Ella ríe. —Bueno. Papá vino anoche. Salió bien. Le gusta Lay. A Lay le gusta. Jaehyun sigue siendo un idiota enorme.  ¿Cuándo volverás?

—Dos días.

—¿Te estás divirtiendo? Apuesto a que Lisa está muy contenta de que estés allí.

Había estado pensando en eso todo el día mientras estaba sola en casa, caminando sin rumbo fijo. No podía ni siquiera mantenerme ocupada por la limpieza ya que todo estaba impecable. Quiero decir, el tipo de persona que  apenas estaba en casa. Supongo que ese era el secreto para mantener los pisos limpios y los gabinetes ordenados.

Miré a mí alrededor y suspiré, deseando que estuviera aquí, preguntándome si realmente estaba feliz de que lo estuviera o si empezaba a darse cuenta de que traerme había sido un error.

—Está muy ocupada. Ni siquiera lo sé.

—¿No sabes qué? —preguntó ella. Prácticamente podía ver su ceño fruncido—. ¿Qué sucede?

—Esta cosa entre ella y yo nunca funcionará —susurré mientras miraba las paredes gris oscuro de su gran habitación.

—¿Por qué dirías eso? Obviamente, está muy interesada en ti si te invitó a ver cómo estaba en la casa de mamá. Deja de ser pesimista.

—No soy yo pesimista. Esto es la vida real. Es tan solá aquí. Tan, tan solitaria —dije sintiendo lágrimas formarse.

Ella permaneció en silencio por un largo tiempo y finalmente exhaló. —Lo siento. ¿Has conocido a alguna de sus amigas?

—Sí. Ellas son agradables. Sus esposas... no tanto.

—¿De verdad?

—Bueno, solo dos o tres son malas, el resto parece estar bien. Eso no es lo que me fastidia, sin embargo.

—¿Qué te molesta?

Mis hombros se desplomaron. —Siempre está ocupada. He estado sola más de lo que he estado con ella, lo cual está bien, la entiendo, vino aquí a trabajar y la entiendo, pero ¿por qué me pide que venga? ¿Por qué traerme? Y entonces...

—¿Y entonces?

—Es estúpido.

—Solo dilo.

—No lo sé. Es como que la Lisa que sus amigos conocen y la Lisa que conozco son personas completamente diferentes.

—¿Está actuando de manera diferente?

—No. Está actuando de la misma manera —dije—. Es la forma en que la describen... No lo sé. No lo sé. Una niña rica y estirada.

—Um...

—No. Sabes que no es así.

—Um...

Miré la pantalla de mi teléfono otra vez. —Mierda. Se acabó el tiempo. Tengo que irme, Alice. Saluda a todos y dile a mamá que no estoy bebiendo el agua.

Ella rio. —Estás en el Reino Unido, no en Australia, idiota.

—Bueno, estoy siendo cautelosa.

—Te amo. Nos vemos pronto y diviértete. Incluso si tienes que salir y explorar sin ella, hazlo. Tal vez encuentre que te encanta allí y será genial cuando regreses y la veas de nuevo. Quién sabe, tal vez tendremos que mudarnos a Inglaterra pronto.

Sonreí ante eso. —Te quiero. Te veo pronto.

Una hora se convirtió en dos. Finalmente, le envié un texto. Planes de datos condenados, no podía sentarme allí sin saber cuál era el estado de nuestra cita. La cosa era, mi texto no pasaría. Mierda. Mierda. Mierda. ¿Se suponía que debía llamar a la compañía de teléfonos móviles y hacerles saber que estaría viajando al extranjero? Gemí y me arrojé de vuelta a la cama. Estas eran cosas que la gente que viajaba conocía la respuesta.

La JugadoraOnde histórias criam vida. Descubra agora