La Jugadora

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POV ROSÉ

Jaehyun tocó el timbre a las nueve en punto de la mañana y desde entonces, el día pareció moverse rápido. Alice y yo limpiamos la casa mientras los demás ponían las mesas y sillas para la fiesta. Lisa y Lay fueron por hielo y cerveza; Jaehyun puso los equipos de música que Lay dijo que parecían que tenían más una década y provocó que Lisa y él fueran a Best Buy y compraran nuevos altavoces y un equipo reproductor de música. Alice sacudió su cabeza mientras ellos llevaban las cajas dentro. Miré boca abierta a Lisa mientras ella reía.

—No puedo creer que compraste esto. Mi mamá va a matarte, así que ya sabes —dije.
Ella sonrió y guiñó mientras abría una de las cajas.

—Sí, ella podría incluso patearte fuera de la habitación y hacerte dormir en cualquier otro sitio —añadió Alice.

La sonrisa de Lisa inmediatamente cayó. Sus ojos se apresuraron a los míos, esperando que discutiera sus palabras. Me encogí de hombros, tratando de pelear contra una sonrisa. —Te lo dije, mi mamá está loca. Nunca sabes.

Lay rio entre dientes mientras instalaba uno de los altavoces. —No las escuches, les gusta asustar a la gente.

—¿Escucharlas sobre qué? —preguntó mi hermano mientras se nos unía en el patio.

Él frunció el ceño cuando vio a Lisa. Ellos no se habían conocido porque cuando él llegó, Lisa salió por una carrera, y cuando ella regreso para tomar una ducha, mi hermano salió para llenar el auto de mi mamá con gasolina. Ahora ellos estaban de pie, enfrentándose uno al otro como si estuvieran listos para un duelo.

Mi hermano inevitablemente perdería, si la puja literalmente se volvieran empujones, pero habría un cien por ciento de ganar si fuera una batalla entre quién podía dar mejores insultos. No estaba segura de si quería presentarlos.

—¿Qué demo...? —comenzó mi hermano. —¿Eres Lalisa Manoban?

Los ojos de Lisa saltaron a mí y de regreso a mi hermano. Los míos saltaron a mi hermana y de nuevo a mi hermano. ¿Cómo demonios sabía él quien era? Lisa limpió su mano sobre sus vaqueros y la extendió para sacudir la de Jaehyun.

—Encantada de conocerte —dijo Lisa.

La mandíbula de Jaehyun cayó mientras él sacudió su mano. —¿Qué demonios estás haciendo en mi casa?

—La casa de mamá —murmuró Alice.

Traté de contener una sonrisa y fallé. Jaehyun la miró momentáneamente antes de mirar a Lisa de nuevo.

—Estoy aquí con tu hermana —explicó Lisa.

Jaehyun, si es posible, me frunció el ceño incluso más. —¿Con cuál? Rodé mis ojos. —Conmigo, idiota.
—¿Tú? —casi gritó él antes de mirar de regreso a Lisa y bajar su voz cercana a un susurro—. Estás bromeando.

Lisa parecía confundida por su reacción. Yo no. Alice, quien bajo cualquier circunstancia habría alentado a Jaehyun y lo hubiera vuelto incluso más un patán hasta que ambos se las arreglaran para hacerme llorar, rodó sus ojos y salió en mi defensa en su lugar.

—¿Por qué es tan difícil de creer? ¿Te mudaste a Australia por tres años y crees que nos conoces tan bien? —dijo ella, cruzando sus brazos.

Jaehyun se rio por lo bajo. —¿Qué pasó? ¿Te mudaste de regreso al barrio y dejaste caer la falsa atmósfera de princesa que tenías en esa pequeña y bonita casa rojiza tuya?

—¿En serio vas a comenzar esto en el día que papá  regresa a casa? —pregunté, mirando hacia mi hermano.

Eso lo despejó. Él tomó una profunda respiración y la dejó salir lentamente. —Lo siento. Yo solo no esperaba esto y definitivamente no esperaba que ella viniera contigo.