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° Si somos honestos, lo que hace que algo sea imposible no es nuestro miedo. Más bien, en nuestra indiferencia °

Cualquiera se sentiría dichoso de estar teniendo una cita con el famoso señor Kim Seok Jin, pero yo, la ex reportera encargada de desenmascararlo junto a la grandiosa historia de Agust D, se volvía a sentir toda una novata por la tranquilidad que tenía pendiendo de un hilo. Estaba sentada en una de las mesas dentro de esa nueva cafetería y me mantenía al pendiente de quien entraba y quien salía. El establecimiento estaba vacío, siendo yo la única persona que hacía compra ese día pues estando ahí, aproveché para tomarme un vaso de té helado.

Mis brazos estaban cruzados mientras que mi espalda se apoyaba en el respaldar de mi asiento, estudiaba el lugar de ambiente moderno y decorado natural, con cuadros florales y lámparas de luz blanca, un mostrador de color café que brillaba por el reciente barnizado, tapizado de color blanco y un chico que estaba encargado de la caja registradora. Miraba en busca de distracción la pantalla que transmitía vídeos de grupos Kpop y cuando iba a beber de mi té me detuve por qué vagamente recordé que por ese tipo de bebida fue que Yoongi y yo tuvimos nuestro memorable primer encuentro en la editorial. 

El vaso de color transparente desprendía sudor por lo frío de su contenido, las gotas bajaban con lentitud y yo hacía memoria de las expresiones alteradas y comentarios que ambos habíamos dejado escapar ese día, en ese entonces que lo creía un patán, alguien que solo causaba problemas, que era ese tipo de chico que no tenía ni la más mínima pizca de sentido común. Sin embargo, a pesar de verse cortante las veces que nos cruzamos, él si poseía un corazón capaz de aceptar sus errores ya que ese "lo siento" que escuché salir de sus labios me hizo querer no ser tan dura y esto que quitando el hecho que éramos una espina mutua.

—Pensé que no nos veríamos otra vez. —un chico de camiseta blanca, camisa manga larga morada a cuadros, jeans rotos, zapatillas negras e inusual cabello de tono castaño rojizo, se acercó a mi mesa en compañía de alguien que ahora también consideraba un superior.  

—Yo también lo pensé, no te preocupes. —agregué en respuesta. El ácido era inevitable entre nosotros.

—Por favor, no empiecen. Hay un asunto importante que debemos resolver. —intervino el señor Seok Jin de forma seria, tomando asiento junto con Yoongi en las dos sillas frente a mí —Iseul, después de lo sucedido con los noticieros esta mañana, de verdad me siento muy apenado contigo.

—Si le soy honesta, no me esperaba algo así ¿Cómo es que pasó? —recordaba luces, música, botellas de alcohol más en ningún punto hacía memoria de cámaras celular. 

—Fue un chico dentro del bar, él grabó todo. Desde que Yoongi comenzó a discutir hasta cuando tú y él cayeron desmayados.

—¿Y cómo es que en las tomas no se logra ver a ninguno de los dos? Porque de haber sido otro, lo primero que hubiese hecho es mandar de inmediato el vídeo a un noticiero.

—Pues por fortuna, pude persuadirlo, no evité que lo publicara pero al menos sus identidades están salvo. —me quité una fea opresión del pecho cuando le oí decir eso ya que si la situación fue planteada de ese modo no tendría porque preocuparme más adelante ¿Verdad? —No obstante... —palidecí. Había cantado victoria muy pronto. 

—¿Qué fue lo que hiciste, Seok Jin? —cuestionó Yoongi poco confiado, notando que la persona a su lado se pensaba sus palabras. Él observaba a su mayor en forma de reproche, como si supiera de antemano que una bofetada se estaba aproximando en nombre de ambos. 

Seesaw❁[MYG]Where stories live. Discover now