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POV LISA

Para el momento que llegué a la oficina de mi hermano, ira era todo lo que sentía. Lancé el sobre de manila en su escritorio y crucé mis brazos. Él inclinó su cabeza con el ceño fruncido.

—Deberías irte y regresar cuando te hayas calmado y encontrado tus modales - dijo.

—Seguro. Justo después que encuentres tus bolas.

Dejó salir una risa entre dientes y se inclinó hacia adelante en su asiento para abrir el sobre. El USB se deslizó fuera de este, así como lo hizo el papel. Lo leyó con una confusa mirada en su rostro.

—¿Qué se supone que haga con esto? —preguntó, recogiéndolo y deslizándolo en la unidad de su computadora.

Paseó la longitud de su oficina mientras daba clic sobre el mouse.

—¿Qué demonios es esto, Lisa? —preguntó. Pude escuchar la clara confusión en su voz, y dejé de caminar para encontrar su mirada.

Cuando éramos pequeños habíamos jugado el juego de miradas más que cualquier otra cosa. Él siempre se había derrumbado primero, cayendo en un ataque de risa antes que siquiera llegáramos a medio minuto. Cuando mentía sobre algo, yo siempre era la primera en llamarlo mentiroso. Tal vez ya no somos niños, pero todavía éramos familia. A través de lo bueno y lo malo, como dijo Rosé. No importa cuánto tiempo estuvimos separados, éramos hermanos. Familia. Un año atrás, no lo habría perdonado si me hubiera hecho esto, pero mientras estaba ahí de pie, mirando a los mismos ojos que yo tenía, pensando en nuestra niñez y en las palabras de Rosé, sentí que si se explicaba y se disculpaba con ella, sí podría perdonarlo.

—¿Hiciste esto?

—¿Hacer qué?

—Enviarle esto a Rosé.

Rodó sus ojos y se mofó. —Por supuesto que esto es sobre esa chica.

—¿Lo enviaste? —pregunté, más alto, acercándome a su escritorio, preparándome en el lado opuesto a él.

—¿Por qué de... —Dejó salir una respiración áspera y sacudió su cabeza, pellizcando el puente de su nariz—. Lisa, ¿en serio... —Hizo otra pausa, sacudiendo su cabeza como si estuviera tratando de hacer espacio ahí para algo tan loco que no podría caber.

—¡Responde la pregunta!

—No sé qué me preocupa más, que pienses que tengo tiempo para jugar estos estúpidos juegos o el hecho de que estés ansiosa por saber la respuesta. Esta eres tú, Lisa. Eres tú. Tal vez es mejor que ella lo vea ahora y no después que le compres un maldito apartamento. —Sus labios temblaron—. Tal vez debería usar otro ejemplo.

Me senté en una de las sillas delante de él y suspiré. No estaba de humor para intercambiar insultos ahora mismo, no importa cuán estúpidos fueran. Tenía que averiguar quién diablos le enviaría esto a Rosé. Nadie más sabía sobre ella.

—¿Quién haría esto?

—Tal vez Sergio.

Sergio, mi agente, sacudí mi cabeza. De ninguna manera. Ni siquiera le había hablado a Sergio sobre ella. Le dije a mi hermano del mismo modo y se encogió de hombros.

—Quien sea que lo hizo tiene acceso a ti. Es alguien con la que estás con frecuencia. —Regreso la mirada a la pantalla—. ¿Cuántos tríos has tenido?

—Suficientes.

—Cristo. Debería haber cambiado mi apellido y haberme mudado a España.

A pesar de mí misma, me reí, aunque cayó en el momento que mi mirada atrapó un vistazo del sobre de manila en la parte superior de su escritorio de nuevo. Mi hermano se dio cuenta.

—¿En serio esta chica significa tanto para ti o solo estás asustada que estas fotos salgan y empañen tu reputación?

Mis labios se curvaron en una sonrisa tensa. —Quieres decir, confirmar mi reputación.

Él se rio, diversión resplandeciendo en sus ojos. —¿Así que esto es sobre la chica?

—Ella no es como Nana —dije, con la esperanza que la finalidad de mi voz viajara hasta él.

—Si tú lo dices.

—No lo es. Ella es... buena. Real.

—¿Es porque no tiene tetas falsas e inyecciones de labios?

Rodé mis ojos. La mayoría de las mujeres con las que había salido tenían tetas falsas. Eso no las hizo menos inteligentes o hermosas. —Melanie tiene tetas falsas.

Su sonrisa se amplió. —Pagué un buen dinero por ellas.

—Eres tan idiota.

Dejó escapar un pesado suspiro y frotó su rostro. —Mira, Lisa, sabes que te amo y a pesar de toda la estúpida mierda que has hecho, intento apoyarte, pero después de lo que pasó con Nana...

—No es como si ella hubiera vaciado mi cuenta bancaria y me hubiera dejado necesitando dinero. Tengo una buena vida, ¿sabes?

Me disparó una mirada. —Actuaste como una pequeña niña rica perdida después que ella te jodió y nosotros fuimos quienes tuvimos que lidiar con las preguntas y el jodido CNN llamándonos a diario para obtener entrevistas exclusivas sobre Lalisa Manoban y su sombrío futuro en el fútbol.

Incliné mi cabeza y miré el suelo. No era algo de lo que había estado orgullosa. Recibir las llamadas histéricas de mi mamá, y peor, mis abuelos diciéndome que no me criaron para ser el tipo de joven que trataba a las mujeres con tal falta de respeto después de que le dije puta a Nana en un periódico local luego de una noche de consumo excesivo de alcohol.

El golpe más grande fue cuando mi padre finalmente dio su entrevista exclusiva y me llamó una "bastarda-nada-buena" que él "siempre supo que sería una decepción". Esas palabras siempre estarían grabadas en mi cerebro. Miré a mi hermano de nuevo, encontrándome con su mirada una vez más antes de ponerme de pie para irme.

—Rosé es la mejor cosa que me ha pasado en un tiempo realmente largo, y no voy a dejar que nada lo arruine.

—Lisa —llamó mi hermano. Cuando miré por encima de mi hombro, estaba mirándome con una solemne expresión—, espero que sepas que no necesitas ninguna ayuda para joderlo, e incluso si no lo arruinaras, ustedes viven en países distintos.

Él no estaba equivocado, pero iba a hacer todo lo que estuviera en mi poder para disfrutar el tiempo que tenía con Rosé y eso significaba, no dejar que nadie más venga a meterse entre nosotras.

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La JugadoraOnde as histórias ganham vida. Descobre agora