Capitulo 5- Viaje imprevisto

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Tomo a Lussy de la mano y me dirijo hacia la camioneta de la desconocida, amiga de mi madre.
La mujer me sonríe muy efusivamente.

—¡Hola! Tu debes ser Zoey.

Se baja a ayudarme a meter las maletas en la parte de atrás del auto.

Se percata de mi hermanita y la saluda con la misma emoción que a mi.

—¡Tu debes ser Lussy! Es un placer conocerlas, yo estudié con su madre y eramos muy buenas amigas.

Sube las maletas y nos acompaña a abrir la puerta de atrás para que Lussy entre, yo iré adelante con ella, al parecer.

Abre la puerta y mi sorpresa es ver a dos chicos que conozco sentados con cara de hastío y aburrimiento.

—Ellos son mis hijos, Nick y Noah. —Los señala—. No están tan emocionados por este viajé.

Inocente creo yo, de que conozco a sus dos hijos, la mujer sube a la camioneta después de que mi hermana se sentara en la parte de atrás. Me instalo en el asiento del copiloto y desvío la mirada del espejo retrovisor.
Me subí tan rápido al auto que creo que ninguno de los chicos se dio cuenta quien es la que los acompaña en este viajé, espero no lo hagan, la vergüenza llena mis mejillas justo ahora.

—¡Hey, Zoey! Veo que estarás atrapada en este viajé como nosotros. —El entusiasmo de Nick es leve.

Desgraciadamente mi suerte no es mucha, a demás sería extraño que mi hermanita viniera y yo no.

—¡Hola, Noah!

Mi hermanita sonríe a su niñero, este le alborota los cabellos.

—¡Oh! ya veo que se conocen. —la señora Roxane, dice emocionada—. Este viajé se vuelve más divertido ¿No chicos?

—Wuju —todos respondemos sin ánimos.

El camino del viaje empieza. Mis pensamientos viajan a la fiesta de ayer, donde fui rescatada y el ensayo de lo que tocarán en el baile...

—¿Qué pasó con la banda y el baile? —Me giro en mi asiento y le preguntó a Nick.

—Mamá me castigó, no podré asistir, la banda me reemplazó.

—Esa fiesta de ayer lo que trajo fue problemas —gruñe su madre—. Ninguno de ustedes debía ir. Tu madre me dijo lo que sucedió, no sabía que Noah cuidaba a sus dos hijas hasta ayer.

—Solo cuida a Lussy. —Me siento derecha y vuelvo a desviar la mirada.

Este viajé será largo, extremadamente, es como si mi madre hubiese sabido que es lo que más me apenaria justo ahora. Introduzco la mano en el bolsillo de mi sudadera y noto algo duro, lo saco solo para recordar que es la llave antigua de la casa de la abuela. Las llaves antiguas y sus intrincados diseños. Descuelgo mi collar y coloco en el la llave para que no se me pierda.

Mi celular suena y observo un mensaje de mi madre. Sonrió al saber que tendré un poco de libertad con algo.

—Mamá dice que por favor paremos a comprar provisiones. —Le sonrió a la señora Roxane.

Me mira con un poco de recelo y sigue manejando hasta llegar a un súper mercado.
Todos nos bajamos del auto. Noah toma la mano de mi hermanita, sigue haciendo de niñero aún si no le van a pagar.

Nick baja y camina al frente. Entro corriendo en busca de galletas. Camino por los pasillos del pequeño supermercado, y tomo dos cajas de Galletas grandes, un litro de jugo de naranja. Ruedo los ojos recordando a mamá diciendo que debo comprar cosas útiles para comer mientras ella llega, así que tomo una bandeja de queso, leche, pan y unas cuantas provisiones en lata.

Al llegar a la caja la señora Roxane me observa con una ceja levantada mirando hacia mis galletas. La ignoro y saco la tarjeta y la identificación.

Subimos al auto nuevamente y viajamos en silencio. Coloco mis audifonos y cierro los ojos pero no me permito dormir. Saco de la bolsa de compras una de las tantas bebidas energéticas que compre y me la tomo en tres tragos.
Todos en el auto me observan extraño.

—¿Qué? —pregunto al aire. Cualquiera que responda por sus caras, me da igual.

—Es que eso no es saludable —responde la señora Roxane—. No Deberías tomarlo, es todo.

Ruedo los ojos y vuelvo a mirar por la ventana.
La noche se asienta y se hace más profunda e inexorable. No puedo evitar el sueño que llega a mis párpados y al parecer la amiga de mi madre tampoco. Se detiene y se frota un poco los ojos.

—¿Qué sucede? —Nick pregunta a su madre.

—Ya estoy cansada, pero no me quiero detener, si nos detenemos llegaremos muy tarde mañana.

—Pásate para acá y descansa mamá, yo puedo continuar el resto de la noche —afirma Noah.

La mujer hace lo que su hijo pide y entonces el toma el puesto de su madre. Arranca nuevamente el auto y conduce un poco más rápido.

—¿Desde cuando no duermes? —me pregunta.

—No te incumbe.

Saco otra bebida energética y tomó un trago.

—¿Aun no haces lo que te aconseje?

—No.

La conversación que el intenta hacer muere, hasta que yo le doy pie nuevamente.

—¿Ibas a ver a tu hermano ayer? —Lo miro de reojo.

—No, tenía una cita.

—¿La arruine? —Me río un poco.

—Sí —sopesa su respuesta—. Pero no me importaba mucho, tu amiga puede ser muy insistente.

—¡No puede ser! ¿Dejaste a Camille plantada? —Me río tapandome la boca para no hacer ruido y no despertar a los demás.

—¡No me hagas sentir mal! ¡Fue tu culpa!

El transcurso de la noche se hace amena, es mas cómodo ser copiloto de Noah. Aunque claro, me encantaría serlo de Nick que ni siquiera me ha preguntado porqué desaparecí de la fiesta.

Secretos (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora