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POV ROSÉ

¡Inglaterra! ¿Cómo demonios terminé aquí? Era todo en lo que podía pensar cuando llegué al aeropuerto y pasé por seguridad. Entonces de nuevo, cuando abordé el avión y me senté dentro de un cubículo privado en primera clase. Estaba en el paraíso. Estaba segura de eso. La última vez que volé fue en la última fila de una aerolínea llenísima que había estado retrasada siete horas.

Y ahora, estaba sentada aquí, en este cómodo asiento y no tenía idea de cómo reclinarlo o moverlo. Miré a la gente en la fila junto a mí por un pequeño rato, tratando de descubrir si yo podría imitar sus movimientos.

Después de dos horas de estar inquieta, me tragué mi vergüenza y le pedí ayuda al asistente de vuelo.

No había visto a Lisa en varios días, y se sintieron como una eternidad. No estaba segura de cómo o cuando me había vuelto tan acostumbrada a ella, pero la extrañaba. Dormí la mayor parte de mi vuelo, lo cual fue bueno porque cuando aterricé en Manchester eran solo las once de la mañana en punto, mientras que eran las seis en punto en mi horario. Fui directo al baño para refrescarme después de que bajé del avión.

Mi corazón estaba vibrando salvajemente mientras terminaba y tomé un último vistazo de mí misma en el espejo. Mis mejillas estaban sonrojadas, mis ojos estaban brillantes, mi cabello estaba cooperando sin tener rizos en las suaves ondas que bajaban por mis hombros.

Lisa me había advertido que podría estar en los diez grados la mayoría del tiempo, así que yo estaba vistiendo una camiseta de algodón blanca de mangas largas y una chaqueta verde encima.

Caminando hacia el frente del aeropuerto, pasé a varios hombres con carteles, pero di un doble vistazo cuando vi mi nombre escrito en uno de ellos. El hombre lo notó y lo meneó un poco hasta que asentí para confirmarlo. Caminé hacia el sujeto, quien estaba usando una chaqueta sobre una bonita camisa y vaqueros.

Era alto y lucía quizás de más de cincuenta, con oscuro cabello rojo y una ligera barba a juego. Sus ojos eran el más azul de los azules, y su sonrisa era... inexistente. Lucía casi molesto por mi presencia, pero después de todo lo que Lisa me había dicho sobre Nana y cómo ella lo había usado, suponía que las personas en su vida sería cautelosos sobre un recién llegado y decidí no dejar que me afectara.

—Hola —dije mientras me paraba en frente de él.

Él bajó el cartel, ojos azules inspeccionando mi rostro por un largo momento. Finalmente, él ofreció una sacudida a mi mano. —Soy Sergio, el agente de Lisa.

—Rosé. —Me sonrojé, alejando la mirada momentáneamente— Obviamente.

—He oído cosas buenas sobre ti —dijo él.

Lo miré por un buen momento. —No suenas para nada como lo había esperado.

—Ah. —Él sonrió—. Soy un español viviendo en territorio inglés.

Bueno, eso lo explicaba. El parloteo alrededor de nosotros era definitivamente más de lo que había esperado. Mi cabeza volteó de aquí para allá mientras miraba amigos y miembros de la familia reunirse los uno con los otros.

Era reconfortante oír a alguien hablando el idioma que yo hablaba en casa, pero es extraño oírlo en un acento tan diferente. Lo había esperado, pero realmente experimentarlo era una historia diferente.

Miré a Sergio. —¿Lisa está en el auto?

—Ella tenía que ir a practicar así que me pidió que viniera a recogerte. O me lo ordeno, mejor dicho —gruñó la última parte.

La JugadoraTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang