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POV ROSÉ

Estar fuera de Nueva York con Lisa definitivamente fue diferente. Ella manejaba su propio auto aquí, y aunque no tenía seguridad personal, siempre parecía tener gente a su alrededor. Su agente, su asistente, compañeras de equipo, empleados, solo gente todas partes Todo. El. Tiempo. Esperé a que se duchara y se vistiera después de la práctica y nos dirigimos a un restaurante con sus "compañeras" como las llamó. En el auto, sostuvo mi mano y sonrió.

—¿Estás segura que estás lista para esto? Puedo cancelar —dijo, pero pude ver que no quería cancelar, así que sonreí y le aseguré que estaba bien.

Me pregunté si las desagradables chicas iban a ir. Si iban, iba a ser una larga comida. Pero, tenía que comer de todas formas y realmente quería ver a Lisa en su elemento. Había estado conmigo en tantos lugares que normalmente nunca habría pisado. Era lo menos que podía hacer.

—¿Te gusta lo que has visto hasta ahora? —preguntó mientras cambiaba de marcha.

Mantuve mi mano debajo de la suya, lo que significaba que ambas estábamos cambiando de marcha juntas. También significaba que temía que cualquier movimiento que hiciera enviaría al auto en sobre marcha o algo, así que mantuve mi mano tan inerte como pude.

—No he visto mucho aparte de vallas publicitarias, jugadores de fútbol calientes, y jugadores de fútbol calientes en vallas publicitarias.

Sonrió manteniendo sus ojos en la carretera. —¿Estaba desnuda en alguna de ellas?

—¿Quién dijo algo sobre ti? —pregunté, mirando por la ventana para esconder mi sonrisa.

—Dijiste jugar, fútbol y calientes.

—¿Así que asumes que estoy hablando sobre ti? —pregunté, riendo mientras la miraba.

Su mirada cortó la mía. —No tengo que asumir, nena. Lo sé. Rodé mis ojos.

—¿Has visto la mía en ropa interior?

—¿Qué? ¡No!

Miró hacia mí, sus ojos arrugándose por la diversión.

—No estoy seguro si lo estás diciendo de esa forma porque no viste esa o porque estás celosa de que otra mujer me vea en ropa interior.

Tomé la mano que estaba debajo de la suya y la puse en mi regazo mientras miraba por la ventana de nuevo, mirando los autos yendo en la posición opuesta pasándonos. Realmente no me encantaba la idea de otra mujer viéndola en ropa interior, pero no es como si le hubieran visto todo el paquete, aunque basada en las fotos que había visto, muchas de ellas sí la habían visto.

—¿Rosé? —dijo, su voz vacilante.

—Supongo que realmente no me molesta. —Miré hacía ella encogiéndome de hombros—. Quiero decir, podría posar en lencería para algún fotógrafo y tener mis fotos publicadas para que otros hombres las vean y realmente eso no podría molestarte, así que...

Ella frunció el ceño profundamente. —Por supuesto que me molestaría.

—¿Sí? —Incliné mi cabeza—. ¿Por qué?

—Porque eres mía.

La miré por un largo momento, estudiando el lado de su rostro y la forma en que sus labios estaban fijos en una fina línea. Su ceño todavía estaba claro desde este ángulo, su mandíbula se fijó mientras sus dientes se apretaban y se aflojaban.

—Así que lo que estás diciendo es que tú no eres mía —digo finalmente. Sus ojos cortan los míos.

—Nunca dije eso.

La JugadoraWhere stories live. Discover now