A esas alturas, no sabía a que atribuirle su correcto sentido. 

—Iseul. —de inmediato reconocí su voz llamando mi nombre, incluso ella se había metido en lo recóndito de mi cabeza. Levanté la vista del suelo sin poder creer que de verdad estaba ahí, su mirada estaba intacta, decepcionándome un poco porque después de todo seguía siendo Suga.

—¿Cómo me encontraste? —me puse de pie tras estudiarlo a detalle. Su ropa no era tan casual y su cabello estaba algo desordenado, indicios suficientes de que había ido a algún lado conduciendo a una cuestionable velocidad —¿Sucedió algo? ¿Jungkook y tú se encuentran bien? —fue lo que se me ocurrió preguntar casi alborotando mis nervios —Vamos, di algo.

—Si... —hizo una desesperante pausa, ocasionando que mis escandalosas emociones me apretujaran —Si te prometo que cuando esté listo, te diré toda la verdad con tal de que no me hagas desaparecer ¿Estarías bien con ello?

Su discurso tan desprevenido entorpeció mi proceso de entendimiento, luego de un tiempo sin vernos, no comprendía a que venía decirme eso. Mi mente divagó por una fracción de segundo y para cuando me di cuenta mis ojos empezaron a empañarse porque una repentino efecto me hizo sentir apegada a la situación, de repente la escena me resultó extrañamente familiar.

Seesaw❁[MYG]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora